lunes, 7 de noviembre de 2011

Tres preguntas que debes hacerte sobre el ejemplo que das a tus hijos

Muchos padres están cansados de pelearse con sus hijos y no logran que cumplan las exigencias que se les pone. Algunos padres están tan frustrados que, poco a poco, bajan las exigencias con la esperanza de que sus hijos finalmente reaccionen, lo cual muchas veces tampoco da resultados. Es lamentable que se haya convertido en norma general escuchar a padres quejarse de la rebeldía de los hijos, los cuales cada día parecen más empeñados en llevar la contraria en cualquier tema.
Cada vez que los padres me traen a su niño o adolescente para que trabaje con él, la primera queja que escucho siempre es que el hijo NO cumple alguna exigencia que le ponen los padres.

Muchas veces es que no cumple sus tareas. Otras veces que no cumple sus responsabilidades en la casa. Tal vez no cumple el tener respeto a sus padres o mostrar colaboración con su hermano.

¿En qué momento la educación se convirtió en desesperación?      

Aún cuando puede ser que la conducta del hijo sea inapropiada, muchas veces éste sólo refleja alguna conducta inapropiada de los padres. No quiero decir de ninguna manera que los padres sean malintencionados, sino que en numerosas ocasiones no son conscientes de sus propias acciones y que los hijos están modelando esas conductas.

¿A qué me refiero con esto?

Hace algunas semanas trabajé con un niño de aproximadamente 13 años de edad. La queja principal de los padres era que su hijo siempre llegaba con una actitud negativa del colegio a la casa. Mi primera pregunta para los padres fue: ¿Con qué humor llegan ustedes a la casa después de un día de trabajo? 

Un poco avergonzados admitieron que casi siempre llegan cansados, incluso irritados por los problemas laborales y con pocas ganas de compartir en familia. No necesité hacer mucho más que pedir a los padres que mejoren su actitud al llegar a casa. Los padresaceptaron y poco tiempo después también empezó a cambiar la actitud del hijo, incluso cuando llegaba a casa después de un largo día de colegio.

Ejemplos como este los podría recitar en numerosas circunstancias:
¿Cuál es la principal causa de que los hijos se muestren impacientes ante los problemas? Que los padres no toleren cuando las cosas no van de acuerdo a sus planes.
¿Por qué los hijos mienten? Porque se dan cuenta que los padres dicen a un cliente que no tienen tiempo cuando están mirando la TV en casa - y el hijo escucha la conversación.
¿En qué familias los hijos tienen pataletas? En las mismas familias en las que los padresse desesperan, gritan y malhumoran cuando no logran obtener lo que querían.
Por supuesto que existen otros factores a considerar al momento de evaluar la conducta inapropiada de los hijos, pero en muchos casos los hijos sólo están modelando (consciente o inconscientemente) las conductas de sus padres.
Tres preguntas que debes hacerte
Así que es verdaderamente necesario que los padres sean modelos a seguir para los hijos. Para lograr esta meta, existen tres sencillas preguntas que te puedes hacer ahora mismo:
¿Qué conductas no deseadas estás viendo en tus hijos? Tal vez sea arranques de ira, mentiras, desmotivación en el colegio, falta de respeto, etc.
¿Cuáles de estas conductas posiblemente están siendo copiadas por tus hijos de ti como padre/madre?Evalúa cómo reaccionas en circunstancias similares. ¿Puede ser que tuhijo esté copiando alguna conducta inapropiada de tu parte? Pregúntale también a tu pareja cómo reacciones en determinadas circunstancias y, a su vez, hazle ver en qué situaciones puede mejorar él/ella su conducta.
¿Con qué nuevas conductas positivas vas a reemplazar las negativas? En lugar de simplemente seguir exigiendo determinadas conductas a los hijos, recomiendo que lospadres cambien sus propias conductas primero. No basta con exigir. Hay que ser modelos a seguir para poder exigir. Proponte llegar a casa motivado para compartir, enfrentar tu día laboral por la mañana con entusiasmo, contenerte la próxima vez que algo te cause ira, etc. Ninguna conducta nueva es fácil de implementar, pero si nos lo proponemos y si continuamente nos concentramos en ello, tarde o temprano crearemos mejores hábitos que nuestros hijos modelarán.
Recuerda: los padres son los líderes de su familia. Nadie quiere ser liderado por alguien que no cumple lo que exige. De la misma manera, ningún hijo hará algo que es inconsistente entre el hablar y actuar de los padres.

Crea mejores hábitos. Crea consistencia entre lo que exiges y lo que haces.

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