miércoles, 14 de septiembre de 2011

Hay que liberarse de los estereotipos


Hay que liberarse de los estereotipos

Mujeres y hombres que se adaptan fácilmente a los cambios de su entorno, que son flexibles, tienen buena autoestima, una imagen de su cuerpo positiva y una sexualidad satisfactoria, son los denominados andróginos. El término se aplica a personas que tienen características sicológicas masculinas y femeninas, es decir, se alejan de los estereotipos culturales de género y son capaces de enfrentar con éxito los nuevos desafíos que la vida les presenta.
Lo anterior no se refiere a apariencias externas, como varones con pelo largo y aros, ni mujeres con pelo corto y ropas masculinas, sino que corresponde al amplio repertorio de comportamientos, actitudes y conductas que les permiten a las personas gozar de una mejor salud mental.
Pionera en el trabajo de este concepto en Chile es la doctora Rosa Behar, siquiatra de la Universidad de Valparaíso, quien ha realizado tres estudios sobre trastornos del hábito del comer. En ellos, esta profesional ha encontrado que las mujeres afectadas por anorexia o bulimia tienen características marcadamente asociadas a estereotipos femeninos, como ser sumisas, vivir en función de los otros, preocupadas de la belleza física y con un comportamiento infantil."Las mujeres andróginas, en cambio, son independientes, autosuficientes, asertivas, no son tan fijadas en su cuerpo y tienen una actitud más sana ante la vida. Estas características, más asociadas a lo masculino, las hacen estar protegidas ante los trastornos de la alimentación", explica la doctora Behar. Asimismo, el mayor nivel educacional les permite a las mujeres desarrollar rasgos sicológicos masculinos sin dejar de ser femeninas o maternales, pero alejándose del estereotipo social asociado a la mujer.
En el caso de los varones andróginos, son más afectuosos, receptivos, empáticos o capaces de ponerse en el lugar del otro, todas las cuales son características femeninas. Estas al sumarse a sus rasgos masculinos les facilita tener mejores relaciones interpersonales.
En 1974 la sicóloga estadounidense Sandra Bem desarrolló la noción de androginia. Ella rechazó que los conceptos de masculino y femenino fueran los extremos de una escala en la cual, por ejemplo, al acercarse más la persona a lo femenino desaparecen sus características masculinas y viceversa. En su opinión, una misma persona pueden presentar rasgos tanto masculinos como femeninos.
Esta profesional desarrolló un cuestionario de autoaplicación conocido como "Inventario Bem para Roles Sexuales" y cuyos resultados definen cuatro tipos de género que son: el marcadamente masculino, el preferentemente femenino, el andrógino -que combina rasgos sicológicos masculinos y femeninos- y el indiferenciado o neutro, con rasgos muy atenuados o inexistentes de lo masculino y lo femenino.
Para la doctora Behar, en la sociedad actual hay más condiciones para desarrollar el androginismo que cuando existía "el perfil de la mujer dueña de casa, a cargo de la crianza de los hijos y que no se realizaba como persona en lo profesional". Desde la infancia los padres pueden ayudar en este sentido, dosificando sanamente las conductas masculinas y femeninas y evitando los extremos que siempre son patológicos.
Así el niño podrá llorar o demostrar abiertamente sus afectos y, de grande, esto le permitirá ser más lúdico y relacionarse con sus hijos en forma natural y sana. En la niña permitirá que desarrolle valores intelectuales y espirituales, evitando el acento en la belleza corporal o la emotividad extrema. De esta manera, cuando adulta, tendrá mayor capacidad en la toma de decisiones, de disfrutar de la vida y de su sexualidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario