lunes, 16 de agosto de 2010

Liderazgo wu wei

Habitualmente, asociamos el liderazgo al uso activo de la fuerza, del poder y de la autoridad. La gran mayoría de nuestros líderes -empresariales, gubernamentales y otros- basan su liderazgo en mostrarse fuertes, poderosos y duros. Esta visión es cuestionada por la filosofía china conocida como taoísmo, que ve de manera diferente el rol de un líder...

Para el taoísmo, la realidad es siempre bipolar. Las personas nos movemos constantemente entre el bien y el mal, lo feo y lo bello, la prosperidad y la calamidad, el orden y el desorden. Un sistema (se trate de una sociedad, una organización, un grupo, una familia, etc...) funciona cuando las polaridades están en equilibrio y entra en crisis cuando el equilibrio se rompe. Es importante clarificar que los taoístas entienden el equilibrio como un estado de movimiento constante, no como una posición estática.

Por lo tanto, para los taoístas la labor de un líder -sea un gobernante, un gerente, un maestro, un padre de familia- es proteger ese equilibrio, armonizando las polaridades. Ante un conflicto de cualquier naturaleza, el líder debe examinar las fuerzas que intervienen en él y los desequilibrios presentes. Para recuperar el equilibrio, muchas veces debe dejar que las fuerzas se equilibren entre sí, sin intervenir directamente. Este principio de "no-acción" -central para el taoísmo- se conoce como wu wei y significa "no interferir en el curso natural de las cosas".

Wu wei implica "hacer sin hacer". Los taoístas hablan de "no hacer nada, pero que nada quede sin hacerse. Dominar las circunstancias, sin afirmarse uno mismo contra ellas". Al contrario de lo que podamos pensar, este no es un principio de pasividad, negación, resignación, indiferencia, ni negligencia. Wu wei se basa en saber aceptar una situación, en lugar de combatirla: para el taoísmo, el líder no debe colocar una acción deliberada de su parte, por encima del conocimiento de una situación. Para comprender con claridad la verdadera naturaleza de una situación, un líder necesita apaciguar las tensiones presentes en ella... no agudizarlas.

El líder wu wei no manipula -ni pretende dominar una situación- porque sabe que ambas acciones están condenadas al fracaso, dado que el curso natural de la realidad es un continuo ir y venir de un polo a otro.

La filosofía wu-wei implica un uso particular de la fuerza que tiene un líder. Los taoístas comparan esta fuerza con la del agua...

En el mundo no hay nada más suave y blando que el agua.
Sin embargo, nada supera su fuerza: vence lo más duro, rígido y resistente.

Para los taoístas, el principio wu wei permite al líder valorar lo blando, lo suave, lo flexible, lo delicado y lo frágil, por encima de lo violento, resistente y vigoroso. Si observamos nuestras culturas -en la mayoría de los casos- los líderes muestran una tendencia hacia lo duro, desprestigiando lo blando. Pero es un error considerar que lo duro es más fuerte que lo blando. ¿Acaso la madera más dura no es la que más fácil se quiebra?

El liderazgo wu wei propone una "suavidad" que no debe entenderse como debilidad en el sentido de no tener fuerza, sino de no querer usarla, ni necesitar usarla. De alguna manera, el principio wu wei vuelve menos dependiente al líder de su propia fuerza.

Muchos conflictos se intensifican por la reacción de una fuerza de resistencia -o de defensa- ante una fuerza de ataque. Con el tiempo, la intensidad de la resistencia hace que la defensa se convierta en ataque, aumentando los niveles de agresión entre las partes. Si quien "ataca" ve del otro lado una actitud de resistencia, arrogancia y exceso, afianzará aun más su posición agresiva. En cambio, si ve humildad y suavidad, su agresión disminuirá. En vistas a esto, el liderazgo taoísta propone evitar la resistencia. Un buen líder no responde a la fuerza con otra fuerza, para evitar que el conflicto se intensifique. En cambio, guía suavemente las fuerzas ya presentes en el conflicto, previniendo que escalen y estallen.

Al principio de evitar la resistencia, se suma el de no demostrar la fuerza. Solemos creer que el máximo grado de desarrollo de algo, implica su más alta perfección. Sin embargo, cuando algo llega a un extremo, agota sus potencialidades y da lugar a la aparición de su opuesto. Así, el máximo de una fuerza, es el comienzo de su debilidad. Quien muestra toda su fuerza, poder y autoridad, está mostrando -a la vez- su debilidad. El líder sabio no se muestra fuerte, porque sabe que -de hacerlo- se estaría mostrando débil. Esta actitud de aparente "debilidad", es una forma de conservar intactas las potencialidades de la fuerza.

Según Lao-Tsé, quien desarrolló el taoísmo, los mayores errores de la historia se han cometido en nombre de los extremos. Muchas veces, en nuestras culturas recurrimos a una enorme fuerza para controlar la agresividad de algún factor externo, sin reparar en que se trata de una medida inefectiva, que sólo logra encender el conflicto.

El liderazgo wu wei muestra que se puede lograr fuerza, firmeza e influencia, sin agresión. Un líder puede influir sin manipular, dirigir sin someter, estar por delante sin estorbar, estar arriba sin presumir, usar la fuerza sin forzar y ser suave sin ser débil.

Comprender -e internalizar- los principios del liderazgo wu wei, puede ayudarnos a formar líderes más conscientes de su fuerza y menos dependientes de ella, que sepan manejar los conflictos con más reflexión y paciencia y que logren -con un uso diferente de su fuerza- un mundo más armónico.

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