sábado, 4 de diciembre de 2010

Se puede copiar...

Por lo general, durante la educación formal se considera que copiar el trabajo de otras personas es hacer trampa, pero esto no debería trasladarse a otros entornnos...

Salvo que usted esté haciendo un examen para medir sus conocimientos, copiar está bien. El cerebro aprende mejor imitando a otras personas que tienen gran pericia, y el estudio y emulación del trabajo de los demás puede ayudarle a mejorar sus cualidades existentes. Tratar de aprender sin aprovechar las ventajas de este principio rector del cerebro es contraproducente. Imagínese un niño que intenta aprender a hablar y al que sus padres le dicen: "No imites las palabras que mamá te dice. ¡Eso es hacer trampa! ¡Arréglatelas tú solo!"

Para ver este principio rector del cerebro en acción, observe a un niño aprendiendo una nueva técnica. El niño estudia el modelo de función atentamente, tratando de copiarlo exactamente igual. Utilizando esta capacidad, aprende rápidamente la nueva técnica, gracias a la intensa observación y emulación de la práctica.

Nuestro cerebro funciona, tanto consciente como inconscientemente, para remedar un comportamiento o la ejecución de una técnica hasta la perfección, recurriendo a la búsqueda de un modelo al cual imitar. Tras identificar un modelo aceptable, el cerebro estudia conscientemente su comportamiento y lo imita.

El cerebro también copia los comportamientos de manera inconscientemente. Cuando escuchamos hablar a alguien, el cerebro inconscientemente detecta las frases y gestos preferidos del orador. Sin siquiera darnos cuenta empezamos a imitarlos, utilizando muchas veces las mismas frases.

Durante una reunión, varios directivos realizaron una presentación ante el consejero delegado de un plan de explotación. El consejero delegado de esta empresa emplea con frecuencia la palabra "notable" para describir datos o comportamientos que son poco habituales o impresionantes. En la presentación del plan de explotación, todos los oradores utilizaron la palabra "notable" un promedio de seis veces durante cada una de las exposiciones de diez minutos de duración. ¡Notable!

Debemos ser más conscientes de la capacidad natural de nuestro cerebro para imitar actividades, ya que también podemos imitar comportamientos inadecuados o defectuosos. Es posible que ni siquiera nos demos cuenta de que estamos imitando el comportamiento, hasta que lo hayamos imitado "a la perfección". Si esto sucede, tendremos que buscar conscientemente un modelo nuevo, y más apropiado de imitar, a fin de reemplazar el antiguo. Cuanto más tiempo lleva establecido este antiguo e inconveniente modelo, más tiempo necesitará el nuevo y conveniente para reemplazarlo.

El principio rector de la imitación significa que los modelos de pensamiento de nuestros cerebros reflejan el entorno en el cual existimos. Muchos expertos en psicología y autoayuda recomiendan, para tener más éxito, que nos asociemos con personas de éxito. Para aplicar esto, debemos examinar a las personas que nos rodean, observar los comportamientos que estamos imitando y preguntarnos...
¿Nos proporcionan un modelo para el éxito?


¿Seré un buen modelo?
Si deseamos ser un ejemplo para quienes nos rodean, debemos ser muy conscientes de nuestras virtudes y defectos. Sólo así podremos trasmitir las primeras y desalentar los segundos...

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