sábado, 11 de junio de 2011

Fluye como el río

El viaje del agua al correr a la tierra puede ser un espejo de nuestros propios pasos por la vida. El agua empieza su residencia en la tierra al caer de las nubes o derretirse del hielo y pasar a formar parte de un riachuelo o de un arroyo.
 
De al misma manera, venimos al mundo e iniciamos nuestras vidas en la tierra. Como un río que fluye dentro de los confines de sus bancos, traemos ciertas características que rigen nuestra identidad. Nacemos en un lugar y tiempo específicos, dentro de una familia específica y con ciertos dones y retos. Dentro de estos parámetros, nos vemos a través de la vida, encontrando recodos, vueltas y obstáculos a lo largo del camino, igual que los ríos.
 
El agua es la gran maestra que nos muestra como movernos por el mundo con gracias, sencillez, determinación y humildad.
 
Parece que el agua tiene el gran poder de calmarnos. No importa el humor o el temperamento, encontrarás el descanso a la vista de un cuerpo de agua.

Es costumbre en toda casa hindú ofrecer al que llega un vaso de agua antes que nada. Es la manera en que se hace sentir fresco al otro.
 Como cuando un río cae en una cascada, gana energía y continua su movimiento, así encontramos nuestras propias caídas y aun seguimos moviéndonos.
 El agua puede inspirarnos para no quedarnos rígidos por el miedo o amarrarnos a lo que nos es familiar.
 El agua es brava y no desperdicia el tiempo atándose al pasado, si no que sigue delante sin voltear atrás. Al mismo tiempo, cuando hay un hueco que llenar, el agua no huye de el por miedo a la oscuridad; en vez, el agua humilde y bravamente rellena el espacio vacío.
 De la misma manera, podemos voltear a los momentos oscuros de nuestra vida en lugar de escapar de ellos.
 Eventualmente, un río se vacía en el mar. El agua no se detiene para unirse a un cuerpo mayor, ni teme una perdida de identidad o de control.
Graciosamente y humildemente se une a la bastedad y aporta su energía sin poner resistencia.
 Cada vez que salimos de nuestros egos para ser parte de algo mayor, podemos poner lo mejor de nosotros para seguir la guía del río.
 
Y así también presérvate a ti y a otros mientras evolucionas continuamente.

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