viernes, 2 de septiembre de 2011

Purificarse para protegerse

Muchos hemos leído y llegado a comprobar que una persona es lo que tiene en su mente. Podríamos decir: “lo que en tu mente tengas, así serás”. Naturalmente, en la mente tenemos muchos pensamientos. Sin embargo, suelen haber tipos de pensamientos dominantes, que están más presentes o que les damos mayor importancia.


Pensamientos de inseguridad y temor, por ejemplo, provocan que la persona sea insegura y temerosa. Por el contrario, pensamientos de confianza y seguridad en sí mismo, conducen a una persona a desempeñarse con más éxito en la vida.

Enseñanzas muy antiguas dicen que el hombre es según lo que tenga en su corazón. En realidad, quieren decir lo mismo. Hay que tener en cuenta que, hasta hace muy poco tiempo, en los pueblos occidentales se creía que el asiento de la mente era el corazón. Hoy asociamos el corazón a los sentimientos y emociones. De modo que en esos textos se quiere decir también que cada cual es según el tipo de pensamientos que posea.

En la actualidad hay que protegerse

Los pensamientos altruistas, nobles, generan una mejor energía vital (bioenergía) en quien los cultiva. Sin embargo, en nuestra época es muy fácil llenarse la mente con pensamientos perturbadores, lo que debilita la bioenergía. Los mensajes de violencia, por ejemplo, son una forma de energía que provoca cambios en nuestro cerebro y en nuestra mente. Cambios desfavorables, por cierto. 

Purifícate

Es necesario en esta época un proceso constante de purificación. Hay muchas influencias perturbadoras para nuestro ánimo que nos llegan desde los medios de comunicación, la sociedad, escuelas, películas, etc. Estos mensajes se graban en nuestra mente y pueden desequilibrar. Si no se equiparan con mensajes positivos, entregados con la misma frecuencia y fuerza, es evidente que en nuestra mente habrá más pensamientos perturbadores, y seremos personas más desequilibradas , inseguras, temerosas y depresivas.

Tantas “ondas” de pensamiento sobre drogas, sexo, delitos, violencias, debilitan el ánimo y, particularmente en los jóvenes, los hacen más propensos a caer en adicciones y comportamientos negativos o antisociales.

Conviene hacer una limpieza diaria para ser más inmune a estas vibraciones no deseables.

Se necesita un cuerpo más limpio, más sano y fortalecido. Comida equilibrada, bebida sana, ambiente más limpio y sano.

Se necesita una vida afectiva más sana y limpia. Para ello hay que cultivar emociones positivas como la alegría, el amor, el altruismo, el entusiasmo y otras.

Y también se necesita una mente más limpia, con pensamientos de armonía, belleza, positividad y verdad.

Tendremos así un poderoso escudo “bioenergético” que nos proteja mejor de los ambientes negativos. 
El gran agente purificador
Finalmente, recordemos el gran agente purificador: el perdón. El perdón es la máxima expresión de amor. Significa que aceptamos al otro, más que tolerarlo. Lo aceptamos con sus fortalezas y debilidades. Podemos no estar de acuerdo con sus ideas y modo de actuar, pero lo aceptamos. Dejamos de pretender que el otro sea como nosotros queremos que sea.
El perdón libera de mantenerse estancado en progreso y felicidad. Si se tiene rencor a alguien, se encadena a esa persona y el rencoroso se vuelve mas desdichado que la persona no perdonada.
Naturalmente, para aprender a perdonar a los demás, en primer lugar, hay que perdonarse a sí mismo. Acepta tus errores del pasado, aprende de ellos y ahora, que eres una persona diferente y un poco más sabia, comprométete a intentar no repetir los mismos errores.
Imagina lo feliz que será tu vida eliminando para siempre los sentimientos de venganza, ira, rencor o represalia. Perdonar y perdonarte es una liberación y una purificación. Te conduce a una vida más luminosa, a poseer una bioenergía mas sana.

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