domingo, 2 de septiembre de 2012

MODOS DE ADAPTACION EN LA MADUREZ


En el campo laboral, en la vida conyugal y en la familiar, se presentan los impactos de las tensiones, como murallas de incomprensión, ya que no siempre hay comunicación profunda, porque los mensajes que se envían y reciben nacen en distintos contextos.
La vida social también presenta dificultades, por la necesidad de participación ante la presencia de personas más capaces, más enérgicas que no aceptan totalmente la opinión del adulto mayor, las generaciones nuevas empujan y avasallan.
Se supone que el adulto mayor podrá mantener una flexibilidad que le permita ser fiel a lo vivido y abierto a lo que está por venir.
Aquí nace la conveniencia del conformismo, al buscar la estabilidad, al querer conservar y mantener un esquema de valores e ideales, de un tiempo históricamente distinto, por lo que el conformismo es un peligro de muchas amarguras, si no se es capaz de mantener los ojos abiertos al cambio, el ánimo joven y flexible.
Tal vez, la necesidad más amenazada, en el adulto mayor es la de sentirse proyectado hacia el futuro con posibilidades reales, y alcanzar metas fomenta una permanente actitud de aprendizaje que le permita ajustarse con éxito, como individuo, a un medio social determinado.
Las frustraciones de no alcanzar las metas lo llevan a una gama de reacciones: amargura, mordacidad, hastío, deseo de litigio y lucha, espíritu sistemático de crítica, malhumor, egoísmo, desconfianza, susceptibilidad, hipersensibilidad, extravagancia para no pasar desapercibido, avaricia, miedo al ambiente, cólera ante los demás, agresividad a flor de piel disfrazada de ternura.
Agresividad compensatoria
De la frustración se deriva una conducta defensiva, que puede ser un camino de inhibición y bloqueo que lo llevará a una vida de aislamiento y soledad; o podría ser el camino de ataque al exterior que le mitigue el sufrimiento interno por la insatisfacción.
El adulto mayor se percibe como útil y eficaz y cuando no lo consigue aparece la agresividad, como único medio de comunicación.
El ser humano necesita permanentemente amor y afecto y cuando esas posibilidades están amenazadas, aparece la angustia irremediablemente; en la regresión hay una búsqueda de tutela que se hace necesaria y no es sólo acaparar afecto, ternura y dedicación, es una mezcla agridulce de agresividad-ternura; es dominar a los demás queriéndolos; es dominar por la tutela, querer por el dominio y controlar a los demás por suave despotismo.
Esta mecánica compensatoria puede tener cauces positivos, cuando la ternura se entrega a los hijos y nietos y se configura en imagen patriarcal o matriarcal, según el sexo del adulto mayor, alcanzando las metas, no se siente estorbo para los que le rodean.
Adaptación progresiva
Es la solución sana a la tensión provocada del “yo” y “no yo”; la inadaptación se da cuando los obstáculos desencadenan amenazas a la “integridad-unidad del yo” como totalidad; el alivio puede encontrase en los mecanismos de defensa.
Entonces, la verdadera adaptación se da al establecer el equilibrio del “yo” con ese otro mundo (interior o exterior), disociado de la unidad-integridad, es el “no yo”. La adaptación es un proceso con mecanismos conscientes o inconscientes, a más conscientes más liberado está el adulto mayor de la acción “manipuladora” de los inconscientes que laten en sus capas más profundas.
Para la adaptación progresiva, es necesario conocer algunos requisitos indispensables; en primer lugar hay que comprender cómo, por qué y de qué modo el adulto mayor asimiló las experiencias traumáticas que le han llevado a la inadaptación, después es preciso saber cómo siente y vive esa inadaptación, ya que no se manifiesta igual en todas las personas.
También se debe valorar la influencia o no, en el porvenir, de esa inadaptación. Habrá que remover obstáculos identificables e individualizados; localizarlos y removerlos no es tarea fácil, sin embargo, al lograrlo, se dará el inicio para la adaptación sana.
Otro paso, es adecuar medios para no hacer esfuerzos ineficaces, encontrando los métodos, instrumentos y personas adecuadas para lograr este objetivo.
Tal vez se requiera renunciar a metas, aunque sea doloroso, porque significa “fracaso”, que no todos soportan; el respaldo es crear metas sustitutivas que impiden otro vacío doloroso.
La reducción del nivel de aspiraciones, es plantear metas abordables de acuerdo a las capacidades, posibilidades, medios y condiciones personales, así se plantearán con realismo las metas propuestas.
El adulto mayor deberá comprender que no es posible pretender alcanzar las metas utilizando los medios de siempre, por razones biológicas, psíquicas y sociales.
La adaptación es un proceso dinámico relativo, ya que pueden aparecer factores que desencadenen crisis; lo importante es reaccionar con una respuesta “suficientemente” capaz de permitir al adulto mayor hacer frente a las exigencias internas y externas, a los esfuerzos, conflictos, frustraciones y situaciones que puedan amenazar el equilibrio personal.
Como todo proceso humano, la adaptación tiene sus altibajos, por inesperados, aún positivos o negativos, y al ser externos no se pueden controlar a voluntad; los factores del dinamismo personal aparecen cuando no se tienen los recursos necesarios para afrontar las propias situaciones personales que alteren el orden conquistado.

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