sábado, 6 de abril de 2013

Profesionalismo & Liderazgo


¿Qué significa "ser profesional"?¿Cómo saber si estamos ante alguien profesional? ¿Cómo saber si nosotros mismos realizamos nuestro trabajo de un modo profesional? Estas preguntas no encuentran una respuesta única, ni simple. Esto se debe a que el término "profesionalismo" no siempre se define claramente y resulta bastante vago. Pero si de algo podemos estar seguros, es que el profesionalismo comparte muchas características definitorias con el liderazgo. A saber:
Proactividad: la persona profesional tiene la habilidad de anticipar problemas y desafíos y responder a ellos antes de que sucedan. Puede utilizar su juicio para responder a situaciones y recuperar las experiencias pasadas (exitosas o no) para encontrar respuestas específicas a desafíos presentes. En un líder, la proactividad es la cualidad de carácter sobre la cual se asientan las capacidades de planificación, adaptación y proyección, esenciales para conducir organizaciones.

Competencia: la persona profesional muestra dominio de las habilidades necesarias para hacer su trabajo. Su competencia es demostrada tanto en el desempeño de excelencia ante las tareas ya existentes, como en la buena predisposición para aprender nuevas. La competencia se refleja también en la iniciativa, la colaboración y el apoyo al trabajar junto a otras personas. De una persona competente emana confiabilidad, lo que la convierte en un ejemplo a imitar por los demás. Este aspecto hace de la competencia un atributo destacado del liderazgo.

Seguridad: una persona profesional confía en sí misma y está segura de que aquello que hace es correcto. Esto podría confundirse con "arrogancia", pero una persona segura es diferente de una persona arrogante: está deseosa de corregir los errores y de recibir una crítica constructiva sobre su desempeño. Una persona segura genera confianza a su alrededor y actúa como modelo de desempeño para los demás.

Comunicación: un profesional se comunica abierta y honestamente. Es capaz de articular (verbalmente y por escrito) sus pensamientos, ideas y preocupaciones, de tal manera de lograr la comprensión de las personas con quienes interactúa. Un comunicador profesional no siempre habla; la mayor parte del tiempo lo usa para escuchar atentamente a los otros. Un líder también dedica mucho tiempo y esfuerzo a escuchar, a comprender expectativas y necesidades, para luego poder dirigir a las personas hacia aquello que desean.

Facultamiento: una persona profesional siempre se esforzará por hacer que los demás tomen sus propias decisiones. Les facultará a explorar y aprender y les apoyará durante sus procesos de toma de decisiones. El facultamiento es un recurso gerencial que permite a una persona multiplicar los medios con los que cuenta habitualmente para hacer su trabajo. Este es el estilo propio de los líderes efectivos, ya que les permite liberar y multiplicar las potencialidades de sus colaboradores para obtener más sinergia, confianza y mejores contribuciones.
Resolución de conflictos: en cualquier lugar de trabajo existen conflictos interpersonales. La persona profesional no sólo se mantiene fuera del chisme y del rumor que encienden los conflictos, sino que anima a los demás a hacer lo mismo. De esta manera, puede permanecer objetiva y apoyar a aquellos en conflicto a resolverlo. La persona profesional escucha todos los puntos de vista sin juzgar y anima a las partes a desarrollar soluciones. Un líder reconoce que los conflictos interpersonales obstaculizan el logro de resultados, por lo que faculta a las personas involucradas a tomar decisiones que resuelvan sus diferencias.
Relación con el cliente: la persona profesional mantiene un contacto permanente con el cliente. Sabe que la comunicación honesta y clara es la mejor para hablar con el cliente, sobre todo si éste debe ser informado de algo "desagradable". Además de informar, un profesional permanece comprensivo y seguro ante el cliente. Análogamente, un líder siempre se mantiene "enfocado en el cliente", escuchándole, asesorándole y esforzándose por dar respuesta a sus necesidades. También procura que todos los elementos clave de su organización (la misión, la visión, los sistemas, la información, los procesos y las personas) tengan como orientación central el cliente.
Metas: la persona profesional se mantiene orientada hacia sus metas. Para ella, llegar simplemente al final de cada día no da un sentido de logro. En cambio, acercarse un paso más hacia su meta cada día le proporciona ese sentimiento de satisfacción y cumplimiento. Un líder también se esfuerza por lograr continuamente sus objetivos y apoya a otros para que definan y alcancen sus propias metas.

Valores: la integridad es muy importante para un profesional, quien busca siempre modelar sus propias normas según altos estándares de exigencia. Esta persona procura integrar los valores de su lugar de trabajo con los propios y busca siempre superar las expectativas. De manera similar, un líder actúa de acuerdo a sus valores. Clarifica y revisa permanentemente estos valores, al igual que los de su organización y aquellos de sus liderados.
Estos paralelismos entre el profesionalismo y el liderazgo nos sugieren que, si actuamos de manera profesional... es muy probable que estemos en camino a convertirnos en líderes!
Palabras claves: aptitud, competencias, crecimiento profesional, excelencia, experiencia, éxito profesional,liderazgo, habilidades, profesionalismo


El éxito duradero del Liderazgo

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Sólo el carácter personal, los principios y los valores del líder pueden nutrir y producir éxito duradero. Comprometiendo carácter, principios y valores, los líderes pueden lograr resultados duraderos, pero también es posible que se destruyan en el proceso. James Michener ilustra esto en su libro, El águila y el cuervo.
Michener describe los resultados logrados por dos generales y líderes rivales, Sam Houston y Santa Anna. Los dos hombres eran similares de muchas maneras. Eran ególatras, valientes, ambiciosos, temperamentales, astutos, rápidos para tomar decisiones, etc. Ambos eran generales y presidentes de sus países respectivos. Pero, a pesar de las similitudes, producían resultados con enormes diferencias. Aunque no siempre se lograba inmediatamente, Sam Houston presenciaba la victoria final de casi todo lo que trataba de lograr. En palabras de Michener:
"El dejaba todo lo que tocaba un poco mejor que antes, él asumía responsabilidad por ello".
Como resultado, Sam Houston ahora "ocupa un lugar en el trono del corazón de Texas".

Lo opuesto es verdad sobre Santa Anna. Michener escribe,
"... cuando finalmente salió de la escena nacional, dejó a México infinitamente peor de lo que había sido cuando él llegó a asumir el control ...¿Cómo líder político, no sólo era un desastre, sino lo que era peor, una vergüenza".
Como resultado, en México hoy, "no existe un gran monumento nacional que le rinda honores aunque él era la figura dominante de su época. Los mexicanos tratan de olvidarlo".

¿Qué marcó la gran diferencia en los resultados de estos dos hombres que eran tan similares en muchas maneras? Michener concluye,
"Similares en mucho, diferían en una dimensión crucial. Houston tenía un corazón de roble, siempre leal a los principios que él había engendrado y los cuales él había nutrido durante su carrera de batallas. Santa Anna era un sauce que se doblaba, subordinado a toda tormenta, elegante y osado pero nunca fiel a ningún principio, ni siquiera a los que él mismo diseñaba".
Luego Michener resume,
"Un líder nacional puede acumular una cadena espectacular de resultados temporales, pero a menos que su carácter haya sido forjado en el fuego de la integridad y sus acciones en el crisol de la razón, la historia rehusará a estamparlo con el sello de la grandeza".
Al igual que las raíces de un árbol, las fuentes del éxito del liderazgo están debajo de la superficie. Son el carácter personal, los principios y los valores del líder. Los líderes más exitosos se esfuerzan por desarrollar estas "raíces" ellos mismos, en otros y en la organización que dirigen. Lo hacen porque han aprendido que...
"de un árbol no se pueden obtener buenos frutos, a menos que cuide de las raíces"

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