martes, 13 de agosto de 2013

AMOR O MALTRATO

O es Amor o es maltrato, pero no van de la mano
si existe uno, no hay el otro, son excluyentes, contrarios.
La realidad es muy clara: si hay maltrato, no hay Amor
porque el maltrato lo mata y anestesia el corazón.

No confundamos Amor con miedo y codependencia
el miedo a la soledad, a enfrentar la propia vida
sin alguien más que nos salve, que nos guíe, o nos dirija
que tome las decisiones que nuestra vida precisa.

Ser cobardes y evasivos exige pagar un precio:
estar en manos del otro y conseguir su desprecio.
La independencia comienza ganándonos nuestra vida
y si nos la paga otro, va a cobrarnos día a día.

Quien se deja maltratar tiene una baja autoestima
heridas que no han sanado, pánico a ser rechazado
“no mereces ser amado” fue el mensaje que grabaron
en la mente de ese ser, que es ahora maltratado.

No hay que juzgar con dureza a quien sufre de maltrato
y no puede abandonar a quien le hace tanto daño.
Deberá vencer el miedo y sanar hondas heridas
y hacer profunda conciencia de lo que vale su vida.

La víctima de maltrato cree que no vale nada
y tal mensaje reafirma cada vez que es maltratada.
Siente que todo hace mal y por tanto es un milagro
que aún la quiera a su lado, ese que es su victimario.

Es un engaño brutal decir que somos amadas
cuando el otro nos maltrata y nos tiene sobajadas.
No tiene que ser con golpes, en el cuerpo o en la cara
los golpes emocionales, duelen más aunque no sangran.

La violencia psicológica, la violencia emocional
dejan hondas cicatrices que tardan más en sanar.
Violencia es ser humillada, atacada en la autoestima
la indiferencia, el silencio, la burla, el control, la ira.

Si nos convierte en fantasma aquél que dice adorarnos
ignorando lo que somos, o sentimos, o pensamos
haciéndonos caso omiso si intentamos expresarnos
no puede hablarnos de Amor, sino todo lo contrario.

Amar es comunicarse, es poder ser una misma
ser aceptada, admirada, respetada, comprendida.
Nunca descalificada, o juzgada, o ignorada
quien ama no subestima, ni castiga, ni regaña.

Todo eso es ser maltratada y vivir en sumisión
es renunciar a una misma, traicionar al corazón.
Es vivir sujeta al miedo, a sufrir el abandono
el rechazo de quien dice y jura amar “a su modo”.

Si somos codependientes, vamos a justificarlo
a encontrar cien mil excusas para poder perdonarlo.
El otro no cambiará, nos va a seguir lastimando
cada vez será peor, pues no paga por sus actos.

Y es que le hacemos creer que no tiene consecuencias
que nos maltrate y golpee, por eso no hace conciencia
como no paga por ello, y seguimos sometidas
como no nos rebelamos, el maltrato se agudiza.

Y entonces el deterioro, será cada vez mayor
el maltrato irá en aumento y nuestra desolación.
Cada vez más inseguras, bajo el yugo del temor
no seremos quienes somos, perderemos el timón.

Es el triste resultado de un “amor” mal entendido
quedarnos solas, aisladas, perdidas, desencantadas
es el precio que pagamos por estar al miedo atadas
y a la voluntad del otro que nos ha vuelto su esclava.

De nada sirvió la lucha y anularnos por completo
el otro nos abandona, nos ha perdido el respeto
por dejarnos manejar a su capricho y antojo
y despersonalizarnos por el miedo a su abandono.

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