lunes, 19 de julio de 2010

¿Eres un genio desperdiciado?

¿Genio? En este momento, 100,000 cerebros se conciben en sueños tan genios como yo… y la historia no marcará –quién sabe- ni a uno solo”, escribió Fernando Pessoa en su poema Tabaquería, que musicalizó la compositora argentino-mexicana Liliana Felipe. Aquí, un fragmento muy corto de esta versión:

http://www.youtube.com/watch?v=SbMB6dEOcHI

De día, Pessoa (1888-1935) trabajaba como traductor. De noche, escribía poesía… quizá la más alta poesía de la literatura portuguesa.

Su vida fue discreta. Sólo después de su muerte llegó el reconocimiento a su obra.

¿En cuántas covachas y no covachas del mundo habrá en estos momentos genios para sí mismos soñando?”, se preguntaba el escritor en el poema referido, escrito bajo el heterónimo Álvaro de Campos.

¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas -y quién sabe si realizables- nunca verán la luz del sol ni hallarán los oídos de nadie?”, se lamentaba.

¿Cuántos Pessoas habrá a tu alrededor, trabajando en tu oficina, como tus jefes, como tus subordinados? ¿Serás tú uno de ellos?

¿Hasta dónde llegarías tú si pudieras dedicarte a lo que realmente consideras tu verdadera vocación?

¿Qué pasaría si nos enfocáramos a desarrollar ese talento y no lo usáramos tanto en tonterías?

Esa pregunta me da vueltas desde que la leí en un artículo escrito por Luis Miguel González, director editorial del periódico El Economista, y publicado en la revista Expansión el año pasado.

González la tomó del informe 2009 “State of future” que produjo el Proyecto Milenio, que bajo los auspicios de organizaciones como la UNESCO, el Banco Mundial y la Fundación Rockefeller buscan resolver los principales problemas de la humanidad, como el calentamiento global.

Pero, en una escala más cercana a nosotros, me pregunto y te pregunto eso: ¿qué pasaría si no usáramos tanto talento en tonterías y lo usáramos en desarrollar nuestro talento innato, nuestra verdadera vocación?

Toda elección implica una renuncia. Quizá dedicarse a la verdadera vocación implicaría renunciar a la convivencia con ciertas personas, al goce de ciertos placeres, a la comodidad de ciertas circunstancias, a la propia profesión que se ha elegido.

¿Qué dejaría a cambio? La potenciación de los talentos, la paz interior que sólo da la certeza de haber cumplido con la misión de cada día.

¿Hasta dónde habría llegado la obra de Pessoa -que llegó muy lejos- si se hubiera dedicado al 100% a ella, en vez de desperdiciar miles de horas y letras como “corresponsal extranjero de casas comerciales”? Jamás lo sabremos.

A ti, ¿qué te falta para aprovechar totalmente tus talentos? ¿Sientes que están desperdiciados? ¿La culpa es tuya o de los demás? ¿Tienes miedo a hacerlo? ¿Qué te detiene?

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