domingo, 24 de febrero de 2013

Cómo tomar decisiones 1


Elegir la opción adecuada       
            Ha llegado el momento en el que has recopilado suficiente información y has elaborado una lista de las opciones disponibles. Ahora, sólo falta decidir cuál es la mejor. En algunos casos, al llegar a este punto, estará claro cuál es la solución idónea. De no ser así, lo más probable es que tengas dos o tres favoritas y hayas descartado el resto.
El método ideal para dar con la solución óptima es seguir el criterio de la eliminación. Imaginemos que, de entrada, dispusieses de seis o siete opciones. Durante la preparación, es decir, la recopilación de datos y la consulta a los demás, habrás reducido la lista a tres o cuatro opciones viables. A continuación, tendrás que ir repasando cada opción y descartando progresivamente las que consideres menos interesantes. No tardarás en tener una única opción o tal vez dos.
Evita los prejuicios.- Al valorar las distintas opciones haz un esfuerzo por dejar a un lado los prejuicios personales. De lo contrario, podrías inclinarte por una opción simplemente por ser la que se te ocurrió a ti. O puede que te incomoden ciertas soluciones porque no favorecerían a tu departamento. 
Por ejemplo, al pensar en los coches de empresa, podrías caer en la tentación de elegir la opción que te permita mantener tu coche de empresa. Olvida tus preferencias personales y analiza las distintas alternativas desde un punto de vista objetivo.                         

Valorar las opciones        
            Cuando tengas varias opciones y no sepas por cual decidirte, te aconsejamos que valores los puntos positivos y los negativos de cada una de ellas.
Analiza cada posible solución por separado para descubrir sus virtudes y sus defectos. Consulta las notas que tomaste durante la recopilación de datos (o el resumen de los mismos) para conocer los detalles relevantes. No olvides escribir tu objetivo en una hoja y tenerla a mano durante el proceso de selección para comprobar que la opción elegida es acorde con éste.
Uno de los aspectos que has de valorar es el riesgo y las ventajas de cada una de las alternativas. En caso de que este criterio no te permita elegir una opción podrás recurrir a otros métodos de selección. Pero, por ahora, explicaré un poco mejor el criterio de valoración según los riesgos y las ventajas.
Este método es el más importante para valorar las distintas soluciones. No podrás saber qué opción es la más indicada si desconoces las consecuencias que tendrá su aplicación. Eso implica valorar los puntos en contra pero también los que tenga a favorLa fórmula más sencilla para lograrlo sería imaginar lo peor y lo mejor que podría ocurrir.
Escribe lo peor que podría pasar con las distintas opciones: la producción se detendría, perderías un cliente importante, si no eliges al candidato adecuado éste no será eficaz y el puesto volverá a quedar vacante en breve, podrías desperdiciar la mitad del presupuesto o el edificio se podría derrumbar.
A continuación, anota qué sería lo mejor que podría ocurrir: la producción se duplicaría, tú mejor cliente estaría encantado, al elegir al candidato perfecto el trabajo mejoraría de forma espectacular, los ingresos del departamento se multiplicarían, al trabajar en una oficina nueva, mayor y más luminosa el ánimo y el rendimiento del equipo subirían por las nubes.
Pero antes de llegar a una conclusión debes valorar dos factores:
-Por un lado, determinar si los inconvenientes y las ventajas son equiparables.
-Por otro, qué posibilidad hay de que se dé una u otra situación.   

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