martes, 14 de junio de 2011

Una antigua batalla

Es una antigua batalla. Los pesimistas piensan que los optimistas son tontos y los optimistas piensan que los pesimistas sufren innecesariamente. Muchas investigaciones se han hecho sobre este sujeto en los últimos treinta años.

¿Ya tenemos la respuesta?
El vaso... ¿está medio lleno o medio vacío?

Martin Seligman y sus colegas de la Universidad de Pennsylvania encontraron que las personas optimistas son más felices que las pesimistas. Cuando algo malo ocurre, los optimistas piensan que es temporario, de efecto limitado y que no es enteramente su culpa. Los pesimistas hacen lo opuesto. Consideran que la coyuntura es permanente, de consecuencias nefastas y que es su culpa. Por supuesto que esto se manifiesta en varios niveles, no es sólo blanco o negro. La mayoría, nos encontramos en algún punto entre estos dos extremos.

La principal diferencia entre optimistas y pesimistas es cómo se explican la realidad a sí mismos. A partir de estas definiciones, los investigadores encontraron que el optimismo contribuye con la buena salud, mientras que el pesimismo con la enfermedad.

En numerosos experimentos (a gran escala, controlados y a largo plazo), Seligman descubrió que los optimistas son más exitosos que los pesimistas. Políticos optimistas ganan más elecciones, estudiantes optimistas obtienen mejores títulos, atletas optimistas ganan más competencias, vendedores optimistas hacen más dinero.

¿Por qué puede ser esto? Porque ambos, tanto los optimistas como los pesimistas tienden a cumplir sus propias "profecías". Si usted piensa que algo es permanente, entonces...¿por qué trataría de cambiarlo? Las explicaciones pesimistas tienden a hacerle sentir fracasado y sin deseos de emprender alguna acción constructiva. Las explicaciones optimistas, en cambio, le hacen más propenso a la acción. Si piensa que un suceso es sólo temporario, usted tratará de hacer algo al respecto y emprender una acción, para hacer de ese suceso algo temporario. Es lo que llamamos "profecía de auto-cumplimiento". 


Las personas pesimistas tienen una ventaja: ven la realidad con mayor precisión. Es la mejor actitud a adoptar si usted está enfrentando algo riesgoso o peligroso. Pero sea cuidadoso, ya que una de las peores cosas del pesimismo es que causa depresión. Más precisamente, el pesimismo prepara las condiciones para que la depresión ocurra. Una mala coyuntura puede hundir al pesimista en un pozo. Debido a que la depresión no es un mal menor y cuesta muchas vidas por año en diferentes países, el pesimismo tiene peligrosos "efectos colaterales". Una buena frase para la lápida del pesimista es "Si, pero yo veía la realidad con mayor precisión" 


La buena noticia, es que los pesimistas pueden aprender a ser optimistas. Pueden aprender a ver los aspectos positivos de los hechos, ser más específicos acerca de sus efectos, aprender a no cargar con toda la culpa y a valorar lo bueno que hacen. Todo lo que se necesita es buena práctica. El optimismo es simplemente una manera de pensar acerca de lo bueno y lo malo, una habilidad cognitiva que cualquiera puede adquirir.


Entonces... ¿qué sucedió con esa antigua batalla? ¿Como está el vaso... medio lleno o medio vacío? Nuestra mejor respuesta es: de ambas maneras, medio lleno y medio vacío; pero usted estará mucho mejor si piensa que está medio-lleno! 


A partir de ahora le proponemos subirse a ese "todo terreno" que es el optimismo e ir pasando sus "marchas"; para salir a recorrer la vida con más seguridad y sabiendo que se está preparado. 
Club de la Efectividad
Con los artículos de esta Revista te ayudaremos a lograrlo.

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