lunes, 23 de julio de 2012

Cómo Cambiar Fácilmente en 3 Simples Pasos.


 “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”.  Gandhi
¿Qué es lo que verdaderamente nos impide cambiar?
Si has intentando cambiar insistentemente sin éxito, la razón es que ese comportamiento que repites, más allá de tu voluntad, es un programa que está grabado en ti como un sello en tu sistema neurológico.

¿Cómo lograr borrar ese programa para poder cambiar fácilmente?
ESTRATEGIA UNO: IDENTIFICAR LA CAUSA QUE NOS LLEVA A REPETIR LO QUE DESEAMOS CAMBIAR
La clave es entender algo muy simple: en nuestro cerebro asociamos emociones a conductas y a pensamientos. Son como dúos que viven en nuestro cerebro. La solución es asociar emociones saludables a las conductas nuevas que deseamos desarrollar, para que nos resulte placentero realizarlas.

Suena fácil, pero ¿cómo hacerlo?
Primero: necesitamos identificar qué pensamientos y emociones están asociados a los hábitos y conductas que deseamos cambiar.

Segundo, entender la siguiente verdad: toda conducta tiene una finalidad positiva. Donde a menudo, se da la confusión es con la frase “finalidad positiva”. Podemos ver en una persona que bebe una conducta terrible, ciertamente; sin embargo, la finalidad que persigue esa persona en el fondo, es calmar una profunda angustia, y esa es su “finalidad positiva”.

¿De qué manera satisfacer las necesidades detrás de las conductas que deseamos cambiar?
El primer paso es identificar la emoción detrás de la conducta no deseada.
Luego, pensar de qué otras formas, saludables, se puede satisfacer esa necesidad emocional.
Este proceso requiere conocerse a uno mismo, pasar tiempo observándose para entenderse, desarrollando una relación más cercana con quiénes somos.

Cuando tenemos un contacto más profundo con nosotros mismos, nos es más fácil entender por qué hacemos lo que hacemos y podemos crear alternativas más constructivas para cambiar en el rumbo que deseamos.

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos”.
Albert Einstein

ESTRATEGIA DOS: EL DIÁLOGO INTERNO COMO HERRAMIENTA PARA EL CAMBIO
¿Qué te dices a ti mismo para justificar el hacer eso que deseas cambiar?
¿Cómo desprogramar un hábito de tu sistema y lograr el cambio fácilmente?
Segundos antes de que desarrolles la conducta que quieres cambiar o de que sientas la emoción que te aqueja, inconscientemente tu mente se enfrasca en un diálogo interno por medio del cual justificas ante ti mismo aquello que sabes que no podrás evitar hacer, “una vez más”. Eso se llama negociar con el inconsciente.

Lo poderoso de darte cuenta de lo que te dices a ti mismo, segundos previos a realizar la conducta de siempre, es que identificas la emoción que está detrás de tu conducta y de esa manera la desarticulas. En otras palabras, cuando observas tu emoción, no la actúas. La parte del cerebro que mira la emoción no es la misma que ejecuta la acción.

Una vez más, cuando observas tu emoción, no la actúas.
Cuando te das cuenta de esto, aprendes a negociar con tu inconsciente deliberadamente lo que significa que aprendes a satisfacer tus necesidades emocionales de formas más saludables y coherentes con tus objetivos globales.

Recuerda que para el cerebro toda conducta tiene una finalidad positiva. (Así la conducta sea reprobable, tu inconsciente no la juzga así, porque el cerebro se encarga de evitarte el sufrimiento). Usualmente detrás de las cosas que no podemos cambiar, existe una necesidad emocional que no hemos aprendido a satisfacer de una manera más sana.

Nadie quiere postergar su trabajo hasta el último momento, para luego trabajar bajo presión; sin embargo, es como si hubiera una fuerza poderosa ante la que quedamos sin defensa, y finalmente terminamos haciendo lo mismo de siempre.

Ante situaciones así, la aplicación de la fuerza de voluntad solo agrava el problema y genera más estrés. Por eso la solución es identificar la necesidad emocional que hay detrás de aquellas cosas que queremos cambiar, y eso se logra a través del diálogo interno.

Por ejemplo, postergar una tarea puede indicar que detrás hay una creencia por medio de la cual pensamos que nos seremos capaces de hacerla, si el cerebro tiene otras opciones, como postergar, lo hará, para evitar ese momento de estrés.

La solución es cambiar nuestro diálogo interno. Cambiar lo que nos decimos a nosotros mismos y hablarnos desde una visión objetiva que convierta el temor en motivación, entender que no tenemos que hacer las cosas perfectas a la primera sin experiencia, que en el hacer, nuestro método se va perfeccionando y que finalmente con la repetición haremos asociaciones neuronales nuevas y con el tiempo, se nos hará más fácil el cambio.
“No hay nada como volver a un lugar que permanece sin cambios, para descubrir cómo has cambiado tú”.
Nelson Mandela

ESTRATEGIA TRES: AQUELLO QUE NO SE USA, SE PIERDE.
El miedo desaparece cuando dejamos de buscar razones para asustarnos
El dolor desaparece cuando dejamos de culpar a los demás por nuestros errores
La postergación desaparece cuando dejamos de usarla como escudo para nuestra falta de confianza.

Si no usas la conducta que quieres cambiar, con el tiempo, desaparecerá de tu sistema. La habrás borrado y el cambio se te hará más sencillo.

Las asociaciones neurológicas se fortalecen cuando se usan y se debilitan cuando dejas de hacerlo, podemos utilizar en nuestro provecho, esta importante característica.

Cuando estés negociando contigo mismo tu propio cambio, y diseñes otro contenido para tu diálogo interno, incentívate a ti mismo tomando en cuenta que, cada vez que no cedes ante la presión de la costumbre, estás debilitando una asociación neuronal y cada vez, será más fácil dejar las conductas perjudiciales.

Así como es importante debilitar aquello que nos perjudica también es importante reforzar la conducta nueva.
La mejor forma de conseguir fortalecer una conducta positiva, es convencer a tu cerebro de que la nueva conducta sustituta es agradable y placentera, recuerda que tu cerebro está diseñado para alejarte del dolor y acercarte al placer; por eso es importante que, por medio de tu diálogo interno, logres identificar todos los beneficios que te traerá esa conducta nueva.

¿De qué formas agradables puedes realizar una nueva conducta, para que dejes de sentir el cambio como una amenaza y lo veas como un desafío interesante y motivador?

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