martes, 31 de julio de 2012

Errores fatales que cometen las empresas, y cómo evitarlos


El sueño de los emprendedores es uno que no se limita a ningún país, sitio o persona. No conoce de fronteras geográficas, ideológicas o étnicas. Es un impulso que golpea en los corazones y espíritus de hombres y mujeres que tienen visión, deseo y el valor de emprender su propio negocio. ¿Por qué? Probablemente por la oportunidad de generar cantidades al parecer ilimitadas de ingresos con base en tus habilidades, astucia y conocimiento; por trabajar como tu propio jefe y no estar debajo de la estructura que alguien más decidió. Pero todavía más importante, podría ser por una visión, idea o producto que sientes puede agregar muchísimo valor a las vidas de miles. Por último, pero no menos importante, está el deseo de libertad, de ingreso, e incluso de fama, como un factor que empuja a muchos al mundo de los negocios.
En esta época, más personas que nunca han decidido emprender su camino y enfrentar el reto de abrir su propio negocio. En un mundo de incertidumbre económica y mercados laborales sin seguridad, la mayor seguridad que una persona puede tener es ser responsable de sí misma. Cada vez más gente se suma a las filas de las pequeñas empresas como socios, miembros, proveedores o como parte del personal.
El sueño es real y las recompensas sustanciales, pero de igual magnitud es el riesgo. Si tu producto es un fracaso, quedarás al lado del camino, maltrecho y simplemente viendo al mundo pasar. Sin embargo, en los 28 años que llevo en los negocios, los errores que cometen las empresas tienen menos que ver con la idea y más con otras cosas que no resultan tan obvias pero que pueden ser definitivamente letales.
En este informe haré todo lo posible para que conozcas los errores más catastróficos que comenten las empresas y también cómo evitarlos. Por cierto, los errores no se limitan a las pequeñas empresas. A lo largo de mi carrera he trabajado con empresas de la lista de 500 de la revista Fortune, con propietarios únicos, franquiciatarios, pequeñas, medianas y grandes empresas en más de 15 países, y puedo decirte que el tamaño marca muy poca diferencia cuando hablamos de estos errores fatales.
La buena noticia es que la solución a la mayoría de ellos es la misma: La educación. Conoce a tu enemigo, estudia sus debilidades y fortalezas y hazlo a un lado cuando te lo encuentres. La otra buena noticia es que si no logras recordar todos, sólo son siete categorías donde todos caen. Los errores fatales ocurren en las áreas de:

1. No poder VENDER
2. Incapacidad de CONSTRUIR y DIRIGIR un EQUIPO
3. No PODER ENSEÑAR A OTROS a ser líderes
4. FALTA DE SISTEMAS
5. FALTA DE RESPONSABILIDAD CON LOS NÚMEROS
6. NO HAY CÓDIGO DE HONOR, MISIÓN O VALORES
7. Permitir que la VOCECITA o el parloteo en tu cabeza sea quien determine tu día.
Esta lista volverá y te rondará la mente en los momentos en que enfrentes los retos y obstáculos. Simplemente recuerda que un problema únicamente puede persistir si es algo desconocido. Esta lista está diseñada para sacar a los demonios de las sombras para que los conozcas y puedas acabar con ellos fácilmente.

1. Poner toda tu fe y esperanza en el producto y suponer que se va a vender solo.
Si pidiera a la gente que me lo dijera, miles me contarían de su brillante idea de un producto o servicio que sería irresistible para el mercado. He visto a grandes personas y organizaciones gastar enormes sumas de dinero en el desarrollo de esos productos. Y he visto casi al mismo número quebrar porque se aferran al mito de que ese producto o servicio se va a vender solo. Creen que una vez que la gente lo descubra, se venderá como pan caliente. Detesto destrozar tus esperanzas, pero las posibilidades de que ocurra son de muy, muy pocas, a nulas. La habilidad #1 de cualquier empresa es la de VENDER. Para muchas personas, vender es una grosería; es algo lejano a ellos. Es el dominio de los vendedores de autos usados o de los latosos toca-puertas. VENTAS = INGRESO. Si no te gusta vender, ¡supéralo! Ya sea que tengas tu propio negocio o que seas el Presidente de un gigante que cotiza en la bolsa, tienes que vender conceptos, ideas, productos en un mercado lleno, apático y escéptico. Tu capacidad de comunicarte con claridad, colarte en medio del ruido es el principio y el fin de cualquier negocio. Creer que el producto se venderá solo, sin un fuerte esfuerzo de tu parte no es más que negación.
2. No darte el tiempo para aprender a vender o pensar que es una función muy por debajo de tu puesto.
Con frecuencia, los nuevos en el mundo del emprendimiento son como refugiados del mundo corporativo. Un mundo donde tenían recursos, cadenas de mando y autoridad. Vender era algo que se daba por hecho o que era responsabilidad de la fuerza de ventas…no algo que tuvieras que hacer tú. En mis 28 años en el medio, nunca he dejado de aprender a vender mejor; nunca he dejado de practicar, ensayar, representar con compañeros ni de estudiar. Oigo a muchos que dicen: “quiero tener mi propio negocio… no ser vendedor.” Puedo decirte que la orilla del camino está llena de los cadáveres de quienes creían ser “grandes dueños de negocio”, pero que no pudieron o no quisieron vender. Pero al lado de camino es muy raro encontrar los restos de un gran vendedor. Esos siempre saben generar ingreso sin importar la economía.
3. Abrir un negocio por los motivos equivocados.
Cuando trabajo como mentor o coach con dueños de negocio, les pregunto POR QUÉ abrieron su negocio. Las respuestas siempre se me han hecho muy interesantes. El dinero seguro siempre es un gran motivador, pero hay muchos días que no hay dinero en tu negocio y que la perspectiva de ingresos se ve lejana. Entonces, ¿cuál es tu motivación? Otros dicen que no quieren ser el esclavo de otros. Me parece bien, pero la esclavitud de ningún modo se limita a las relaciones entre patrón y empleado. Cuando no te queda otra que trabajar para tu negocio, en lugar de que tu negocio trabaje para ti, y los ingresos escasean… eso también es esclavitud. ¿Y qué tal estos motivos? Mi papá tenía su negocio y yo lo heredé… mis amigos creyeron que era buena idea…”? Los negocios más exitosos que he conocido tienen una misión… algo que quieren hacer en el mercado para marcar la diferencia. Quieren dejar huella de quiénes son y lo que hacen. Además, ahí radica la esencia del manejo de marca (branding). ¿Qué promesa puedes hacerle al mundo, sabedor que la cumplirás? Entrega en 24 horas… satisfacción garantizada. En el caso de nuestros franquiciatarios de SalesPartners en el mundo, la misión es “mejorar la calidad de vida de todo el mundo mediante la transformación de los mercados”. Tiene que haber ese fuego que te ayude a superar esas épocas en que las cosas se ponen difíciles.
4. Apalancar y abarcar mucho demasiado pronto.
Las visiones de grandeza son fabulosas, pero intentar apalancar tu negocio demasiado pronto puede resultar fatal. Tratar de lanzar una franquicia antes de tener un prototipo exitoso puede meterte en serios problemas. Todo negocio posee diferentes niveles de crecimiento. Cuando trabajamos con los negocios es claro que se encuentra ya sea en etapa de emerger, en caos, estables, en abundancia o poder. Duplicar en la etapa de estabilidad es como intentar construir una casa ¡en medio de un terremoto! Tatar de conseguir dinero para una idea a medio cocinar y aún sin probar no es algo descabellado si tienes la experiencia de negocios o el equipo para sacarla adelante, pero para una persona promedio… es querer ir demasiado lejos demasiado pronto. Si en tu visión tienes múltiples ubicaciones, encárgate de estabilizar una y hacer que fluya el ingreso. Al abrir ese segundo o tercer local no habrás hecho más que multiplicar cualquier problema sin resolver que tengas desde el primero. Sobregirarte en tu capacidad financiera mata a innumerables negocios todos los días. Sobregirarte en tu tiempo o recursos también puede pasar la factura a tu familia, tu salud y al resto de tu vida.
5. Renunciar a responsabilidades fundamentales demasiado pronto.
Existe una enorme diferencia entre delegar, dar poder a otros y renunciar a responsabilidades. Muchos nuevos dueños de negocios, debido a su aversión a las ventas, de inmediato quieren conseguir a alguien que lo haga en su lugar. No es un mal movimiento, pero eso no significa que ¡ya no tengas que vender! Como dueño de negocio es fundamental aprender a vender, comercializar y también enseñar a otros a vender. Puede que no seas el mejor de tu organización vendiendo, pero sí que entiendas del tema y le metas mano. Si vas a dar órdenes a otros, más vale que sepas de lo que estás hablando. Si no entiendes de contabilidad… APRENDE lo BÁSICO. Dejar toda la contabilidad y los números en manos de tu contador, tenedor de libros o gerente de finanzas no te libera de tener que entender de finanzas. También puedes gastar una fortuna en consultores de mercadotecnia, y empresas que te prometerán la luna y las estrellas, pero al final de cuentas, tú conoces tu negocio mejor que nadie más. Tú eres quien mejor conoce tu mensaje. Esas personas te pueden ayudar, pero no hacer las cosas en tu lugar. Además, un negocio debe tener una forme efectiva de entrenar a su gente. Muy pocos negocios saben entrenar a la gente, por eso se pasan el tiempo buscando a “los mejores”. Hay mucha gente muy buena, pero mucho entrenamiento malo… o cero entrenamiento. Nuestros SalesPartners llenan un nicho muy amplio cuando de esto se trata. Al visitar las empresas y facilitar mucho del entrenamiento básico y ajustar a las necesidades específicas de ese negocio se hace menos costoso que siempre estar en busca de “los mejores”.
6. Pensar que lo puedes hacer todo tú … Falta de buenos asesores o mentores… Posponer la creación de un equipo.
Un gran error es pensar que puedes hacer una empresa tú solo. En la escuela te enseñaron a hacer las cosas así, solo; no a cooperar. No hay duda por qué tantos fracasan en los negocios. Los negocios son un deporte de equipo. No sé tú, pero yo no soy tan listo para hacerlo solo, y no quiero serlo. En mi libro, el ABC para crear un equipo de negocios exitoso, presento fórmulas sencillas para tomar un grupo común y corriente de personas y convertirlo en fabulosos equipos. Uno de los pensamientos más limitantes que impide la formación de un equipo: “Cuando empiece a entrar más dinero voy a contratar un equipo.” ¡ERROR! Con ese pensamiento, puede que lo que esperas nunca llegue. Los equipos no siempre se compensan con salarios. Los equipos no siempre son de empleados. Son asesores, socios, inversionistas, franquiciatarios… personas que creen en ti y en tu misión. No eres Superman (o la Mujer Maravilla), así que no intentes serlo.
7. Trabajar aislado.
Hay quienes “se sienten soñados”. Creen que conocen el mercado, que saben lo que quiere, y cómo llevárselo… sin estar en él. Mi socio los llama los “pilotos espaciales”. Esos que están pegados todo el tiempo a la computadora queriendo entender el mercado sin salir a HABLAR con la gente. En estos días debes hacer contacto en vivo con la gente para comprender dónde están, qué necesitan y realmente cómo puedes ayudarles. Hazte parte del mercado. Conócelo mejor que nadie Y SIEMPRE HABLA CON MUCHA GENTE. Uno de mis mentores llama a esta acción “REACH” (“alcanzar” en inglés). El tamaño y éxito de de tu negocio está en función de, de cuánto alcances. No necesariamente se trata de a cuántas personas puedes llegar, sino de a quiénes puedes llegar lo que marca la diferencia. Y cuando llegas a ellos, ¿sirve de algo?
8. No hacer el cambio de crear a administrar.
Una cosa es crear grandes ideas, y otra conducir el proceso para hacerlas realidad. Muchos emprendedores se la pasan creando porque son buenos para identificar y resolver problemas. El problema es que se torna un ciclo sin fin. Existen incontables oportunidades para resolver problemas, pero para monetizar tus soluciones, también debes crear y conducir un proceso para llevarlas al mercado. Por ejemplo, enseñar a un grupo de personas a vender. Una vez que se crea el proceso, alguien tiene que CONDUCIRLO y asegurarse de que se ejecute adecuadamente una y otra vez… que la gente tenga la capacitación adecuada al respecto y genere los mismos resultados. Aquí hablamos de un conjunto de habilidades muy diferente al del proceso de crear. En mi caso, sé muy bien que mi fuerte es crear, y no tanto manejar el proceso. Por eso mi socio y yo nos complementamos muy bien. A él le encanta manejar los procesos y hacerlos funcionar. Un creador siempre cambia el proceso, que es como podar demasiado un árbol. Terminas por matarlo. También requiere que estés dispuesto a aceptar tus fortalezas y debilidades y dejar que otros ejerzan su liderazgo en tu entorno.
9. Subestimar la importancia fundamental de la capacitación.
John Maxwell dice en sus 22 leyes irrefutables del liderazgo que la Ley del Crecimiento Explosivo puede predicarse al enseñar a otros a ser líderes. La mayoría de las organizaciones que despegan rápidamente, decaen porque no tienen sistemas de entrenamiento. No hay forma de multiplicar o transferir el conocimiento obtenido a la siguiente generación de integrantes del equipo. Sin la capacitación, los originales cazadores se quedan atrapados haciendo lo que hacen. ¿Qué sucede cuando ganas esa gran cuenta y necesitas más personas que la atiendan? ¿Los vas a lanzar a los lobos y ver cómo batallan y fracasan, o cuentas con un sistema de entrenamiento para ayudarles a estar al nivel pronto, con confianza y de tal forma que perciban que tienen un triunfo? Por cierto, la capacitación no es mostrar algo y aprenderlo. La capacitación debe ser una inmersión en los aspectos físicos, mentales y emocionales del trabajo, ya sea en ventas, contabilidad, mercadotecnia o servicio al cliente. Debe ser repetible. Los Salespartners son expertos en el mundo de la educación de negocios, lo mismo en un salón que en el lugar de trabajo. Para ser un líder, también tienes que ser un gran maestro.
10. Menospreciar el lado de desarrollo personal de los negocios.
Probablemente el peor de todos los errores en las empresas sea no considerar que los negocios son un deporte de contacto emocional. Lo que saca a la mayoría de la gente de la jugada son la tensión emocional, la preocupación, el pánico, la frustración y la fatiga que acompaña al desarrollo de un negocio. Hace muchos años aprendí que la venta más difícil de todas es venderme a mí conmigo. Es decir, dominar la Vocecita en mi cabeza que duda, sabotea y mina mi seguridad. Cuando tu estado de ánimo es alto el mundo se ve muy diferente que cuando es bajo. Ves oportunidades que normalmente no verías, y enfrentas los retos con más perspicacia. Si eres como yo, en un principio no me habría considerado emocionalmente fuerte en un inicio, pero acudí a grandes maestros y coaches, a quienes sigo acudiendo hoy, para que me enseñen las habilidades necesarias para manejar mis pensamientos, creencias y emociones. Todos los cursos de desarrollo personal que he tomado inmediatamente me ayudaron a aumentar mi habilidad de vender. ¿Por qué? Porque la venta más difícil de todas ¡es la que tengo que hacer entre mis orejas! La Vocecita puede ser tu peor enemigo o tu más valioso aliado. Pero si no eres consciente de ello, te manejará y saboteará tus más grandes esfuerzos. Lo que muchos no captan es esa montaña rusa que te revuelve el estómago, hace rechinar los dientes y te tiene sin dormir que viene con los negocios. Los negocios son un taller de desarrollo personal del que nunca te puedes escapar… Pero mientras te manejes mejor tú mismo y a tu equipo, más dinero generarás. Desarrollamos el programa de mentoría de 6 Semanas para Dominar la Vocecita para ayudar a nuestros clientes a aclarar la mente de los muchas veces silenciosos pero letales problemas con la Vocecita que bloquean el ingreso y los negocios. Muchas personas terminan generando más dinero en esas seis semanas que en meses enteros.
11. Poco capital y mal manejo del dinero – pronósticos y presupuestos no-realistas.
Este tema da para todo un libro. La incapacidad de conseguir capital viene de dos cosas. La incapacidad de vender y malos hábitos con el dinero. Debería ser sencillo: ganar más y gastar menos. Pero en el caso de muchas personas, o están concentradas únicamente en vender y pasan por alto sus costos, o hacen todo por conservar el dinero y ahorcan sus esfuerzos de promoción y ventas. Si eres muy gastalón, terminará por matar tu negocio. La responsabilidad semanal con los números y una buena disciplina te ayudarán a crecer. Es importante correr riesgos para generar negocio, pero hacer proyecciones sin presupuestos es un desastre. Empeñar tu futuro en deuda sin un plan sólido y controles financieros es como dar a tu hijo adolescente una tarjeta de crédito sin límites. Tu exuberancia como constructor de un negocio podría nublar tu buen juicio. Recuerda que cuando la emoción sube, la inteligencia baja. Si en lo personal tú tienes malos hábitos con el dinero, éstos se reflejarán en tu negocio. Cualquier problema financiero que tengas cuando no hay dinero, únicamente se agravará cundo el dinero comience a fluir. Las ventas NO curan la incompetencia financiera.
12. No tomar en cuenta los márgenes y la ganancia.
Muchas empresas lo único que no necesitan son más ventas. Más ventas no harán otra cosa que matarlas. Lo que necesitan es más margen. Ésta es continuación de la anterior. Uno de nuestros franquiciatarios tenía un cliente que le pedía ayudarle a incrementar sus ventas. Le pedimos que analizara un poco los números del cliente, y descubrimos que vender más lo llevaría a la quiebra más pronto. Compraba el producto al 85% del precio al que él lo vendía. Pero después de algunos gastos indirectos, cada venta que hacía iba cavando su tumba más y más profundo. Toda transacción debe tener una sana contribución a las ganancias. Hacer demasiadas cosas de forma gratuita esperando que haya más negocio es devastador. Tienes que poder rastrear cada dólar que entra hasta su aportación a las ganancias.
13. No conocer tu producto o a tu cliente… pasar por alto los principales mensajes que te envían.
El mercado siempre te habla y tienes que escucharlo. En muchos casos se trata del dueño del negocio que tuvo una idea que “sabía” sería un éxito en el mercado. Pero aún así quebraron. No seas arrogante; pon atención a las tendencias. ¿REALMENTE qué problemas resuelve tu producto o servicio? Tal vez sea algo que no previste. ¿REALMENTE qué quiere tu cliente? No lo que quieres venderle.
14. Poca responsabilidad con los números… en lo financiero (impuestos, etc.) y en la conducta.
Recuerdo una empresa fletera de gran éxito que estaba creciendo tan rápido que no tomó en cuenta el punto 11. Tenían muchas cuentas por cobrar, hacían poca cobranza, y necesitaban mucho dinero. Como no tenían bien control de sus números y cuentas, decidieron retrasar el pago de su impuesto de nómina unas cuantas semanas para liberar un poco de dinero. Pero esas semanas se convirtieron en meses. El gobierno siempre te espera, ¿verdad? ¡ERROR! La empresa se vino abajo de forma estrepitosa y nada agradable. Utilizar el dinero de alguien más es como una droga. “Luego lo pagamos”. Pero el luego no llega porque te acostumbras a tener acceso a dinero extra que pertenece al servicio de recaudación, proveedores o empleados, etc. Esto termina por devastar financiera, emocional y psicológicamente a muchos dueños de negocio a tal punto que la quiebra termina por ser la única solución. Si el dinero no es tuyo, no lo toques sin el acuerdo del dueño.
Además, todos los que se dedican a las ventas deben ser responsables con sus números.  Cuántas llamadas, cuántas citas, cuántas presentaciones. Estos números deben revisarse cada semana, y cada quien debe responder por ellos. Ahí radica el poder de un equipo si lo utilizas adecuadamente. Si no lo puedes medir… no lo puedes mejorar.
15. No establecer un ciclo claro de venta y promoción que genere un flujo de negocio constante.
Resulta sorprendente que muchas empresas realmente no saben de dónde viene la mayor parte de su dinero. Todo negocio tiene un ciclo de venta, lo sepas o no. Si esperas que el negocio llegue solo a tocarte la puerta, vas por buen camino al fracaso. Analiza de dónde vienen todas tus ventas. Desde el origen hasta el cierre. Concéntrate en un ciclo y trabájalo hasta que funcione. Puedes perder mucho tiempo y dinero probando diferentes estrategias de promoción, de ventas… y cortar las tangentes que OTROS  utilizaron y que al parecer les funcionaron. Terrible error. Si tienes un negocio, lo tienes mediante una serie de procesos. Identifícalos y maximízalos. Nuestros SalesPartners son muy buenos ayudando a los clientes a hacerlo adecuadamente. Ayudan a las empresas a recoger los millones de dólares que siguen extendidos sobre la mesa.  Puedo decirte que personalmente yo he tirado más dinero del que hubiera imaginado a lo largo de mi carrera en compañías de promoción y relaciones públicas a las que entregué esas actividades. No eran malas personas. Simplemente se dedicaban a crear nuevas estrategias para generarme negocio, en lugar de poner atención a lo que ha funcionado y maximizarlo. Y yo me moría de impaciencia al tratar de apegarme a esas formas de atraer clientes a mi negocio. Al final de cuentas, el proceso es el proceso. Una vez que lo identificas y calibras, puedes mejorar cada paso del proceso Uno de los miembros de mi equipo lo describía muy bien. Decía que la promoción es como una vieja bomba de agua en un pozo. Bombeas y bombeas como loco y al principio no pasa nada. Luego comienza a salir un poco hasta que hay un flujo constante. El problema es que necesitas mucha energía para hacer que fluya. Es como una estrategia de promoción que te dice Vende, vende, vende, vende. El negocio comienza a fluir; te relajas un poco para entregar lo vendido y descansar un poco y adivina qué pasa. El agua sigue fluyendo un poco, se interrumpe y finalmente se corta. ¿Y qué sigue? Hay que volver a bombear. No es una buena fórmula. Mejor sería colocar una bomba automática que mantenga un flujo constante de ingresos.
16. Creer que el momento (concepto de la física) te llevará.
Una de las diferencias entre un buen dueño de negocio y un vendedor novato es que cuando un vendedor hace un par de buenas ventas, ¿qué hace? Descansa; festeja. ¿Recuerdas la analogía de la bomba del pozo? El momento puede ser un buen pretexto para no hacer nada. La fórmula del momento es la velocidad multiplicada por la masa. Eso significa que tiene que mantenerse la velocidad y que la magnitud del esfuerzo debe ser constante. Si te detienes, igual se detendrán tus resultados. Un buen dueño de negocio hace que los sistemas siempre se sigan moviendo. Puedes aprovechar los triunfos para subir el estándar y llegar a más de ellos. Sí, también festejas. Pero el festejo no implica quitar el pie del acelerador. .
17. Depender demasiado de la gente en lugar de depender de sistemas.
El extinto doctor Edwards Deming fue el gurú del control de calidad a finales del siglo 20. Lo que decía era muy claro. Un negocio debe tener sistemas y procesos que permitan a la gente hacer un buen trabajo sin poner en peligro su avance. Si surge algún problema, generalmente es un problema del sistema, no un problema de la gente. El sistema que con mayor frecuencia se pasa por alto es el de la capacitación. Tener un sistema es lo que mejor enseña a la gente a ser competente y buena en lo que hace. Por eso los SalesPartners tienen tanto trabajo. Cuando ves una gran rotación de personal generalmente es porque no hay buenos sistemas. Esperan que los recién llegados sean superhumanos o especiales. Si vuelvo a oír las palabras: “Es que no encuentro buenos candidatos” ¡Voy a gritar! La mayoría de la gente es buena. El problema radica en los sistemas.
18. Esperar que ocurran las cosas, en lugar de fijarse metas o hacer planes.
Muchos emprendedores incursionan en los negocios simplemente “esperando lo mejor”. Ese es un terrible plan de negocio. Tener metas claras te acerca a tus sueños y a los resultados que deseas. Tienes que volverte compulsivo en fijarte metas… y no sólo un “solucionador de problemas”. ¿Qué prefieres enfrentar, problemas o metas? El programa de Metas de Dominio de la Vocecita te lleva a las “metas correctas” por el “proceso correcto” para alcanzar lo que quieres. ¿Los planes siempre salen de acuerdo con los planes? No. Pero el proceso de crear un plan esclarece tu mente y la libera de dudas, preocupaciones, sorpresas que pudieran bloquearte más adelante en el camino, cuando ya estés muy metido en el negocio. Yo no soy muy bueno para hacer planes, pero sí para fijarme metas. Seguir un proceso adecuado para fijar metas tendrá como resultado un plan sencillo. ¿Que si siempre alcanzo mis metas? No, pero me  mantiene en movimiento y en la dirección que quiero. La ruta de cada meta te permite corregir y crecer sin importar si la alcanzas o no.
19. Resolver problemas trabajando más.
Si ya llevas algo de tiempo en los negocios, la solución a la mayoría de los problemas NO ES TRABAJAR MÁS. Se trata de un concepto revolucionario para muchos, como lo fue para mí. Trabajar más para resolver un problema con el que has trabajado ya mucho se torna difícil, frustrante y forma malos hábitos. Muchos dueños de negocio se desgastan e incluso se dan por vencidos porque de se dan cuenta de que trabajar más no los lleva a ningún lado. Por eso debes tener asesores, un equipo y debes estar dispuesto a enfrentar nuevos riesgos en las áreas que te causan problema y encontrar otras rutas que te resulten más elegantes, fáciles y lucrativas. Algunas veces se trata de un cambio de 180 grados en la dirección que resuelve el problema. ¡La mejor manera de salir del hoyo es simplemente dejar de cavar!
20. Menospreciar el poder de relacionarte, asociarte y conectarte.
Quien haya dicho que si inventas una mejor ratonera el mundo iba a venir a tocar tu puerta… Le hizo un flaco favor a los emprendedores que lo siguieron. (Creo que fue Ralph Waldo Emerson). Esperar que suene el teléfono, enviar miles de correos a ciegas  y esperar que alguien vea tu anuncio y te localice es un camino seguro a la ruina. No importa si eres pequeño o grande, siempre hay con quien te puedas conectar, asociar, aliar o simplemente hablar para descubrir un mundo de recursos, capital e ideas que nunca te hubieras imaginado. Por supuesto, nunca lo experimentarás si no preguntas. Alguna vez oí: “Si no preguntas, la respuesta que ya tienes segura es un ¡NO!”
21. No tener código de honor.
Los grandes equipos, empresas, culturas, ejércitos o familias tienen algo en común. Un conjunto de reglas. Se llama código de honor. Es un conjunto de reglas que fija las normas de conducta del equipo. Los Diez Mandamientos son un código de honor. La Constitución es un código de honor. Muchas organizaciones tienen excelentes productos y gente muy valiosa, pero fallan desde dentro. El capital intelectual y la energía se malgastan porque el equipo opera a la mitad de su capacidad o es disfuncional en su conjunto. No importa qué tan buena sea la competencia, si tu propio equipo no logra trabajar como tal. ¿Por qué pasa esto? Porque al querer crear entornos abiertos y de libre pensamiento, nadie quiere crear reglas que signifiquen restricciones. Pero cuando no hay reglas, las personas hacen las suyas. Ni buenas ni malas, simplemente diferentes. Es un problema colosal y muy triste… Ver grandes ideas y talentos desaprovechados porque la gente ve en direcciones diferentes. Buenas reglas de un código de honor son algunas como estas: nunca abandonar a un compañero del equipo que te necesita, tratar los problemas directo, no culpar ni justificar, festejar todos los triunfos, entre otras. El código de honor es un conjunto de reglas sobre la conducta que determinan el entorno en el que vivimos. Un mismo código no sirve igual a todas las personas. Pero sí debe servir a tu negocio, tu misión y tus valores. El tamaño de tu organización es directamente proporcional a tu capacidad de hacer cumplir las reglas.
Ahí están: 21 errores garrafales que tienes que evitar. Pero hay buenas y malas noticias. La mala es que es probable que, de todos modos, los cometas. Pero la buena es que ahora ya sabes qué hacer. Hace años formamos Vendedores Perros para ayudar a los dueños de negocio y gerentes como tú a alcanzar sus sueños. Como verás, los negocios no son ninguna ciencia oculta, pero sin la educación para saber vender, reclutar y hacer equipos, enseñar a otros a ser líderes, desarrollar buenos procesos y sistemas, crear y mantener un código de honor y, aún más importante, dominar tu Vocecita, el negocio siempre batallará. La misión de Vendedores Perros es mejorar la calidad de vida de todos mediante la transformación de los mercados. Lo hacemos enseñando todo lo arriba expuesto.

¡Sé increíble!
                

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