miércoles, 4 de julio de 2012

ME SIENTO FRACASADO



"No creo que se me pueda considerar una persona competente, mas bien creo que siempre fracaso cuando se trata de hacer cosas nuevas". "No creo que tenga ninguna habilidad importante o reseñable que pueda servirme de ayuda en esta vida, incluso te diría más: me siento incómodo en mi entorno porque nunca doy la talla".
¿Han escuchado alguna vez a una persona hacer valoraciones sobre sí mismo en un tono parecido a este?
A este tipo de personas el sentimiento de fracaso los acompaña constantemente, ya que creen que por deficiencia suyas no podrán escapar del fracaso nunca.
Su decepción llega a tal punto que prefieren no hacer ni siquiera el intento, prefieren dejar pasar la oportunidad, antes que intentarlo y volver a fallar. Evitan cualquier situación novedosa, evitan hacer ningún esfuerzo, ya que creen no les va a reportar más que otro disgusto.
Generalmente estas personas minimizan sus éxitos, y por supuesto, maximizan sus pequeños fracasos: "Ayer mi jefa me llamó a su despacho para darme una felicitación por un buen mes de trabajo, sólo me hizo una pequeña corrección en un detalle, y ya he estado toda la noche dándole vueltas al pequeño detalle, en lugar de centrarme en lo más importante y positivo.
Este sentimiento de fracaso constante puede deberse a infinidad de razones: constantes críticas en la infancia; por el éxito arrollador de uno de tus progenitores que ponían las metas muy altas, por lo que dejaste de intentar alcanzarlas; por privación emocional, exclusión social etc.
Como en todo, en la vida lo que hay que lograr es mirar el problema de una forma objetiva. Es por eso, que lo primordial es evaluar si tu sentimiento de fracaso es real y preciso, o por el contrario está distorsionado.
Y por supuesto debes aprender a valorar tus habilidades, capacidades y rendimiento personal. Para ello deja de acentuar constantemente lo negativo y procura centrarte más en la realidad de tus logros.
Hay que conseguir que adquieras conciencia de tu potencial real, y de tus limitaciones reales.
Para eso un buen ejercicio sería que escribas en una lista tus habilidades y éxitos objetivos y que lo repases cada día para recordártelos, y para que seas consciente del todo del potencial que posees. Si te resulta complicado puedes pedir a alguien de tu confianza que te eche una mano.
Otro modo de acabar con este círculo vicioso es enfrentarte a los diversos retos que se te van presentando, para ello qué mejor que saber aprovechar tus propias capacidades y ser consciente de las limitaciones.
Lo que tienes que hacer es desarrollar un plan que te ayude a encaminar el cambio que deseas. Para ello enumera claramente las conductas que debes evitar y también aquellas que debes impulsar.
Poco a poco irás viendo cómo cosas que pensabas imposibles de realizar, las vas superando. Conforme vaya sucediendo esto concédete el gusto y honor de reconocer tu esfuerzo y victoria.
No olvides que tienes más capacidades de las que crees y que debes explotarlas, no te imaginas lo gratificante que puede llegara ser.

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