jueves, 20 de enero de 2011

Mapas y territorios...

Estoy seguro que alguna vez has usado un mapa para encontrar un lugar. Por ejemplo, el mapa de la ciudad en la que vives. Y también estoy seguro que nunca confundiste las calles dibujadas en el papel con las calles reales. Esto es perfectamente claro, ya que todos sabemos que el mapa NO es el territorio. Es obvio que el mapa es solo una representación de la ciudad, no la ciudad misma.

Sin embargo, si eres como la mayoría de la gente, a diario confundes tus creencias con los hechos. Veamos lo que quiero decir con el siguiente ejemplo.
Como ya sabes, durante mucho tiempo la gente creyó que el Sol giraba alrededor de la tierra. El hecho (territorio) es que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, pero la gente pensaba que su creencia (el mapa o “modelo” que habían utilizado para interpretar lo que veían) era la verdad.

Veamos otro ejemplo...
Juan, María y Pedro están acampando. De repente ven una serpiente (hecho.) Juan solo ve una oportunidad de mostrarle a María lo valiente que es, y llevarse un trofeo para su casa. María se paraliza de medio, ya que debido a una mala experiencia en su infancia (fue mordida por una serpiente y estuvo muy débil por una semana) ha desarrollado una fobia a las serpientes. Pedro, que es muy supersticioso, interpreta la aparición de la serpiente como una señal inequívoca de que el lugar está habitado por una presencia maligna, y que algo muy malo va a suceder.
Esta historia nos ayuda a apreciar más plenamente que el significado que le damos a las cosas, no está en los hechos, palabras, conductas, o acciones. El significado yace más bien en la evaluación de cada persona o “creador de significados.”
La construcción de estos significados depende de nuestras creencias, y valores. En la historia anterior, el hecho o estímulo es exactamente el mismo para cada una de las personas. Sin embargo, el significado es totalmente diferente.

Es importante apreciar que el hecho, o mejor dicho, la interpretación del hecho crea un estado interior en la persona a nivel psíquico y físico. Es fácil ver que el estado de Juan es una mezcla de excitación, concentración y tensión. María experimenta una rigidez en sus músculos, su ritmo cardíaco está acelerado, y le cuesta respirar. Pedro en cambio, experimenta dolor en su estómago, y las piernas le tiemblan.

Nuestros pensamientos y creencias determinan cómo nos sentimos física y emocionalmente — ya que nuestras mentes están íntimamente ligadas a nuestros cuerpos.
Lo curioso es que a los tres meses de este evento, María hizo un tratamiento y se deshizo de su fobia. Había sufrido de esta fobia por más de 15 años, y acudido a terapia tradicional por 8 años sin mucho progreso. Sin embargo, y por más extraño que parezca, un misterioso experto en fobias la liberó de su aversión en solo 10 minutos. Actualmente María puede ver (y hasta tocar) una serpiente y sentirse intrigada por la experiencia. Su cuerpo experimenta ahora calma, control, y curiosidad.

¿Cómo puede ser que el significado que María atribuía al evento cambie de esta forma?
Lo que sucede es que el significado no tiene una realidad “externa” más allá de nuestro ser. El significado no existe (y no puede existir) separado de una persona o “creador de significado.” Se necesita una mente humana para crear, comunicar, y experimentar significado. El significado solo existe como parte de nuestro mundo interior.
El significado que atribuimos a un hecho es maleable. Por supuesto que no es tan flexible como para que cualquier cosa signifique cualquier cosa, pero como vimos en el ejemplo de la serpiente, los diferentes significados que se pueden atribuir a un hecho son múltiples.
Lo interesante es que es posible cambiar estos significados y creencias rápidamente, si se sigue un proceso natural de cambio. El experto en fobias sabía cómo cambiar estas creencias, y por lo tanto le fue posible hacerlo rápidamente (Dicho sea de paso, esto no es un invento de mi imaginación, hay expertos que logran liberar gente de sus fobias de por vida, en menos de 10 minutos.)

¿Cómo podemos diferenciar los hechos de nuestras creencias?
Un hecho es lo que puedes describir a través de lenguaje sensorial (lo que percibes a través de tus ojos, oídos, tacto, etc.) Por ejemplo, “Vi aparecer una serpiente.”
Una creencia es algo que describes con lenguaje evaluativo (emociones, sentimientos, etc.) Por ejemplo, “Las serpientes son malas” es una creencia.

Cómo formamos nuestras creencias...
Desarrollamos creencias, mapas o modelos del mundo precisamente para darle sentido al mundo. Nuestros mapas mentales nos ayudan a reducir el tamaño y la complejidad del mundo en que vivimos. Esto nos hace sentirnos en control de nuestra “realidad.”
Los mapas y las creencias nos ayudan a borrar una gran cantidad del desborde caótico de información a nuestro alrededor — dirigiendo nuestra atención a un marco de referencia organizador. Nuestro cerebro borra la mayoría de la información y luego generaliza esos datos en forma de mapas mentales o creencias, basados en los cuales actuamos.
Demás está decir que este proceso distorsiona las cosas, creando una interpretación (mapa) de un hecho. A veces de forma útil (el mapa, creencia, o modelo nos provee con una interpretación funcional que nos beneficia) y otras veces de forma inútil (la nueva creencia es limitante o restrictiva.)

Comprender esto nos da el poder de auto liberarnos de las creencias que nos aprisionan y transformarlas en creencias más útiles. Ahora podemos ver nuestros viejos mapas con nuevos ojos y un sentido de opción. Podemos considerar la oportunidad de “remapear” — para crear nuevos y mejores mapas mentales.
Al fin de cuentas, somos nosotros quienes construimos nuestras realidades internas. El proverbio bíblico lo expresa de forma simple y precisa, “Lo que el hombre piensa en su corazón, eso es.” Lo que somos (nuestra realidad) opera en función de nuestros mapas. Esto establece los cimientos de nuestra responsabilidad personal en la construcción de mapas útiles.
Cuando cambiamos la forma en que vemos al mundo podemos transformar completamente nuestra vida. Y como veremos, una realidad enteramente nueva puede surgir — marcando el nacimiento de nuevas posibilidades, oportunidades, creaciones, y experiencias.


ALERTA ROJA...
Cuando nos enredamos en nuestros propios mapas, tendemos a olvidar que nuestras creencias y opiniones son tan solo mapas mentales — nuestro modelo del mundo a través del cual filtramos los verdaderos hechos.
Como ya vimos creamos mapas mentales sobre nosotros mismos, los demás, el mundo, lo que las cosas son, cómo funcionan, lo que significan, su importancia, cómo se interrelacionan, etc. Estas interpretaciones pronto dejan de ser conscientes, creando “cajas mentales” desde las que operamos una y otra vez de manera automática en nuestra interacción diaria con el mundo. Pensamos dentro de esas caja. Sentimos dentro de esa caja. Vivimos dentro de esa caja. Esa caja se transforma en nuestro mundo. Nos hace sentir a salvo, seguros y protegidos. Identificando la “realidad” para nosotros.
Sin lugar a dudas, esto es lo que hace a nuestras creencias tan increíblemente importantes. No es sorpresa que tengan de hecho tanta influencia. Gobiernan nuestra percepción de los hechos, y una vez instaladas, nuestras creencias tienden a cobrar vida propia.
Considera el caso de un adolescente (llamémoslo José) que fue golpeado una y otra vez cuando era niño y que todavía recuerda la experiencia y las palabras de insulto. “¡Mocoso estúpido, nunca tendrás éxito en la vida con esa actitud!”

Ahora supone que el niño crece y construye varias creencias basadas en esas experiencias. Supone que llega a las siguientes conclusiones:
“Nunca seré bueno para nada.” “Algo está mal conmigo. Debo ser subnormal o algo parecido ya que tengo esta “actitud” que provocaba tanto a mi papá.” “No me siento muy querido o deseable, por lo cual, no debe ser fácil quererme.”
Dados estos significados evaluativos, ¿sería difícil adivinar el tipo de estados psicológicos y fisiológicos que Juan creará continuamente para si mismo en el correr de su vida? Estos estados, probablemente refuercen y profundicen su sentimiento de pena. Solo le darán “prueba” de la validez y precisión de sus creencias restrictivas y limitantes. Sin darse cuenta, Juan ha creado un marco de referencia que está ahora fuera de su nivel de conciencia.

El doloroso estado mental en el que se encuentra, hará que sus pensamientos se transformen en una realidad. Y esto funciona como si fuera “magia negra.” Este marco de referencia o forma de ver el mundo busca e invita más de lo mismo — transformándose en un círculo vicioso.
A medida que Juan crece y recibe más de lo mismo, sigue reforzando sus creencias: “Nunca cambiaré. Mi vida es así. Nada de hacerme ilusiones que las cosas van a mejorar. Soy un perdedor y siempre lo seré.”

Es fácil ver que si crees que “nunca serás bueno para nada,” que “no puedes hacer nada bien,” que “no tienes derecho a ser exitoso” — estas creencias se demostrarán en cómo te presentas a ti mismo, cómo hablas, caminas, actúas, piensas, y sientes.
Esto no solo habla de cómo todas las creencias e ideas tienen consecuencias y se manifiestan en nuestra realidad, sino también que cuando cambiamos nuestra forma de ver el mundo, cambia nuestra personalidad e identidad, al igual que nuestros comportamientos, hábitos, emociones, estados de ánimo, actitudes, salud — y por consiguiente — nuestro futuro y destino.

¿En control o controlado?
Como nuestras creencias gobiernan nuestras percepciones, entendimientos, valores, emociones, comportamientos, etc., quien sea (o lo que sea) que establezca un marco de referencia, logra por lo tanto control de la realidad y la experiencia resultante. Este conocimiento origina tanto miedo como entusiasmo.

Miedo porque las personas y las culturas pueden establecer (y efectivamente lo hacen) marcos de referencia fuera de nuestra percepción. Cuando alguien define un marco de referencia y lo “compramos,” éste puede encerrarnos en una caja — sin que siquiera nos demos cuenta de ello. (Me viene a la mente algo que escuché muchas veces en el transcurso de mi vida, “Los americanos son mejores para los negocios… a los latinos nos gusta la vida más fácil.” ¿Qué tal este marco de referencia cultural, que muchos repiten sin cuestionar y que sin dudas se manifiesta auto proféticamente en su realidad?)

Entusiasmo porque una vez que aprendemos cómo manejar este proceso, podemos verdaderamente elegir nuestros marcos de referencia y diseñar modelos del mundo que nos sirven mejor. (En el ejemplo anterior, un mejor marco de referencia es afirmar, “En el pasado, llegué a pensar que los americanos eran mejores para los negocios. Ahora me doy cuenta de cómo los latinos podemos también ser igual de exitosos.”)

La batalla por el control de nuestra mente se libra en diferentes frentes todos los días. En todo momento nos llegan marcos de referencia de los medios de prensa — periódicos, radio, televisión, conversaciones cotidianas, figuras de autoridad, etc. Pero ahora podrás estar atento para detectarlas y protegerte de aquellos que nos “alimentan” con creencias limitantes. Ahora puedes elegir a cuáles dar la bienvenida y a cuáles no aceptar o atribuir un nuevo significado. En el artículo Cómo y Por Qué hemos sido Programados desde la Niñez para Fracasar... Y Cómo puedes Usar este Conocimiento para Propulsarte al Triunfo podrás investigar más sobre este tema.

Piénsalo por un momento, al nacer no tienes ninguna de las creencias que tienes ahora. Eres como una hoja en blanco. A medida que vas creciendo empezamos a recibir creencias de otra gente. Primero de nuestros padres (que a su vez las recibieron de sus padres) luego de nuestros amigos, maestros, etc., etc.

Todas las experiencias humanas pasan en contextos — marcos de referencia culturales, personales, familiares, empresariales, etc.

Nuestro marco cultural opera típicamente fuera de nuestro estado de conciencia de modo que rara vez lo notamos. Para notarlo, tenemos que dar un paso fuera de ese contexto — por ejemplo visitar una cultura diferente. Entonces de repente somos conscientes de nuestras presuposiciones acerca de la vida, las relaciones, los valores, etc.
“En una aldea del Mediterráneo las personas viven 30 años más que el promedio de vida actual del ser humano. Luego de hacer varias pruebas (dieta, costumbres, estilo de vida, etc.) los científicos se dieron cuenta de lo siguiente: los habitantes viven más simplemente porque no “saben” que la gente “debe” morirse a los 78 años de edad. En su mundo es normal vivir hasta los 110 años o más y disfrutando de buena salud. Eso es lo que perciben y comprueban en su experiencia diaria, eso es lo que creen... y sus expectativas se transforman en realidad.”
No podemos cambiar eventos externos, personas, situaciones, etc., y aún así podemos cambiar nuestra forma de interpretar los hechos — y en consecuencia — nuestra respuesta a una situación. Ese es el poder que todos tenemos — el poder de elegir tomar control de nuestras vidas. El poder de dirigir nuestra propia mente, en vez de ser un esclavo de las creencias que recibimos por “ósmosis.”

Creencias tóxicas...
“Lo que creemos — eso somos...” y eso recibimos. Por ejemplo, si creemos que la gente nos va a herir, de repente desarrollamos “ojos” para buscar y ver dolor a nuestro alrededor. Cuando creemos en algo enviamos una señal muy poderosa a nuestro cuerpo, enviamos un comando sobre cómo sentir, qué “programa” activar, qué neurología poner en juego. Esto debería alertarnos del poder y el peligro de creencias limitantes como las siguientes:
“No puedo aprender cosas con facilidad, todo me lleva el doble de tiempo que a otras personas.”
“A mi edad estoy confinado al cuerpo que tengo. He hecho todo lo posible para estar en forma pero NADA funciona para mi.”
“No soy el tipo de persona a la que le gusta leer.”
“Para hacer dinero hay que tener suerte, contactos y tener una familia rica.”
“Cada vez que me dices eso, me deprimo.”
“No puedo cambiar — ¡yo soy así! Tengo este carácter fuerte porque soy hijo de italianos.”
“La gente no puede controlar sus creencias.”
“Con este gobierno no se puede hacer nada.”
“Todo tiempo pasado fue mejor.”
“El cáncer es una enfermedad mortal.”
Creencias tóxicas y limitantes como estas NO son simplemente pensamientos inofensivos. Operan como un campo de energía que nos rodea y esclaviza, generando un marco de referencia que gobierna todas nuestras operaciones mentales, emocionales y expresiones físicas. Aterrador, ¿verdad?

Como caso de estudio comprobemos la “veracidad” de la creencia: “El cáncer es una enfermedad mortal.”
Primero que nada quiero que veas lo que pasa cuando un médico te dice, “Lo siento mucho pero tienes cáncer — solo te quedan 3 meses de vida.”
Si aceptas lo que el médico te dice, esta creencia se convertirá en una profecía. No es la enfermedad lo que te mata — sino tu creencia de que la enfermedad es mortal.
Las autopsias de gente que supuestamente ha muerto en Haití por la magia negra del Vudú, revelan que la persona estaba en perfecto estado de salud. Hace poco, un limpiador que quedó encerrado en un vagón refrigerado, murió porque “sabía” que la temperatura del vehículo era de varios grados bajo cero y esto lo mataría. En realidad, cuando abrieron el vehículo al otro día, se dieron cuenta que el sistema de refrigeración había tenido una falla... y la temperatura era solo suficiente para darle un poco de frío.

Es un hecho que miles de personas se curan del cáncer. Los siguientes son algunos métodos que han funcionado para mucha gente.
       Ver películas cómicas — este extrañamente simple método hace que al reírte liberes en tu cuerpo sustancias que ayudan a tu organismo a combatir las células cancerígenas;
       A través de programas nutricionales;
       Visualizando que tu cuerpo (o una luz o energía) ataca a las células cancerígenas; y muchas otras formas más.

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