Ayer por la tarde conversaba con una de mis íntimas amistades la cual juntas nos habíamos crecido como personas, esto es: soñado, reído, llorado, disfrutado, simplemente vivido etc.
Recordando viejos tiempos habían transcurrido ya 11 años desde que nos conocimos estudiando en la misma preparatoria. En aquel entonces éramos unas adolescentes de 16 años de edad, por lo cual todo se nos hacia fácil. Nuestra única obligación era estudiar, sin embargo era suficiente con pasar el año pues jamás se nos exigió altas notas académicas. Ella anhelaba terminar la escuela para así poder casarse, tener hijos, una linda casa, una camioneta del año, dedicarse hacer una buena mamá y una excelente esposa. Mientras tanto mis planes eran estudiar toda mi vida, dedicarme a mi carrera por hobby, sin necesidad de trabajar, y contar con una pareja estable. Ambas deseábamos una vida confortable, sin complicaciones etc.
Hoy en día, todo lo anterior quedo atrás: mi amiga es madre soltera de una hermosa e inteligente niña de 7 años de edad, trabaja para educar a su hija. Aún no se ha casado, no tiene absolutamente nada de lo cual anhelaba. Mientras tanto ¿yo? Estoy a cargo de un pequeño negocio y mi mayor placer que es escribir, lo realizo como pasatiempo.
No olvidemos que la vida es un aprendizaje y cada situación que nos toca vivir existe porque hay una lección que aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario