miércoles, 29 de junio de 2011

El Principio de Indeterminación

A principios del siglo pasado, Werner Heisenberg al estudiar el mundo de las partículas subatómicas encontró un resultado sorprendente. Mientras más trataba de medir la velocidad y posición de una partícula, más imprecisa se volvía la medición. La partícula está en una posición determinada, pero si se le quiere observar, aparece en otra parte. El sólo hecho de observarla, la hace cambiar. Lo estoy explicando en términos simples, naturalmente. Concluyó Heisenberg que es imposible para nosotros determinar exactamente la ubicación de una partícula, dado que al intentar observarla y medirla, ésta se modifica. Es lo llamó el Principio de Indeterminación, formulado en 1927.
No fue fácil aceptar esto, ya que el mundo nos parece muy preciso y fácil de observar. No nos damos cuenta que al querer precisarlo, lo estamos transformando por ese sólo hecho.
Puede ser interesante hacer una relación con las personas que “conocemos” todos los días. Mientras más tratamos de profundizar en ellas, más modifican sus comportamientos. Una persona no se comporta igual si se siente observada. Incluso, su manera de expresarse es diferente en la casa, en su lugar de trabajo o en la calle, sólo o en medio de un grupo.
Si te interesa comunicarte de manera productiva con los demás, los necesitas conocer más profundamente. No des por supuesto que esa persona con quien compartes tantos años la has terminado de conocer, porque es un ser en cambio y transformación, que modifica sus comportamientos y pensamientos según las experiencias que va teniendo y mientras más crees conocerle, menos observas sus novedades y modificaciones. Y ten en cuenta que si intentas indagarlo muy profundamente, la otra persona modificará su comportamiento y no se “verá” igual que cuando no se siente tan observada. Esto complica la posibilidad de conocer realmente a alguien, sin embargo, es precisamente lo que da atractivo a la vida.
Disfrutamos de las sorpresas y somos curiosos por naturaleza. Tu vida puede ser más atractiva si te sorprendes cada día con las personas que te rodean. Siempre son diferentes y siempre podrás descubrir algo nuevo en ellas. No hay tedio ni aburrimiento con esta actitud de investigador y observador. Y esto te permitirá comunicarte mejor y comprender mejor a los demás, con lo que mejoran las relaciones humanas y las oportunidades de compartir.
Si le pones una “etiqueta” o “rótulo” a una persona, estás limitándote a ti mismo en tu capacidad de descubrir que el otro es un ser mucho más complejo. No se comporta como una fotografía, sino más bien como una película, cuyo guión se modifica cada día. Las personas son mucho más variables y sorprendentes que ser de tal signo astrológico, índigos, de tal profesión, de determinadas cualidades o defectos, visuales o auditivos, etc. 
Prepárate de todas maneras para lo inesperado. Espera lo inesperado, porque las personas parecen comportarse como las partículas. Hay una indeterminación de saber exactamente qué es lo que quieren y adonde van. ¡Ese es su encanto!

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