martes, 21 de mayo de 2013

LA GRATITUD Y LA GENEROSIDAD


Hace unos días se festejó en Estados Unidos el Día de Acción de Gracias y esto me dio motivo para algunas reflexiones.

Un sueño muy deseado se cumplió y estoy eternamente agradecida por ello.

Por otra parte y como una mujer dedicada a mi propio crecimiento en relación a la energía de mi poder manifestador, a entender ésta energía que nos ayuda a atraer el medio de intercambio en el mundo material llamado dinero, al pensar en el día de gracias se me viene a la cabeza la importancia de tener presente que existen dos piedras angulares que son la base para la abundancia real. Que quede claro que abundancia no tiene que ver solo con dinero, lo incluye pero también es “la existencia de una gran cantidad de una cosa”, llámese salud, amor, vitalidad, energía, etc. Estas dos piedras angulares son la gratitud y la generosidad.

Todo mundo habla del deseo de tener abundancia pero no se puede llegar a ella sin pasar antes por la exquisita suficiencia y en ella viven precisamente la gratitud y la generosidad.
La exquisita suficiencia es ese espacio en donde soy consciente que en este momento tengo absolutamente todo lo que necesito para mi evolución, para mi crecimiento personal y es desde dentro de este espacio de crecimiento que puedo caminar hacia la abundancia real acompañada por la gratitud y la generosidad.

La gratitud es el acto de dar gracias por lo que ya tenemos en el momento presente. Generalmente los seres humanos vivimos en el mundo de los deseos por cumplirse y gastamos la mayor parte de nuestra energía en “eso” que no tenemos. Si en lugar de enfocarnos en el futuro usamos esa energía en el momento presente, nos detenemos, observamos todo aquello que “ya” tenemos y precisamente con eso, por poco que sea, hacemos lo mejor que podemos para las y los demás y para nosotras, entonces estamos en el camino correcto hacia la abundancia. Enfocarnos en lo que no tenemos y desear por el simple hecho de hacerlo sin conciencia, nos mantiene en un espacio de carencia y la abundancia jamás podrá ser alcanzada desde ese lugar.
Cuando se vive en carencia siempre queremos más, nada nos satisface, cuando obtenemos lo deseado volvemos a desear más y no es que una se tenga que conformar, no se trata de eso sino de desear desde un estado dentro del Ser, no desde el miedo en donde reside la carencia. Desear lo que nos ayudará a crecer, a estar en contacto con mi Yo verdadero y esto no excluye el bienestar material.

La generosidad es dar, compartir lo poco o mucho que tenemos, ofrecer una mano amiga, un oído atento, nuestro tiempo, dinero, nuestra energía vital. Antes de recibir la abundancia tengo que dar, es una ley establecida de la naturaleza. No puedo ir a cortar una manzana sin haber sembrado la semilla y en su caso no puedo ir al mercado por la manzana sin llevar alguna manera de intercambio para conseguirla. Es lo mismo a nivel energético, porque si no damos algo a cambio hay un desbalance y eso rompe el equilibrio universal. Dar es un acto de amor en donde dejamos de vernos solamente a nosotras mismas y miramos hacia los demás con el afán de mejorar nuestro entorno, de darle más vida

Entonces el camino certero para la abundancia se ve de ésta manera: Me hago consciente de lo que tengo, lo aprecio, agradezco que lo tengo, hago lo mejor que puedo con eso que ya es mío, lo mejor que puedo es dar y darme, ser generosa. Si no tengo dinero, doy mi tiempo, hago un trabajo voluntario, ayudo a quien lo necesite y si tengo dinero doy y suelto con amor de manera incondicional, sin esperar nada a cambio. Doy porque esa mera acción me da placer y veo la cara de alegría de quien recibe.

Si tenemos en cuenta estas dos piedras angulares es bien seguro que recorreremos un camino espiritual que nos aparte de la carencia, nos conduzca hacia la exquisita suficiencia a través de la gratitud y la generosidad para llegar a nuestro destino que es la abundancia.

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