La película está basada en la gran novela del mismo nombre de H.G. Wells. Herbert George Wells nació en 1866 en Bromley, Kent, Inglaterra. Su carrera como autor puede haber sido ocasionada por un hecho fortuito que le sucedió cuando era niño. Tuvo un accidente y se rompió una pierna, dedicando toda su obligada convalecencia a leer cualquier libro que caía en sus manos. Después, Wells ganó una beca y completó su educación en la Escuela Normal de Ciencias en Londres. (¡Quebrarse una pierna puede no ser tan malo, depende de la actitud que se tome!). Allí estableció amistad con el famoso biólogo Thomas Huxley, quien le acogió bajo su ala, dedicándose con posterioridad a la enseñanza.
En sus escritos trataba siempre de aportar datos científicos exactos, aunque con una gran visión de futuro. Parece ser que su contemporáneo francés Julio Verne fue uno de sus máximos detractores, acusándose mutuamente de engañar a los lectores por sus delirios futuristas.
¿Por qué no puedo alterar el pasado? Es la gran pregunta no sólo de H. G. Wells sino de muchos investigadores. En la historia, el protagonista piensa que en el futuro habrá un mayor conocimiento y sabiduría. Decide pues viajar a ese futuro para buscar la respuestas a la pregunta. La encuentra en un tiempo lejano. No le daré la respuesta, estimado lector, para que disfrute la película. O el libro, que en todo caso es mucho mejor.
Puede ser discutible si podemos o no alterar nuestro pasado. Imagine que puede viajar atrás en el tiempo. Sin duda, le gustaría cambiar muchas decisiones tomadas, las que con el conocimiento y experiencia de ahora habría hecho diferente. Pero si altera el pasado, se cambia toda una cadena de acontecimientos (una paradoja en el tiempo, como se plantea en otra película: “Volver al Futuro”). Incluso, hasta usted mismo podría no existir y por lo tanto, nada sacaría con “mejorar” su pasado.
¿Es inalterable entonces la línea del tiempo? Le tengo una sorpresa:¡usted puede alterar su pasado y por lo tanto el futuro, y siempre con muy buenos resultados! Efectivamente, el hoy, el presente, es el pasado del mañana. Y según lo que hoy haga, según las decisiones que ahora tome, dependerá su futuro. Cuando el mañana sea presente, usted será consciente de haber cambiado favorablemente su pasado (el hoy de ahora).
¿Cómo se hace? Frente a situaciones o decisiones importantes, no proceda impulsivamente. Tómese unos minutos y visualícese tomando diversas alternativas y construya mentalmente las consecuencias de cada una de ellas. Reflexione los pro y los contras de todas esas opciones. Finalmente elija una. Elija la que tenga más aspectos a favor que en contra. Ninguna habrá que le dé una total seguridad de éxito o que todo resulte bien. Esto no existe. Pero sí habrá alguna que le ofrezca las mejores posibilidades.
Luego, tome esta alternativa y construya una película mental. Imagine realizando esta alternativa elegida, Véase actuando con seguridad y confianza en sí mismo, enfrentando todos los obstáculos con sabiduría y tranquilidad. ¡Usted es el primer actor de esta historia!: véase perseverante, seguro, humilde pero tenaz, inteligente, creativo, etc.
En unas horas o días después, cuando realmente tome esa opción, su poderosa mente interior le guiará a realizar todo lo mejor posible. Construye de esta forma su futuro (el presente de mañana) de forma exitosa y favorable para usted (y ojalá para todos los que le rodean). Mañana, cuando mire hacia atrás en el tiempo, descubrirá que usted pudo alterar su pasado para conseguir mejores frutos en su presente.
¡¡¡ POWER... EXTRAORDINARIAMENTE NOSTALGICO Y MELANCOLICO !!!
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