sábado, 10 de marzo de 2012

Control de calidad... pero de los empleados

Hace unos años me llamaron de una empresa para realizar una tarea inédita: examinar desde el punto de vista cardiovascular a un grupo de personas que realizan un trabajo paralelo al que les corresponde normalmente en la empresa: son los “brigadistas”, es decir, aquellos operarios que actúan cuando algún siniestro se desencadena en su lugar de trabajo. Todas las empresas tienen su sistema de seguridad e Higiene industrial, pero hay situaciones imponderables que ocurren a veces, a pesar de las normas cumplidas, a pesar de los cuidados y las recomendaciones. Los accidentes ocurren, y hay que estar preparados. Así es existe la “Brigada” en las empresas, y esos seres que la conforman deben estar bien física y psíquicamente a la hora de actuar. 

Imagínense a su compañero con el que comparten muchas horas de trabajo, con el que comentan problemas personales e incluso muchas veces se sociabilizan fuera del ámbito laboral. Imagínenselo ahora víctima de una electrocución o envuelto en llamas. Estas personas que conforman esos grupos de emergencia deben ser muy fríos a la hora de actuar, deben tener en claro qué deben y qué no deben hacer, y no todos tenemos “carácter” o coraje suficiente para enfrentarlas. Pero además, estos individuos deben estar bien físicamente como para soportar subir escaleras corriendo, o transportar mangueras pesadísimas, o soportar el humo o el polvillo en medio de un incendio o derrumbe. 

Era un gran desafío, y en poco tiempo me sentí en medio de un proyecto maravilloso.

Estudié a mas de 120 personas, y recuerdo como si fuera hoy el día que presenté mi trabajo final frente a toda la gerencia de la empresa. 

De esas 120 personas, dos fueron remitidas a cirugía cardiovascular (los controles de medicina laboral habituales no habían detectado enfermedad cardíaca) de los cuales uno falleció debido al gran deterioro que su corazón presentaba (se llegó “tarde”, de alguna manera) y el otro está vivo y muy bien.

Más del 50 % presentaba factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (Hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes, obesidad, tabaquismo), y más de 30 personas quedaron fuera de la Brigada. Algunos de ellos sentían que se los excluía caprichosamente de su misión. Intentamos hacerles entender que lo que la empresa estaba haciendo era cuidarlos más, protegerlos de complicaciones, y que podrían volver a la Brigada una vez que mejoraran su estado físico y cambiaran de hábitos de vida. 

Intenté crear un plan de mejoramiento de la “calidad” de los empleados, es decir, enseñarles a cambiar hábitos alimentarios, promover la actividad física y el abandono del cigarrillo pero la empresa me dijo que para ello no había presupuesto. Una vez hecho el diagnóstico, es bueno poder tratar el problema, pero a veces las empresas deciden dejar en manos del empleado la decisión de cambio, justo cuando prima en ellos la doble frustración de sentirse separado de sus funciones y con un nuevo problema por resolver. En ese estado nadie está preparado para cambiar sin ayuda, lo sabemos de sobra.

Las empresas deberían priorizar determinar la calidad de empleados que tienen en su empresa. Conocer cómo están sus empleados les permitirá tener un pool de gente más sana, pero a la vez más contenida y más acompañada, al sentirse controlada y cuidada por sus superiores. Y cuando aparecen los casos problema, no hacerse los distraídos y enfrentarlo, porque cuanto menos se enfermen los empleados de la empresa, menos reemplazos deberán buscar y finalmente la empresa ahorrará dinero y en tranquilidad. 

Actualmente me dedico a asesorar empresas en estos temas, sobre todo para lograr que la comunicación entre empleado y empleador no se rompa, y por el contrario, pueda ser un hilo conductor de ida y vuelta, donde todo el mundo pueda trabajar armónicamente y sobre todo, cumpliendo efectivamente el rol que les toca.

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