domingo, 12 de junio de 2011

Palabras que duelen

¿Me entiendes? ¿Pero qué tienes en la cabeza? ¡No sirves para nada! Frases sueltas que pueden irritarnos con sólo ser pronunciadas. Expresiones que tienen un peso psicológico enorme y que dicen mucho más de lo que sus palabras significan. Otras formas de reprender, criticar, insultar, subestimar. En definitiva: de ejercer la violencia verbal  y emocional.
Porque para herir no es necesario dejar huellas en la piel. Es más, se puede ser sutil, hasta "inteligente". Por eso aprender a responder a este tipo de agresiones es una forma de aprender a  protegerse pero también de aprender a quererse. ¿Cómo saber si eres una víctima? Basta que sientas que te han hablado mal, que han buscado lastimarte.
Es que muy a menudo, la violencia verbal  forma parte de una rutina y toma la forma de lo que parecen ser simples comentarios, consejos, descripciones, reclamos... Incluso, en muchas ocasiones, no es posible darse cuenta de que ha ocurrido un ataque y la víctima termina acusándose a sí misma por sentirse mal, sin "visualizar" claramente la agresión y sin poder defenderse.
Por eso, aquí van cuatro reglas básicas para ejercitar una autodefensa verbal:
- Aprender a reconocer situaciones de riesgo resulta esencial para organizar una defensa.
- Identificar  las armas, la intensidad y los talentos del atacante.
- Conocer qué defensa corresponde a ese ataque: Debe ser la respuesta justa y eficaz, en el nivel de intensidad apropiado. Y si se conoce ese ataque como la antesala de una agresión aún mayor, conviene pedir ayuda o a personas de confianza o directamente a profesionales.
- Y animarse a seguir la discusión. Entrenarse es saber cómo actuar en ese momento pero también cómo continuarla después.
¿Cuáles son las frases que más te irritan?

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