miércoles, 17 de julio de 2013

DEJA ATRÁS TUS TEMORES, VIVE LIBRE, HAZ TU VIDA

 “La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella”decía el emperador filósofo romano Marco Aurelio.
La poderosa capacidad del ser humano de elegir los pensamientos sobre los cuales construye su vida, es básico, fundamental y determinante para  el estilo de vivir que de esto resultará. En todo caso, somos diagramadores, constructores, arquitectos de la vida actual que cada uno posee. En otras palabras, nos hemos traído a donde nos encontramos en la existencia personal gracias a las elecciones que hemos hecho, en función de las creencias que tenemos y que respaldamos con nuestros actos.
Es curioso, pero como bien lo menciona W. Doyle Staples: Todo lo que ocurre en la vida hoy está determinado por el contenido de tu mente, por la imágenes mentales que tienes y a las cuales te aferras. Todo casualidad es mental por decirlo de otro modo, el seguir favoreciendo las ideas que tenemos en mente, y a las cuales les damos crédito sin nunca cuestionar, analizar, observar la validez de las mismas, nos terminan arrojando a una vida sin sentido o muy por el contrario, apasionante, llena de significado y plena de aventura.
¿Cuál es el problema?
¿Por qué resulta tan difícil cambiar, incluso cuando lo obvio dicta que es necesario dar pasos significativos, más aun cuando así lo reconocemos?
La cuestión es que nos movemos bajo supuestos. Un supuesto para este caso, es una idea que tenemos sobre cómo debe ser la vida, o sobre cómo debe ser un aspecto en particular en la existencia, idea que terminamos considerando como cierta, independientemente de si esta es real o falsa, pensamientos a partir de los cuales sacamos conclusiones, pero que en todo caso, al actuar conforme a estos, ello determinará inevitablemente los resultados específicos para nuestro existir.
Convencidos por nuestra manera habitual de pensar, actuamos asumiendo que la forma en que debemos modelar nuestra conducta, es como pensamos y no de otro modo. Aunque se acepte que hay otras formas más creativas, recursivas, ingeniosas de “ver el mundo”, seguimos instalados en esos supuestos, o modelos de pensamiento que nos mantienen en un estilo de vida al cual pertenecemos y del cual difícilmente nos podremos zafar.
Si no nos atrevemos a cuestionar nuestros supuestos, si no los analizamos, difícilmente lograremos avances significativos en la vida.
La primera y mejor victoria es conquistar al yo, ser conquistado por el yo es de todas las cosas, la más vergonzosa y vil decía Platón.  El problema es que seguimos atados a nuestra manera de “funcionar” en la vida, y todo intento por creativo que sea, si se hace a partir del modelo de pensamiento que siempre se ha mantenido, lo único que se va a lograr, son diversas formas de seguir obteniendo lo mismo.
Vidas que se repiten una y otra vez.
Conozco muchos casos de personas atrapadas en prisiones creadas por ellos mismos, aferrándose a los confines de los calabozos autoimpuestos.
¿Por qué se siguen manteniendo relaciones disfuncionales en el tiempo, usando estrategias de solución que resultan ser “pañitos de agua tibia”, salidas superficiales?
Relaciones así están tan enfrascadas en su forma de “ver” la vida, que lamentablemente sus alternativas de solución sólo alivian, pero no son arreglos de fondo, son sólo distractores de su propia realidad. Apaciguados por las soluciones superficiales, siguen parados sobre tierras movedizas negándose a ver el peligro.
Por cada éxito en diversos emprendimientos, hay cantidades de fracasos que frustran a millones de personas. ¿Has notado como hay personas que parecieran estar especialmente orientadas a repetir fracaso tras fracaso y no lograr mayor que cosa que precisamente frustración?
Personas muy bien intencionadas, con gran ilusión se embarcan proyecto tras proyecto para darse cuenta como es usual, que en esta ocasión como siempre, volvieron a fallar. Se llenan de historias de muchos otros que heroicamente vencieron cualquier tipo de vicisitudes hasta lograr que sus proyectos por fin fueran realidad y hoy viven de los rendimientos de sus iniciativas realizadas, esto con el ánimo de entusiasmarse y darse esperanzas en sus propias historias. Pero ni eso logra que puedan romper sus limitantes.
Muchos aducen convencidos (supuestos) que no tienen buena racha, la mala fortuna está con ellos, y que la suerte no les acompaña. De esta forma tienen una explicación que justifica su realidad.
Cuando convencidos de algo, asumimos que lo que pensamos es cierto, haremos cosas que produzcan resultados que confirme lo que pensamos.
 El Mayor Problema
La mayoría de los intentos de autoobservación personal resultan muy difíciles, porque muy a menudo confiamos en nuestros hábitos para estudiar nuestros hábitos Dice Michael Jelb en su libro El cuerpo Recobrado. Es decir, no vemos lo real o irreal de nuestros supuestos, porque estamos tan metidos en ellos, que no los percibimos. Vemos sólo aquello para lo cual nos hemos preparado para ver. Como decía Abraham Maslow “Si tu única herramienta es un martillo, tiendes a tratar cada problema como si fuera un clavo”, es decir, la alternativa que cada quien puede tener para mejorar sustancialmente su vida, no es más que la única que le puede dar esa su forma de ver las cosas.
Ten en cuenta que “No vemos las cosas como son, sino como somos nosotros” ¿cómo vamos a notar que existe una mejor forma, una mejor alternativa de hacer las cosas, cuando ni siquiera consideramos esa opción? Y en caso de llegar a considerarla, no la veremos con facilidad, simplemente porque como decía Maslow, sólo veremos clavos.
Por ejemplo, la tecnología por muy avanzada que sea esta, no hará nada más allá de lo que se le indique, en consecuencia, lo que hace que una herramienta sea muy efectiva es el uso, no la condición de esta.
Así somos nosotros. Con todo ese discurso existente que refuerza la idea de que somos seres extraordinarios, muchas veces expresado de formas ligth, por muy extraordinarios que seamos, no haremos más allá de lo que nos permitamos nosotros a nosotros mismos.
El Camino a Considerar
En el artículo: “La Aventura es su vocación” publicado en la revista Selecciones Reader´s Digest de enero de 1984, escrito por Virginia Morell cuenta la historia de John Goddard. John Goddard fue un hombre extraordinario, no porque tuviese alguna particularidad que lo hiciera un ser fuera de este mundo, simplemente, hizo como comenté hace rato, hasta donde él mismo se permitió, con la diferencia en que fijó sus límites muy, pero muy lejos. Con alrededor de 15 años John Goddard incómodo de que le estuviesen diciendo a cada momento qué debía hacer, y preocupado de llegar a una edad de 50 años creyendo que no había hecho nada significativo en su vida, tomó la decisión de vivir de una manera muy particular.
Hizo una lista en la cual escribió 127 metas que quería realizar. Dentro de las cosas que se propuso hacer y que logró cumplir entre otras, fue navegar por los ríos Nilo, Amazonas. Estudió culturas primitivas, entre ellas, la del Congo, Australia, Kenya. Escaló varios de las cimas más altas del mundo. Hizo los viajes de Marco Polo y Alejandro Magno. Visitó la Gran Muralla China, la isla Galápagos, la isla de Pascua, el Vaticano, el Taj Mahal, la Torre Eiffel, La Torre de Londres y la Torre Inclinada de Pisa. Logro sumergirse en un submarino, montar en portaviones, bucear a 40 pies aguantando más de 2 minutos la respiración,  tocar flauta y violín, saltar en paracaídas, aprendió esquí acuático y de nieve, aprendió varios idiomas, leyó grandes obras de la literatura universal, dar la vuelta al mundo, se casó, tuvo hijos, en fin.
Tan solo hago mención de unas cuantas cosas que hizo y que él mismo definió en una lista y luego se embarcó en la tarea de hacerlas.
No sugiero que seamos como John Goddrad, lo que sugiero es que definitivamente cuando hacemos cambios sustanciales en nuestra esencia como personas, necesariamente terminamos haciendo cosas sustanciales en nuestras vidas. Cuando nos sentimos atrapados porque no hay alternativas en cualquier situación que enfrentamos, eso lo que evidencia sencillamente es que nuestra forma de ver ya no nos es suficiente, y no vemos más allá de los límites de nuestras percepciones.
Es muy fácil decir se recursivo, se creativo cuando aunque existan opciones, tú no las ves.  Atrapados en nuestro propio mundo, no vemos más allá de lo que este mundo creado por nosotros mismos, nos pueda ofrecer.
Es la razón por la cual existiendo tantas alternativas de generación de ingresos, muchas personas no puedan acceder a ellas. Aunque las veas, no se perciben el beneficio, no se sabe cómo hacerlo, o lo ven muy difícil, dicho sea en otras palabras, su forma de ver las cosas, su modelo de pensamiento hace que sigan buscando formas que confirmen que lo que creen, es decir sus supuestos, es verdad.
Es la razón por la cual muchas personas se ven esclavizadas en vidas afectivas disfuncionales, tiranizadas por ideas que aunque dañinas, siguen defendiendo.
Es la razón por la cual muchos viven encadenados en vidas interiores dramáticas, favoreciendo la ansiedad, la preocupación, la oscuridad interior, el dramatismo interno, las emociones que favorecen la dilación, la depresión, la apatía, la indiferencia.
Y es la razón por la cual a muchos se les da por llamar aventajados, afortunados, con “buena suerte” y todos los demás adjetivos que puedan utilizarse para referirse a individuos que con moldes de pensamiento distinto, viven obviamente vidas extraordinariamente distintas.
Ten presente que si la esencia permanece, los intentos por lograr cambios será infructuoso. Los cambios significativos vienen de adentro. No se puede ver de forma diferente la vida, desde nuevas perspectivas, si permanecemos y conservamos el mismo modelo de pensamiento en nosotros.
Si quieres cambiar ese modelo de pensamiento que te mantiene donde estás, debes ser valiente y darte el permiso de ir, salir, exponerte para ver el mundo, tu mundo, de otras maneras que antes jamás hubieses imaginado. Esa es una excelente forma de comenzar.

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