miércoles, 13 de julio de 2011

Una fórmula para ser un jefe optimista

Existen jefes que suelen ver el vaso medio lleno siempre; existen otros que suelen centrarse en la parte media vacía. En mi experiencia, he notado que influyen más en sus equipos de trabajo los jefes optimistas que los pesimistas. Descubre una estrategia para habituarte a ver el vaso medio lleno.
La psicóloga Susan Vaughan establece que el optimismo es una habilidad que puede ser aprendida. Y yo digo que esta habilidad te puede ayudar mucho a tu automotivación. Te invito a que reflexiones estas líneas, te autoanalices e identifiques lo que necesitas cambiar.
Los jefes pesimistas ven sus éxitos como una fortuna pasajera, se restan protagonismo y achacan los resultados a causas externas. Veamos este ejemplo: supongamos que, a pesar de la crisis, estás cerrando el año con resultados aceptables en comparación con el resto de los otros ejecutivos.
El jefe pesimista se dice a sí mismo: “aunque este año nos fue bien dudo que el próximo  se vuelva a repetir este cierre, todo fue producto de la suerte, de no haber sido porque el gobierno proporcionó préstamos a bajos intereses los clientes no nos hubieran comprado”.
Los jefes pesimistas ven sus fracasos como algo generalizado y  se perciben a sí mismos como protagonistas del mismo.
Se dice para sus adentros: “todos los años es lo mismo,  no llegamos a los resultados, en realidad soy un incompetente en este puesto”.
Por otra parte, los jefes optimistas ven sus éxitos como algo usual, permanente y fruto de su talento personal.
Tomando el mismo caso, el jefe optimista pensaría al llegar al nivel aceptable de ventas: “yo creo que el siguiente año podremos también tener  un cierre aceptable; si implemento el sistema de seguimiento diario de productividad individual que estoy diseñando seguro que tendremos mejores resultados”.
Los jefes optimistas ven sus fracasos como algo específico, temporal y externo pero sobre lo que puede influir.
Bajo el ejemplo que hemos estado manejando, el jefe optimista pensaría: “Este año no pudimos llegar a los resultados con los clientes actuales que tenemos, la crisis nos pegó fuerte. Pero el siguiente, haciendo buenas ofertas e incrementando la frecuencia de la publicidad, seguro que se logran mejores resultados”.
De la lectura de este post se desprende entonces la estrategia que te permitirá ser un jefe optimista y automotivado: ante los éxitos considéralo para ti mismo como algo usual o normal, repetible o permanente y fruto de tu propia competencia.
Y ante los fracasos, considéralos en su justa proporción: como algo aislado, temporal y por causas externas que pueden ser influidas por tu propio talento, creatividad e inteligencia.
Se tenaz y perseverante al aplicar estas fórmulas hasta que las incorpores como un hábito natural en tí. Los beneficios de ello es que te sentirás mejor contigo mismo, tendrás una sensación más fuerte de control sobre tu ambiente  y lo proyectarás hacia tu equipo de trabajo.

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