domingo, 30 de octubre de 2011

El espacio personal

El espacio no es algo vacío; es rico en significado, y desempeña un importante papel en la configuración de nuestras relaciones.
La gente considera que su apartamento o su casa es su territorio personal, y no quiere que otras personas penetren en él sin su permiso. Además, todos llevan consigo su territorio personal móvil, en el cual sólo los “íntimos” son bienvenidos cuando intentan entrar. En términos generales, este espacio aéreo personal tiene la forma de una caja que se extiende hacia delante, entre unos noventa centímetros y un metro y medio para los desconocidos, entre cuarenta y noventa centímetros para los amigos, y mucho menos por la espalda y los costados. Si uno se acerca, está demostrando un deseo que puede ser de hostilidad o de intimidad. Si permanece alejado, está “diciendo” al otro que ha percibido su presencia pero que en realidad no le interesa establecer contacto.
espacio personal o territorio personalEl deseo de espacio varía con el estado de ánimo de una persona. Por ejemplo, si alguien está enojado o en situación de estrés, su territorio personal se agranda, y distancias que antes resultaban cómodas pueden ahora producirle ansiedad.
Los territorios personales varían también entre las diferentes culturas. Los italianos, franceses, españoles, rusos y latinoamericanos en general tienen territorios más reducidos y se sienten cómodos con una proximidad bastante mayor que los norteamericanos. Los árabes prácticamente no tienen necesidad de espacio personal. Se ponen el uno junto al otro a una distancia que otras culturas considerarían de intimidad, y para ellos el contacto con el aliento tibio y húmero del interlocutor es una importante forma de comunicación.
Si le parece que alguien se siente incómodo con usted, puede ser que el problema no resida en el tema, ni en que usted tenga mal aliento ni en su manera de ser. Tal vez sea, simplemente, que usted está demasiado cerca.
Un uso eficaz del espacio requiere que se respete algo más que la distancia a que uno se encuentra de los demás. Las posiciones relativas también son importantes. Cuando hable con niños, o con adultos que están sentados, si quiere que la conversación sea un proceso compartido entre iguales, una comunicación, póngase a su altura en vez de mantenerse por encima de ellos.
Cuando se siente a la mesa con alguien, puede favorecer la unidad y la intimidad emocional el escoger un asiento en un lado adyacente de la mesa, mejor que en el lado opuesto, e incluso sentarse mirando en la misma dirección que la otra persona, volviéndose ligeramente hacia ella.

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