El mejor predicador: el corazón.
El mejor maestro: el tiempo.
El mejor libro: el mundo.
El mejor amigo: TÚ.
No usar defectos, no significa no tenerlos.
Vivir es abrir puertas hasta encontrar la luz.
La gratitud es la más bella flor que nace del alma.
Cuando Dios mide a un hombre, El pone la cinta alrededor de su corazón y no de su cabeza.
El que practica el bien con los demás, se ofrece el mayor regalo posible.
Da el doble, quien da sin que se lo pidan.
Sin entusiasmo, nunca se ha logrado nada grande.
No te rias del otro, ríete de ti mismo; eso si es verdadero sentido del humor.
Al hablar bien de los demas, hablas bien de ti mismo.
Sé cortés con todos, sociable con muchos, familiar con pocos, amigo con uno, y enenigo con ninguno.
Es mejor encender una vela, que maldecir la obscuridad.
Los errores suelen ser el puente entre la inexperiencia y la sabiduría.
Cuando la mente se confunde, el cuerpo decide.
El respeto es como la sonrisa: no cuesta nada y a todos gusta.
El amor viene y va, pero la experiencia siempre se queda.
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