sábado, 22 de junio de 2013

La estrategia correcta

Cuanto más productivos se vuelven los lugares de trabajo y más incorporan aspectos de capacitación, aprendizaje y desarrollo, parece que más problemas se crean para los trabajadores. En particular, la mayor participación que implica los momentos de cambios que vivimos pareciera exigirnos más tiempo y energía de los que podemos dar normalmente. A esto debemos agregar las presiones cada vez más complicadas de la vida privada. 

Durante los últimos años, se ha explorado el aparente conflicto entre las presiones del trabajo y las del hogar, intentando descubrir qué prácticas de trabajo impiden al individuo integrar su vida y desarrollar su profesión, y qué circunstancias subyacentes mantienen y refuerzan esas prácticas de trabajo. Un nuevo enfoque a esta problemática, nos brinda un nuevo paradigma:
"El éxito en el hogar y el éxito en el trabajo pueden reforzarse recíprocamente"
Sólo parecen opuestos porque se necesita un gran esfuerzo para mantenerlos aislados el uno del otro. Pero quizás, esa no sea la estrategia correcta...
Cuando las exigencias del negocio chocan con las del hogar, el trabajador asume que las necesidades personales tienen que ceder. Dedica menos tiempo a su familia, deja de cuidar de sí mismo, o bien disminuye las horas de sueño. Pero estas estrategias son adictivas y autoperpetuadoras y aún así, no atacan el verdadero problema.

El verdadero problema, según este nuevo paradigma, se encuentra en los supuestos -por lo general no reconocidos- que guían las prácticas de los negocios y las organizaciones. Por ejemplo, en muchas compañías existe el supuesto tácito de que un buen desempeño no significa producir resultados, sino estar visiblemente ocupado y siempre disponible cuando se le necesite. Esto se combina con el objetivo, también tácito, de reducir el personal todo lo posible. Los gerentes les dicen a los empleados que trabajen"más eficazmente y no más duro", pero lo que sus acciones sugieren -y donde enfocan todo su "liderazgo" - es en que los empleados trabajen más y más horas...

Lo cierto es que la gente puede trabajar con más eficiencia durante períodos limitados de tiempo, pero no largas horas, pues interviene la fatiga, la disminución de la atención y surgen las preocupaciones por otras necesidades. Esto es obvio en la experiencia de cualquier persona y lo corroboran investigaciones que muestran aumentos de productividad cuando la gente diversifica sus actividades y trabaja medio tiempo.

También podemos afirmar que muchas veces, las actitudes ante la apariencia de ocupación constante, no se basan en las necesidades reales del negocio, sino en expectativas y modelos organizacionales tradicionales, estereotipados.

Mientras no se discutan abiertamente estas cuestiones y no se rediseñen las estructuras de trabajo que se basan en ellas, los empleados se sentirán presionados por el conflicto entre las necesidades del hogar y la familia. Como resultado, las organizaciones sufrirán de bajo rendimiento.

Por el contrario, aquellas compañías que se abran al diálogo, a la búsqueda sincera de soluciones a los problemas que enfrentan y modifiquen las prácticas de trabajo que surgen de esas expectativas tradicionales, derivarán en un notable mejoramiento del desempeño de su personal. Las personas empezarán a creer que sus vidas, en el trabajo, armonizan con sus vidas en el hogar.

Para enfrentar esta problemática, quizá necesitemos comprender y adquirir un nuevo paradigma:
"El éxito en el hogar y el éxito en el trabajo no se oponen, se refuerzan recíprocamente."
¿Cuál sería la estrategia correcta, con este nuevo paradigma?

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