martes, 8 de febrero de 2011

Dos claves para aumentar la comprensión y sabiduría

Pedro es un estudiante aventajado de mis grupos de estudios. Es joven, pero lo percibo con muchas capacidades. Le encargo un trabajo, pero me dice como muchos: “no me siento preparado para hacerlo”. Quienes acostumbran a tener este sentimiento, tienen una actitud poco ejecutiva lo les hace aceptar pocos desafíos en la vida y por consiguiente, aprenden a un ritmo más lento. 
Esperar a estar preparado para hacer algo puede significar morirse sin intentarlo, porque nadie está totalmente preparado para nada. Si alguien espera la perfección y completa seguridad para proceder a ejecutar, nunca probará nuevos caminos. 
Otros estudiantes que llevan muchos años conmigo, esperan en principio recibir enseñanzas más profundas de mi parte. Y se desilusionan al comienzo. Porque hay que aprender que para aprender en profundidad, no hay que escuchar, sino que participar. La sabiduría se alcanza precisamente cuando se comparten activamente ideas, sin estar completamente preparado para hacerlo. Solamente recibe quien le falta alto y tiene la mente abierta para reconocerlo. En los intentos por actuar y probar, se logra la comprensión.
Hace pocos días explicaba que cuando se tiene en la mente claramente un objetivo, con toda precisión y constancia, saturando el subconsciente con esas imágenes, nuestro poderoso cerebro aprovecha todas las oportunidades que se presentan para conseguir las metas. Las oportunidades las tienen todos, pero el que está especialmente alerta es el que las percibe a tiempo. Es como un jugador de fútbol que gana mucho dinero, decía, por estar en el momento y lugar justo para recibir la pelota y meterla al arco.
Después de debatir otros temas y llegar al final de la reunión con una evaluación de la misma, una estudiante dice: “sí, pero los otros jugadores valen porque ellos tienen que pasar la pelota al que la envía al arco”. ¿Cierto, verdad? Sin embargo, el punto original de la enseñanza se refiere a la oportunidad de estar en el lugar y tiempo preciso. La mente tiene que tener claro su objetivo y estar abierta a cualquier posibilidad para cumplir la meta, a veces de la manera más inesperada. La pelota le llegará enviada por un jugador inesperado, justo para meter el gol.
En resumen. Para prepararse mejor en la vida o en cualquier tema, no hay que esperar a estar completamente preparado. Hay que participar y actuar, obteniendo con esos intentos todavía no perfectos, la experiencia y comprensión. La mente debe estar abierta, con una actitud de reconocimiento de lo que nos falta por aprender, pero también con el reconocimiento que ya sabemos bastante como para intentar un desafío.

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