sábado, 25 de mayo de 2013

Lo importante es no desmayar

Cuando se te presente la ocasión de una tarea que sea beneficiosa para ti y que represente para tu vida alguna ventaja notable, no renuncies a realizarla, antes de saber si eres suficientemente fuerte o estás lo bastante bien dotado para emprenderla.
Y aún suponiendo que no seas efectivamente capaz de llevar a cabo aquello que para ti representa un paso adelante en la vida, lo que se impone antes que nada es no desmayar.
En este caso, no desmayar, no significa, claro está, lanzarse a la tarea aludida aún en el caso de que no estés preparado o no seas capaz de salir airoso del paso.
No desmayar significa que si hoy no puedes hacer lo que te conviene, es muy posible que puedas hacerlo en el futuro.
Vuelve un poco la vista atrás y aprende de ti mismo. Tu vida anterior está más o menos viva en tu recuerdo para que puedas sacar de ella fecundas enseñanzas.
Sin duda te acuerdas de la época en que asistías a la escuela primaria. Allí te enseñaron a escribir. Empezaste con los círculos y palotes. Y haría sido absurdo que cuando tu mano manejaba con singular torpeza y vacilación la pluma te hubiesen propuesto o hubieses intentado espontáneamente llenar una página de texto con letras de calidad impecable. ¡No habrías sido capaz!
En esa edad, en ese momento del proceso educativo elemental, ni tú ni nadie lo habría podido cumplir.
Tuviste que pasar por centenares de ensayos, errores y correcciones antes de poder escribir con claridad y soltura. Hoy escribes sin dificultades. Te obedecen los dedos de la mano y el lápiz sigue, por decirlo así, paso a paso el dictado de tu pensamiento.
Pero imagina que mientras trazabas tus primeros palotes y círculos, al ver la escritura caligráfica aceptable de un compañero más adelantado o de un hermano mayor, se te hubiese ocurrido la idea absurda de que jamás llegarías a escribir, que no pasarías nunca de los círculos y palotes y que te quedarías en el punto en que estabas.
¿Verdad que hoy tal suposición e incluso la posibilidad de ella te parecen completamente sin sentido?
Y sin embargo, acaso te la hayas formulado -si no en el terreno de la escritura, en otros dominios- en que las tareas a realizar suponían menos esfuerzo, paciencia y constancia para llegar a adquirir la necesaria habilidad.
Probablemente te habrás creído incapaz, incluso antes de dar un primer paso a fin de adquirir la capacidad precisa.
Pero si para aprender a escribir estuviste largos meses manchando papeles con garabatos, en un principio ilegibles, ¿por qué ahora te vas a atemorizar ante la idea de un quehacer para cuyo aprendizaje necesitarás tal vez unas cuantas semanas?
Hoy como entonces acaso se requiera por tu parte de una larga serie de intentos para capacitarte en aquello en que no te sientas firme y seguro. Y tienes que hacer preceder cada intento de un acto de voluntad personal, porque no tienes ni a tus padres ni a tus maestros para que te impulsen.
En efecto, hoy tienes que obligarte a realizar el minúsculo primer intento, y después, el corto pequeño segundo ensayo, y así sucesivamente, hasta el final de la serie.
Si no puedes hacerlo todo de una vez, si la preparación que requieres es complicada, te queda la posibilidad de proceder por pequeños avances.
Cada pequeño éxito parcial te animará para el siguiente. Tu seguridad y tu confianza aumentarán en progresión creciente.
Y llegará el momento en que esto que ahora temes tanto lo harás con la misma facilidad, con la misma firmeza y con la misma seguridad con que hoy escribes de corrido un texto cualquiera.
Aprende de ti mismo y saca el máximo provecho de esa compañía que supone todos los recuerdos importantes de tu vida.
Y cuando estés bien preparado para algo, lo harás sin desfallecimientos ni vacilaciones. Sabrás vencer cualquier voz interior o exterior que pretenda frenarte los pasos.
Lo importante es no desmayar

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