martes, 2 de julio de 2013

RESISTIR ES PERSISTIR

Giuseppe di Lampedussa, el novelista italiano, el autor de una novela magnífica que te recomiendo:
“El Gatopardo”. El término ha sobrepasado a la obra; las ciencias sociales, la historia, la psicología, la política y la vida en general ha hecho suya la expresión: “gatopardismo”, de hecho la palabra es admitida por la Real Academia de la Lengua Española, está en el diccionario. 

La voz significa en términos generales que “cambie todo para que todo permanezca igual”. El gatopardo, en italiano el felino de las formas, de la sustancia dejamos de hablar, comentaría yo.

Esta actitud y este término son directamente aplicables a quienes dejan de escuchar, de intentar, de reinventarse y de aproximarse al camino  que conduce necesariamente a crearse a sí mismo.

La negativa de aprender, el rechazo per se, nos lleva ineludiblemente a la comodidad y a la muy breve “satisfacción” de creer que estamos en el lugar adecuado y siendo poseedores de la “verdad absoluta” aunque la infelicidad prevalezca en nuestras vidas.

En lo personal, en la mayoría de los casos, estoy convencida de que el motor y sustento principal de esta conducta es el miedo.

La soberbia que en todas las culturas es un mal mayor, es producto de lo mismo, del inmovilismo y de la negativa rotunda a cambiar.

Aceptar que todo viene del interior es el primer paso de la evolución; la responsabilidad de saber que somos el primero y el último de los influyentes de nuestra vida y de lo que en ella acontece, es su razón.

El rechazo desvía, es autodefensa y produce eso que al principio te comenté, el gatopardismo.
La desaprobación es lo más cercano a la desconfianza en nosotros mismos. Es imprescindible modificarla, con fuerza, con pasión y confianza en que somos capaces todos de cambiar las cosas.

Cual si fuera una comida “pesada” es fundamental digerir nuestra historia, lo que nos ha llevado a donde estamos. El digestivo, la medicina que cura este “empacho” es el viaje al interior, el aceptar que podemos transformarnos.

El autosaboteador esta dentro y en el centro de nuestro comportamiento, es quien impide el cambio.
El equilibrio es necesario, encontrar que somos merecedores de felicidad y abundancia, que se requiere iniciar a la brevedad, aquí y ahora el camino hacia lo nuevo, hacia lo diferente.

Capítulo aparte es ese lugar donde nos sentimos importantes, pese a lo mucho que lastima, ese espacio donde somos el foco de atracción de quienes nos rodean, de quienes queremos impactar y de quienes acríticamente queremos llamar su atención: La casa de la compasión.

Con todos compartimos que nada funciona, que todo esta mal; intentamos generar la atención de los demás hacia nosotros, su conmiseración, finalmente la nuestra.

Tenemos que cambiar nuestra conciencia porque solo así transformaremos al mundo.

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