sábado, 19 de mayo de 2012

Cambiar el Ego-sistema


Desde siempre, las personas han hablado acerca del compromiso: grandes ideas sobre defender nobles valores como "la familia, el trabajo, la nación". Antes quizás no le llamaban "un nuevo paradigma", sino "un nuevo orden", pero no hay diferencia. Los comunistas, los capitalistas, los nacionalistas, los fascistas, los izquierdistas y otras "istas" -¡todos!- quieren "hacer la diferencia". Lo escuchamos desde niños y nuestros padres antes que nosotros... y todavía seguimos destruyéndonos.

También hoy, todos queremos que los líderes "hagan la diferencia". Hablamos acerca de la necesidad de una clara visión, pasión, entusiasmo, compromiso. Si lo pensamos, Hitler le dio todo eso a millones de personas. Lo mismo hicieron Mussolini, Stalin, Mao... sólo por nombrar algunos. Ellos, como otros -antes y después- deseaban "hacer la diferencia" para su pueblo, pero sólo para su pueblo, llevándolos a las peores masacres y genocidios de la historia de la humanidad.

Quienes perpetraban estos crímenes no eran bárbaros, sino personas educadas como usted y yo. Millones de hombres y mujeres: científicos, filósofos, médicos, profesores, artistas, ingenieros, banqueros y líderes de empresas se transformaron en asesinos, sin los cuales tanta destrucción hubiese sido imposible. Este hecho me da vértigo, porque me demuestra nuestra responsabilidad diaria: si no hacemos nada, entonces somos participantes implícitos (¿cómplices?). Una pregunta siempre me ha inquietado, al punto de darme escalofríos... ¿Si yo hubiera nacido en Berlín en 1920... hubiese sido Nazi?

No es algo fácil de pensar. Desearía poder decir "¿Quién YO?? Imposible!!!!!!". Pero, si observo mi propia conducta hoy -con mis colegas, mi familia, mis amigos- cuando se que tengo razón, o cuando temo que alguien me "haga equivocar"...¿Qué es lo que hago? ¿Qué es lo que usted hace? Todos los días -de una manera muy sutil- "asesinamos" a los demás con nuestro pensamiento. Asesinamos con nuestra ira, con nuestros prejuicios y con nuestro fuerte apego a "estar en lo cierto".

Tememos por nuestra propia supervivencia o por nuestra pérdida de poder. ¿Cómo podemos aprender desde la conciencia de este proceso? ¿Cómo podemos transformarnos en líderes que no perpetúen este tipo de destrucción? Y... ¿cómo es, por empezar, que nos volvemos "asesinos"?

Los bebés están constantemente aprendiendo y, cuando ya aprendieron algo, cuando ya lo saben, lo dejan y siguen con otra cosa. Pero, a medida que envejecemos y nos involucramos con la cultura de nuestro ambiente, perdemos ese estado natural y comenzamos a hacer lo opuesto. Nos aferramos a lo que conocemos y a nuestras certezas. Nuestra necesidad de amor y compasión es remplazada por la constante búsqueda del reconocimiento de otras personas. En un mundo de reconocimiento, al menos deseamos poder ser iguales... aunque nunca es suficiente: para nuestro ego "ser igual" no es posible, nuestro ego necesita"ser más que". Buscamos ser "más que" para ser reconocidos, aunque esto implique la existencia de alguien "menos que", aunque signifique empujar a otras personas hacia abajo, que tengamos razón sobre ellas... que "las asesinemos".

Cuando yo opero en este EGO-SISTEMA, no puedo ser un buen miembro de equipo: Sería necio creer que podemos crear equipos efectivos, o familias efectivas, mientras queramos ser la "estrella que brilla", en lugar de un eslabón en la cadena de la humanidad.

Aprender acerca de la prisión de nuestro EGO lleva una vida. Pero el cambio, la decisión de dejar la prisión y ser libres, sólo requiere de un segundo. Una vez que veamos realmente aquello que no deseamos más, sintiéndolo en nuestra fibra más íntima, veremos claramente que existen dos contextos que podemos elegir crear: Uno de destrucción, o uno de humanidad: Cada vez que tenemos que tomar una decisión, podemos priorizar uno de los dos contextos. La vida -vista de este modo- se vuelve más simple y clara.

A medida que trabajamos para no ser más asesinos y enemigos, entramos en un ambiente que es muy diferente: en el ECO-SISTEMA. En él, operamos más allá de la competencia. Cooperamos porque ya no somos "estrellas" sino eslabones de una cadena, sumando nuestras fortalezas -y dando apoyo- a los demás. Nos sentimos seguros y hacemos que los demás se sientan seguros, para expresar y ser lo que realmente son.

No estamos hablando aquí de una "novela rosa" o de una utopía. En este ambiente existe compasión, confianza, comunicación y creatividad... que a menudo nos demandan pasar a través de nuestros más grandes temores. En lugar de protegernos y perpetuar los problemas, como lo hacemos en el EGO-sistema, tomamos el riesgo de sacar a la superficie duros problemas y los afrontamos directamente. Encontramos y utilizamos nuestros recursos internos y apoyamos a otros en una manera que nos lleva hacia nuestras metas colectivas, ya sean estas personales o profesionales.

Pero cambiar el ego-sistema por el eco-sistema puede crear "turbulencia". Los pioneros siempre han creado turbulencia. Esa es la parte difícil: ¿estamos dispuestos a soportarla, en pos de llegar a nuestras metas de paz y humanidad?

Por favor, no siga de largo en esta vida sin cambiar nada dentro suyo. Usted puede tomar la decisión que describí unos renglones arriba. ¿Quiere seguir siendo un "asesino"? ¿Desea formar "familias asesinas", "escuelas asesinas", "compañías asesinas"? Cuando usted decida que no lo hará, esa claridad le proveerá un punto de partida diferente para experimentar algo nuevo. Este "algo nuevo" puede estar fuertemente enlazado con su meta personal. Una meta personal que apoye a todos. A usted -como individuo- y a toda la humanidad. Si permanecemos vigilantes, momento a momento, podemos elegir en qué contexto poner nuestros pensamientos, decisiones y acciones. Esta capacidad de elección, es el primer paso de un cambio radical en nuestro mundo y que, además, protege a todos los seres vivientes del planeta.

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