miércoles, 1 de diciembre de 2010

Equipos: Relaciones íntimas

La palabra intimidad deriva del latín intimus. Es decir, "lo más interior", "el fondo de", de donde proviene intimare (llegar adentro de algo, dar a conocer). Esto nos dice que la intimidad alude más a la voluntad de comunicar algo con franqueza, que a la cercanía emocional.

En las organizaciones, la intimidad comienza con el compromiso de conocer a la gente que está detrás de la máscara de un título, un puesto, o una función. Los integrantes de un equipo donde reina la intimidad conocen las predilecciones de los demás. Exponen con franqueza sus creencias, sentimientos, pensamientos y aspiraciones.

Más Lealtad

Si uno dirige un grupo donde hay intimidad, puede obtener más lealtad de la que se gana con una mera posición de autoridad. También obtendrá mayor continuidad, pues los empleados que se sienten valorados, suelen quedarse en la organización.

¿A qué se refiere?

La intimidad en un equipo no tiene que ver con entrometerse en los secretos, trasgredir los límites del decoro, ni husmear en los asuntos privados. La intimidad no procura presionar a nadie para que revele los detalles de su vida personal ni sus deseos personales. Lo que cuenta son las opiniones verdaderas sobre una idea; sus incertidumbres; nuestras opiniones sobre los fracasos -propios y ajenos- y las "vacas sagradas".

¿No es una desventaja?

Aunque la intimidad ofrece una rica sensación de participación, también implica vulnerabilidad. Cuando alguien explora sus modelos mentales, su visión y valores personales, queda "expuesto" (mental, emocional y socialmente). No dispone de libertad para hacer cosas a hurtadillas, para retener información, para fingir que sabe algo que no sabe, o para proponer o ejecutar normas que lo favorcen a costa del equipo. La intimidad requiere que seamos dignos de confianza, porque sabemos que un propósito común nos une al equipo. La falta de confianza que prevalece en la mayoría de las organizaciones no es la causa de la falta de intimidad, sino un síntoma de ella.

¿Podré afrontarla?

Muchos directivos dudan del valor de la intimidad y de su capacidad para afrontarla. "¿Cómo puedo entablar intimidad con toda la gente de mi equipo -se preguntan-, cuando no tengo tiempo para hablar con todos los nuevos?". Puede requerir más tiempo y atención al principio, pero pronto permite ahorrar tiempo. La gente que se entiende íntimamente desperdicia menos esfuerzos.

Malentendidos sexuales

Algunos directivos, temen que esta actitud pueda provocar malentendidos sexuales. Otros temen al racismo, o incómodas desaveniencias. Pero la intimidad no equivale a sexualidad en el lugar de trabajo, ni significa dar rienda suelta a los impulsos emocionales. La gente que tiene experiencia con la intimidad, sabe que expresar los sentimientos es una aptitud como cualquier otra. Mejora con la práctica.

Una organización que desee atraer a los mejores no tiene más opción que permitir la manifestación de sentimientos humanos en el lugar de trabajo, reconociendo a la persona como una totalidad, no sólo como una función.

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