martes, 28 de junio de 2011

EL METRO CUADRADO: Aumentando el Poder de la Influencia Personal

Todas las personas contamos con dos espacios, uno sobre el cual tenemos una influencia absoluta y mientras esto sea así, está bajo nuestra potestad que lo que suceda dentro de ese espacio esté directamente ligado a las decisiones que se toman al respecto. A este espacio es al que llamo“Metro Cuadrado” . En el umbral más bajo del por ejemplo de este espacio hay decisiones como levantarse a una hora en particular, leer, optar por comer esto o lo otro y en el umbral más alto lograr empatía, liderar sus emociones, disfrutar de la paz interior.


En el otro espacio, son situaciones que están fueran de nuestro control, es decir, son cosas que realmente son muy complicadas de influenciar y difícilmente podrían estar determinadas por una decisión directa nuestra, tal es el caso del clima, las tendencias demográficas del planeta por citar un par de ejemplos.


Sin embargo, aunque señores de nuestro espacio es decir del Metro Cuadrado  y rectores del mismo, y siendo que este está directamente influenciado por nuestras decisiones y acciones consecuentes, son muchos los casos que en lugar de ser dueños de este espacio, es más bien este el que se adueña de algunos individuos.


Cuando no se lidera ese espacio sobre el cual tenemos absoluta potestad entonces eso que no controlamos nos controla y se dan cosas como cuando la pereza a través del sueño dicta nuestra conducta, o cuando víctimas del miedo postergamos acciones que deberían hacerse lo más pronto posible afectando así nuestra calidad de vida; cuando caemos víctimas del licor, o en la inestabilidad emocional, o en la falta de perseverancia, en fin tantas pero tantas cosas que la vida termina volviéndose un desastre por no asumir el control sobre el único espacio en el cual sí lo tenemos, el Metro Cuadrado


Si no se manejan aquellas cosas que se pueden controlar, no solo se puede terminar golpeado por las pasiones sino que los individuos que así son, terminan siendo altamente influenciables por agentes externos y por individuos que terminan aprovechándose de personalidades donde está ausente el carácter.


Cuando la intranquilidad toca las puertas de las personas y logra que los individuos pierdan su norte, cuando desviados se dejan tentar por cosas que en el largo plazo quita más de lo que pone, cuando alterados pueden afectar la vida de otras personas en particular aquellas más cercanas, cuando en altos cargos se manipula al personal en una actitud claramente utilitarista y a parte utilizan una línea dura e intransigente con sus dirigidos, cuando no se manifiesta reconocimiento y afecto a los hijos pero sí se les cuestiona implacablemente cuando cometen supuestamente una falta, allí el Metro Cuadrado se ha reducido hasta el punto de asfixiar la vida de un individuo que no tiene vida.


Las personas altamente reactivas, ultrasensibles pierden la confianza que otorga el hecho de saberse dueños de sí mismos y terminan en manos de eso que les hace perder el poder sobre ellos, en otras palabras, eso que les quita la tranquilidad en un momento determinado es precisamente lo que los gobierna. Llegar incluso por ejemplo a perder la compostura cuando la lluvia irrumpe sorpresivamente, o discutir con el celular cuando suena, o perder la razón porque se les habla mientras hacían otra cosa, es una muestra por demás evidente que el centro de control no está donde debería estar.


Concentrarnos en esas cosas sobre las cuales tenemos control es un “Resultado” no es producto de la casualidad, la grandeza no se improvisa, la paz interior resultado de saberse dueño de la realidad personal no es magia, no son pócimas, ni cartas, sino producto de una decisión personal y de una vida vivida consecuente con esa decisión.


Para comenzar a ser dueño de nuestro Metro Cuadrado hay que comenzar por lo que es fácil, para ir ganando confianza, lo que nos permitirá lanzarnos al siguiente nivel. Como decía Lao Tse “Todo Lo Difícil Comienza Siempre Fácil”, comenzar con una hora determinada para levantarse en las mañanas, leer cierto número de páginas, controlar el consumo de algún alimento que se consuma.

Poco a poco se irá ganando más terreno e incluso, llega a ganarse el señorío sobre los pensamientos que son los que a la larga pueden mantener la calma sosegada del espíritu o desestabilizar al individuo.


Cuando esto es así sucede algo excepcional, el Metro Cuadrado acrecienta su espacio y en consecuencia, se convierte en 10 Metros Cuadrados, 50, 100, e incluso, puede llegar a convertirse en miles de Kilómetros Cuadrados. Cada quien vive en su Metro Cuadrado un espacio soberano sobre el cual otros no tienen ninguna influencia, salvo que así se permita, sea esto conciente o no. Se da el caso entonces de que cuando un ser humano tiene grandeza interior, su seguridad, su carisma, su calidad humana influencia a quienes al lado están.


Personas que al obtener grandeza interior, crean un aura tan poderosa alrededor que tocan las vidas de las personas cercanas y algunos llegan a tocar las vidas de otros que muy lejos están e incluso, a personas de generaciones futuras, tal es el poder de la grandeza interior. De allí la importancia de caminar hacia la adhesión a principios y valores eternos, incuestionables, que solidifiquen una vida indiscutible.


No hablo de quienes a través de la coerción, la amenaza y la manipulación ejercen influencia sobre otros porque en este caso, los obligados actúan más por obligación, por temor que por otra cosa y quienes mediante la intimidación psicológica o física actúan, dan muestras de una enorme pobreza interior y víctimas de sí, atropellan a quienes no pueden separarse de ellos. No hablo de estos.


Me refiero a esos hombres y mujeres que con un enorme ejemplo de vida provocan tal admiración y respeto de quienes están cerca que logran dejar marcas positivas de quienes los rodean y en consecuencia mueven a las personas a cambios muy productivos en sus vidas, en otras palabras, es tal su dignidad de vivir, su ejemplo, su altura en su manera de vivir su Metro Cuadrado que terminan influenciando a las personas que tienen la fortuna de conocer seres humanos así. Piense entonces en un padre y en una madre de familia con grandeza interior, con majestuosidad sobre su Metro Cuadrado tocarán la vida de sus hijos notablemente puesto que predican con el ejemplo y entonces, dejan huellas maravillosas en la vida de estos que a su vez harán lo propio con los suyos en su momento. Replican el ejemplo.


Piense en el caso de un jefe, un líder político, en un líder religioso que comprenda que la grandeza en que desea que los demás vivan debe comenzar por él mismo desde su interior y si esto lo entiende así, entonces logrará resultados maravillosos en todos a quienes “toque”, entendiendo que los movimientos concéntricos en el agua cuando cae una pequeña piedra se generan desde un centro y esos movimientos se irán ampliando y tocando a otros que también generarán esos círculos concéntricos y a otros que harán lo mismo, en una sucesión de eventos sin fin cambiando a muchas, muchas personas.


Por eso, aunque pequeños gestos de transformación en nuestra vida interior, que es una decisión que está supeditada a nuestro Metro Cuadrado a la larga suelen ser Grandes Cambios que terminarán afectando a miles de personas de manera muy constructiva.

De allí que un cambio en el nivel privado personal, resulta ser un cambio en cierta forma para toda la humanidad.

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