El que se cree Dios, el maquiavélico o el masoquista, aprende a tratar a
tu superior en el trabajo; en México, los jefes más comunes son aquellos que no
saben manejar conflictos.
Que una persona no reconozca el desempeño, es lo peor que le
puede pasar a los mexicanos.
No todos los
superiores son iguales. Algunos destacan por su habilidad para delegar, otros
no saben cómo impulsar la carrera de sus empleados, y hay quienes viven a
expensas de las decisiones tomadas por sus colaboradores. En México, el común
denominador son los jefes que tienen dificultades para negociar y manejar
conflictos, de acuerdo con una encuesta de la consultora Crecimiento
Sustentable.
Que una persona no reconozca el
desempeño, es lo peor que le puede pasar a los mexicanos. Una encuesta del
portal Trabajando.com entre 3,000 trabajadores reflejó que 32% opinan que el
defecto de su jefe es ser prepotente y no valorarlos. Otro 20%, se siente
molesto ante la idea de trabajar con quien no sabe escucharlo, y 14% percibe
que no le expresan con claridad las metas laborales.
Es verdad que los problemas en el
trabajo siempre invitan a comparar qué tipo de jefe tienes y cómo logras lidiar
con él o ella. John Hoover, autor de Cómo trabajar para un Idiotamenciona
que hay diversas subcategorías de jefes: "dioses",
"maquiavélicos", "masoquistas", "sádicos" y
"colegas". ¿Con cuál te relacionas? Mira estas características:
1. "Soy como Dios".
Literalmente, estas personas sienten que la misión de sus empleados es
venerarlos. Les interesa tener la autoridad por sobre todo, se aferran a que su
verdad sea única. Cuando en la mañana te cruces con un superior de este perfil
más vale dar un saludo educado, sutil, nada de bromas. Si está enfadado,
cuidado con aparecer en su oficina sin haber terminado pendientes o con
algún problema, porque tendrá ganas de "sacrificarte".
Quizá esta persona "juega a ser
Dios para compensar una tremenda falta de confianza en sí mismo", expresa
John Hoover.
Consejo: Dirígete siempre a él o
ella como quiera que lo llamen. Si quiere ser el Señor Martínez, en lugar de
David, hazlo. Busca el término medio al momento de seguir sus reglas, es decir,
si lo que él te pide entra en conflicto con la política corporativa consigue
que se haga la ilusión de que haces las cosas a su manera (y haz unas cuentas),
pero no te despegues del esquema que rige a la organización. Ojo: batallar por
pequeñas cosas contra un enemigo poderoso te hará sentir infeliz.
2. "Soy el terror de la
oficina". En efecto, ése es el maquiavélico. No se cree Dios, es una
persona inteligente, tiene más juicio y no le importa descargar su frustración
con quien se ponga en frente. Es gente que compromete hasta el último esfuerzo
de su ser para alcanzar la cúspide. Son superiores que saben todo, menos lo que
nos les interesa (como la salud y el bienestar de los demás). "No
sorprende que estas personas levanten la voz a sus empleados delante de los
clientes, y mientan acerca de los resultados del colaborador, en ese tipo de personalidad no hay compasión y menos confianza", dice
la psicóloga laboral, Berenice Espinoza.
Consejo: Si entiendes que los
maquiavélicos sólo creen en su avance, evita la competición en todo lo que
haga. Intenta adecuar tu lenguaje y conducta para que sientan que comprendes su
derecho a ocupar la cima. Siempre que describas cualquier actividad utiliza
alguna frase como: "para ti", así el jefe entenderá que actúas en su
nombre y no para robar el puesto.
Berenice Espinoza menciona que el
problema con estos superiores es que al no pensar en el desarrollo de los
demás, no hay posibilidad de crecimiento y la persona termina -la mayoría de
veces- por renunciar.
3. Que otros actúen. El jefe
masoquista tienen la cualidad de hacer "todo lo posible" porque su departamento fracase, prefiere que los demás o las
áreas de arriban solucionen. Son personas que por mayor intento que se haga
para convencerlos sobre lo bueno de un proyecto le encuentran dificultades; son
quisquillosos. Nada de lo que haga su equipo es suficientemente bueno.
Consejo: Tu jefe masoquista
siempre te hablará de las cosas malas que pueden pasar en cualquier escenario o
iniciativa que le presentes. Toma nota, para tenerlas en cuenta como medida de
precaución y cuando las mencione, simplemente di que tienes contemplados tales
escenarios. No tienen sentido "perder la razón" por cada aspecto
negativo relatado por el masoquista, busca trabajar un paso adelante con el
mentoreo de alguien más, sin dejar de lado brindar algunas indicaciones al jefe
negativo. En estos casos, aclara Espinoza, el despido es otra constante entre
el empleado al no poder dar paso sin la interrogación de su superior.
4. No te dejaré ir. Tal como
sucede cuando un gato atrapa a un ratón, que no lo mata, pero no lo deja
marcharse, el jefe sádico se resiste a dejarte cambiar de departamento cuando
solicitas una transferencia de área. La lógica de estos individuos es
interesante, si nota que avanzas en un proyecto sin problemas, lo asocia con la
idea de que no ha conseguido cargarte la mano "lo suficiente", o que
si eres tan eficiente y rápido como demuestras deberías realizar más
actividades. Para un superior de esta naturaleza, mirar que no puedes con lo
asignado o que sufres por ello, es su poder.
Consejo: Evita desgastarte en
convencer al jefe que sus métodos son erróneos y que si reconoce tu labor el
desempeño será mejor. Eso no le interesa a él o ella, sino que le darás motivos
para que demuestre su poder; en su mente la palabra que existe es "yo triunfo".
Si te interesa tener una trayectoria en ese lugar menciona aspectos como que la
presión funciona para acelerar tus entregas, y aunque haya carga laboral te
esfuerzas por solucionar los pendientes.
Para nada organices actividades en el
área de un jefe sádico porque te pones "de pecho" para un castigo,
mejor hazlo en forma independiente. Muéstrate ocupado, concentrado, no
platicando de escritorio en escritorio. Pero, por supuesto, eso no implica que
dejes de lado tu aspecto positivo y vincularte con personas clave que puedan
‘jalarte' a otra área.
5. Soy tu nuevo amigo. Los jefes
colegas están decididos a ser tus nuevos mejores amigos, así que terminarás por
agradecer cualquier excusa que encuentres para eludirlos. Esta personalidad
piensa que su deber es simplificar a toda costa lo que sucede en el área,
algunas veces tiene éxito, pero otras su problema se enfoca en tomar decisiones
difíciles, detalla Berenice Espinoza.
Los jefes colegas, apunta John
Hoover, pueden ser fastidiosos, pero también son "maleables", así que
es posible influir sobre ellos en forma positiva, si logras hacerlo no tendrás
problemas graves en la convivencia.
Consejo: Invita a este superior
a todo. Intentar hacer cosas a sus escondidas puede ser una catástrofe, porque
se sentirá herido y en lugar de colega tendrás a un jefe enojado y con
sentimientos de traición. Con él o ella la palabra clave es "límite",
no lo olvides, si te pregunte "¿tienes un minuto?" atiende esa
petición y comparte la información requerida, pero cuando la conversación se
enfrasque o no tenga sentido continuar ahí, busca un pretexto laboral para
moverte. De lo contrario terminarás por trabajar más tarde o fines de semana para
concluir aquellos pendientes no avanzados por platicar con el jefe sobre su fin
de semana.
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