viernes, 28 de junio de 2013

PERDONAR NOS TRAE GRANDES BENEFICIOS

Dicen que “errar es humano y perdonar es divino”. Las doctrinas espirituales siempre lo han afirmado… Pero ahora la ciencia confirma que perdonar ofrece grandes beneficios para la salud y la calidad de vida. Cuando perdonamos hemos hecho ya el negocio entrando en nuestra vida como principiantes totales, observando cada respiración como si fuera la primera, cada pensamiento como si fuera el último estando totalmente vivos.
Uno de los primeros pasos en el crecimiento interno es el perdón. El perdón es un adentrarse en el mundo de la obra interna, de bondad, de amor. El perdón suaviza la vida y facilita el continuo progreso.
Es un abandono del doloroso resentimiento que ha surgido de modo natural entre dos sistemas de deseo. Es la profunda integración y resolución de conflictos entre individuos así como entre los aspectos opuestos del yo. Es la reunión de algo no curado. Necesitamos una reconciliación con un piadoso y profundo perdón.
A veces la resistencia y el apego por lo que está sin perdonar, han quedado fijado con tanta fuerza que es, como algo superior que no podemos vencer. Sin embargo, el perdón puede ayudarnos a abandonar aquello a lo que todavía nos aferramos.
En teoría, es precioso abandonar estados pesados como el resentimiento, el temor o la culpa, pero en la práctica, descubrimos que el impulso de nuestra identificación con esos sentimientos ha hecho crecer unas raíces tan profundas que no pueden arrancarse con facilidad.
Por ello el perdón debe concederse lo antes posible. El perdón sirve para abandonar parte de nuestra pena.  Permite que la rabia flote en un estado de consciencia piadoso lo mismo que un blando regazo nos hace sitio para nuestra vida. Es la expresión natural del corazón no obstruido.
Resuelve la separación y permite que la mente vaya más allá de ella misma. Practicando diariamente el perdón abrimos la mente a la compasión natural del corazón. Pero antes debemos investigar el beneficio del perdón.
No intentamos anular la rabia o el miedo como una técnica de perdón; el perdón tiene su máxima fuerza cuando se usa en el momento adecuado. Forzar el perdón, intentar tocar con el perdón aquello que apenas podemos tocar con una consciencia clara, no propicia la curación.
Primero necesitamos ser inteligentes e investigar nuestra pena, nuestra desconfianza, nuestro apego, antes de que la gran fuerza del perdón pueda llegar lo más lejos posible.  El perdón nos beneficia a nosotros no a otra persona… Es un toque de compasión y comprensión y además nos devuelve a nuestro corazón.
El perdón es un regalo que el corazón hace a la mente. “En cada uno hay algo de su semejante. Por lo tanto, quien quiera que ofende no sólo se ofende a si mismo, sino también a ese parte de él que pertenece al otro”.
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"Toda persona es tan feliz como se propone serlo"
- Abraham Lincoln - 

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