jueves, 21 de abril de 2011

Forjador de relaciones

En una era de estructuras organizacionales sin fronteras, donde el trabajo en equipo cada vez cobra más prioridad, las compañías necesitan de trabajadores que puedan desarrollar nuevos tipos de relaciones interpersonales, más amplias, profundas y comprometidas. Resumido en una frase, necesitan "forjadores de relaciones". Es por ello que en los últimos años, las empresas han reconocido el valor de la empatía, la inteligencia emocional, la confianza y la honestidad.

Las relaciones no siempre son un área fácil de entender o analizar. Comencemos por describir en qué consisten las nuevas competencias que hoy se requieren para forjar relaciones... efectivas.

La confianza es esencial en una organización evolucionada, interconectada y de rápido crecimiento. No hay tiempo para documentar cada decisión ni para ver y rever toda la información. Tampoco hay tiempo para discusiones largas y dilatadas, destinadas a persuadir y tranquilizar. Además, el personal no debería desconfiar de los movimientos del jefe (ni de cualquier otra persona), sino entablar compromisos y trabajar con la máxima capacidad.

Para lograr algo en estas circunstancias, una organización necesita personas que establezcan rápidamente relaciones francas y confiables. En teoría esto parece más bien simple, pero en la práctica requiere un conjunto de cualidades interrelacionadas.
¿Por qué no se enseñan estas habilidades en las escuelas?
Forjadores de relaciones

Hay ciertas características que definen a los mejores forjadores de relaciones; ellos desarrollan constantemente ciertas cualidades. Empatía e inteligencia emocional son dos buenos términos para definir esas cualidades, pero intentemos ser algo más específicos acerca de lo que implican.

Intuición

Conocida como premonición o instinto, esta cualidad ha llegado a ser cada vez más importante en una época en que no se puede recoger toda la información antes de tomar una decisión. Tomar decisiones con datos imprecisos es un don en los ambientes rápidamente cambiantes. Percibir que alguien "es la persona apropiada para contratar y que trabajará productivamente con un proveedor", por ejemplo, son atributos importantes en el desarrollo de una relación. ¿La persona que le está proponiendo un trato es completamente honesta? ¿Es un cliente que dice una cosa pero quiere significar otra? Ya no nos podemos dar el lujo de hacer una investigación exhaustiva: necesitamos confiar en nuestra intuición.

Comunicación de dos vías

Escuchar atentamente es tan importante como transmitir clara y convincentemente un mensaje. Muchas personas necesitan ser entrenadas porque son inexpresivas y, muchas otras, porque son metafóricamente "sordas". Si bien estos defectos tal vez no afecten a las relaciones basadas en el mando y el control, perjudican las relaciones basadas en la confianza. La capacidad para ofrecer una evaluación de rendimiento indulgente pero clara, o de fomentar y comprender la información, no se puede subestimar. Este último atributo es especialmente importante. Cuando las personas piensan que han sido escuchadas y comprendidas, experimentan un sentido de compromiso con quien lo hace (especialmente si esa persona es su jefe).

Creación de energía emocional

Esta cualidad incluye conmover a las personas, entusiasmarlas, motivarlas e inspirarlas a alcanzar una meta. Las personas que son capaces de crear esta energía no dan simplemente peroratas ni proporcionan incentivos monetarios (o sanciones negativas si se fracasa). En cambio, ellas fabrican esta energía encendiendo los sentimientos en los otros: "¿Hay alguien preocupado por su carrera?". Ante esta pregunta, el forjador de relaciones demostrará de qué manera, la culminación exitosa de una tarea puede ser un factor de impulso profesional. Al aceptar una preocupación, un temor, una meta, o una necesidad, el forjador de relaciones crea una enorme cantidad de energía emocional.

La inteligencia emocional, la empatía, la intuición, la franqueza y la honestidad son palabras que describen las cualidades en las que se basan los forjadores de relaciones. Todas ellas son posibles de desarrollar, primero conociéndolas, luego practicándolas y más luego incorporándolas definitivamente al carácter.

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