viernes, 4 de febrero de 2011

Todo se suma

Una persona es la suma de los papeles que desempeña en la vida.

Y, según las pruebas sociológicas más recientes, cuantos más papeles tenga –hasta un cierto punto– más sano estará.
Un estudio de la doctora Denise Kandel, socióloga del departamento de salud Pública de la Universidad de Columbia, sugiere que las mujeres que tienen múltiples papeles –esposa, madre, ama de casa, estudiante, miembro o líder de organizaciones religiosas, sociales o cívicas– se desenvuelven mejor que las que desempeñan pocas funciones. ¿Por qué? Una posible explicación –dice la doctora Kandel– es que estas obligaciones adicionales les permiten alejarse del estrés que experimentan en una situación cambiando a otra actividad. «Si una tiene problemas en su matrimonio, por ejemplo, el trabajar fuera de casa puede ayudarle.»
Las investigaciones de la doctora Peggy Thoits, de Princeton, lo confirman. En su estudio, las mujeres que tenían hasta cinco papeles se sentían mejor que aquellas que tenían menos. Sin embargo, las que desempeñaban más de cinco «sufrían de sobre-carga».
La doctora Thoits también averiguó que una combinación de tres papeles –esposa, madre y ama de casa– producía niveles de ansiedad significativamente elevados.
No resulta demasiado sorprendente que la combinación de estos tres papeles en particular constituya una excepción a la regla de que más papeles conducen a un mejor funcionamiento. Cuando la mujer intenta convertirse en supermujer, es natural que sienta el estrés de los papeles contradictorios que debe desempeñar. Según la doctora Thoits, aún no está claro si el trabajo tiene una función protectora para la mujer con hijos pequeños o lleva a incrementar el estrés.
Los trabajos realizados por el Centro Wellesley para la Investigación de la Mujer sugieren que, por lo menos en las mujeres de los grupos socioeconómicos más altos, el bienestar psicológico aumenta con los compromisos que supone una carrera, y que la mayor parte de experiencias que provocan tensión no ocurren en el trabajo sino en el hogar.
Aunque se suponía que las mujeres podrían enfermar del corazón en la misma proporción que los hombres como resultado del incremento de dificultades que conlleva una profesión, esto no fue así, afirma la doctora Grace Baruch de Wellesley. Ella cree que la explicación está en que la vida de las mujeres en el hogar era ya causa de estrés. Cuando ellas se integraron a las fuerzas del trabajo, las tensiones no aumentaron; al contrario, es posible que incluso hayan disminuido.
En opinión de la doctora Baruch, una ocupación interesante proporciona a muchas mujeres una satisfacción que les sirve de protección frente a las presiones del hogar; entre los 25 y los 55 años, asegura la doctora, las mujeres encuentran en la maternidad y en las tareas del hogar más situaciones de estrés que en el trabajo fuera de casa.
¿Por qué las dificultades implícitas en este aumento de funciones producen un incremento del bienestar psicológico?
Las funciones que desempeñamos le dan sentido a nuestra vida: nos proporcionan la sensación de tener un propósito y una finalidad. Además, está el hecho evidente de que más funciones representan más relaciones.
Quienes poseen pocas identidades sociales –los solteros, los desempleados, los jubilados, las amas de casa, los que viven solos– tienen más posibilidades de sufrir perturbaciones psicológicas que quienes están más comprometidos con la vida y con el resto de la gente.
Usted será la más sana de las personas si encarna varios papeles diferentes. Pero no demasiados.

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