martes, 23 de noviembre de 2010

DALO POR TERMINADO

El ser humano es el único ser capaz sobre la faz de la tierra de remontarse al pasado o proyectarse al futuro a través de uno de nuestros prodigiosos dones como lo es la imaginación secundada por nuestra excepcional y maravillosa mente.

Sin podernos mover aunque sea un ápice del presente físicamente hablando mentalmente nos podemos trasladar a través del tiempo, del espacio y también recrear lo que sucedió, lo que sucederá e incluso, lo que está sucediendo. Y aunque físicamente sea IMPOSIBLE vivir en el pasado o en el futuro pues siempre estamos en una realidad actual flotante donde estamos imbuidos, en la mente muchos persisten en irse del presente sin poder hacerlo realmente, y aun así lo hacen con lo único que pueden: Con su imaginación.

Esas personas son capaces de estar sin estar. Su cuerpo está pero su mente no.

Ahora bien, nada malo tiene en darse esos viajes al pasado o al futuro. Al primero con beneficio de inventario, al segundo con el ánimo proyectivo, de planeación, de observar estratégicamente cómo quiero llegar a un determinado lugar en el mañana personal. Pero afectar el estilo de vida personal, emocional y laboral por estar dándose “Viajes en el Tiempo” es otra cosa.

Existe la lamentación por el tiempo perdido, por el ayer no aprovechado, por el amor perdido por ingenuidad, por torpeza. ¡Qué se la va a hacer! La lamentación permanente no va a recuperar el tiempo perdido. DALO POR TERMINADO. Mal o bien ya lo viviste. Deja ir ese pasado.

A veces y por cosas de nuestra formación o nivel de entendimiento debemos perder algo para valorar lo que nos queda. Cuando tememos por nuestra vida nos prometemos que al salir de una situación tan incómoda valoraremos la vida como nunca antes. Fue necesario estar en una situación tan delicada para comprender. Valoramos lo que tenemos cuando la sensación de pérdida existe.

Aun así, DALO POR TERMINADO. Se fue, se fue el tiempo, se fue lo que hiciste, o lo que hayas hecho, se fue. DALO POR TERMINADO.

A veces permanecemos al lado de personas que amamos profundamente, que son muy importantes para nosotros, seguimos con ellos muchos años después de que ya partieron de nuestro lado. Su fallecimiento se distancia de nuestro presente en años y años, ellos ya se fueron pero nosotros seguimos persistiendo a su lado. Esto en ocasiones es motivado porque se supone en el corazón que no dimos lo suficiente, que de pronto fuimos injustos, o que no dijimos cosas que eran verdad en nuestro interior y allí se quedaron, ese ser querido NUNCA lo supo.

A pesar de ello, DALO POR TERMINADO. Es hora con dolor si es el caso de entender que la vida continúa.

A veces es posible quedarnos encasillados cuando después de un proyecto al que se le invirtió trabajo, dedicación, disciplina y sobre todo al que se le crearon muchas expectativas, al final no saliera nada. No entendemos cómo pudo suceder algo así. “La Vida es Injusta”, “La Vida le da a Unos y a Otros No” terminamos diciendo cuando no entendemos que las ecuaciones de la vida no cuadran con las de nosotros.

Aun así, DALO POR TERMINADO. Las cosas no salieron como tú querías, pero eso no quiere decir que en el futuro las cosas no vayan a ser mejor.

Hay ocasiones en que pasan situaciones que terminamos tildando de injustas. Alguien nos engañó, un amigo que defrauda, la pareja que miente, un socio que a la larga no lo fue, un despido sin razón. Duele, incomoda, no entendemos por qué pasan esas cosas pero pasan. Nos quedamos con el sabor amargo durante tiempo, magullando algo que fue injusto envenenando cada vez más nuestro interior.

A pesar de lo injusto de la situación, de lo molesto que pudo haber sido, DALO POR TERMINADO, es decir, deja de estar recreando un momento que ya fue, si puedes hacer algo ahora, hazlo, pero destierra de tu corazón el veneno que corroe las almas.

En otros momentos somos nosotros mismos quienes pretendemos decirle a la vida, a la existencia (a quien sea que rija la vida) cómo deberían ser las cosas, nos molestamos porque los lineamientos o principios en los que se mueve la existencia no concuerdan con los nuestros y entonces nos podemos pasar la vida diciendo Cómo Deberían Ser las Cosas, cuando las Cosas son Como Son, independientemente de nuestra opinión.

Por duro que parezca, DALO POR TERMINADO, libérate, suelta esas cadenas que te amarran a los dictados sobre Cómo debería ser la existencia y fluye, fluye sin el peso de decirle a una existencia que se mueve sin nuestro permiso cómo debería ser.

Acepta que aunque las cosas a veces no son como te gustaría que fuesen, nuestro sufrimiento en muchos casos obedece precisamente al pretender forzar una realidad según nuestras condiciones. Al seguir aferrados a ideas que no compaginan con una realidad que no nos va a pedir permiso para seguir siendo lo que desde el principio ha venido siendo, generamos un profundo malestar en nuestra vida.

Cuando existen realidades que están por encima de nuestras consideraciones siquiera, lo que mejor nos queda por hacer es aprender a maniobrar bajo los preceptos de esa existencia para funcionar de una forma más eficiente y equilibrada.

Déjalo ir.

Si aceptáramos de ante mano que en muchas cosas no tenemos control, seríamos más libres de lo que suponemos podríamos ser. Extraño pero así es.

Como dijo Ralph Waldo Emerson: “Acaba Cada Día y DALO POR TERMINADO. Has Hecho lo que Podías. Sin Duda Habrá Habido Errores y Absurdos, Olvídalos lo Antes Posible. Mañana Será un Nuevo Día, Empiézalo Bien, con Serenidad y con Tanto Ánimo que No lo Empañen tus Nimiedades de Siempre”

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