jueves, 22 de diciembre de 2011

La crítica y el elogio

"Cuando lanzamos una crítica tenemos que entender que la mente de las personas es como una caja fuerte. Se abre -es decir, escucha- cuando sabemos la combinación y la usamos con paciencia y delicadeza. Si golpeamos la caja con un martillo, a lo bestia, posiblemente dañemos el mecanismo y nunca más se podrá abrir." (David Fischan).

Muchas veces creemos si nos pasamos elogiando alguna persona que nos interesa, lograremos su atención, cariño o el comportamiento deseado, y nos damos con la ingrata sorpresa que no funciona. Podemos aplicarlo a nuestros hijos para lograr un "buen comportamiento" (pero sólo para nosotros), a nuestra misma pareja creyendo que con elogios a cada momento lograremos su amor o cariño, así también como con nuestro jefe para así lograr su consideración. Pero, ¿por qué falla, si no se supone que a todo nos gusta ser elogiados?
Cuando sorprendemos alguna persona o colaborador con un error, inmediatamente recurrimos a la critica destructiva, es decir nuestra intención es producir dolor sin necesidad de castigo físico, y la mejor manera es atacar su "ser" o su persona. Claro que eso no es premeditado necesariamente, pero más es producto de nuestro gran dolor que sentimos, es que nos enseñaron que el dolor es el mejor método para no repetir una conducta deseada.
Emerson decía: "Me gritas tan fuerte que no puedo escucharte", y yo te diría: "Me criticas tanto, que hasta ahora me quema ese dolor, y lo peor es, que cada vez que hago algo nuevo, más estoy cuidando esa herida, y ya no pongo la atención o la concentración adecuada al momento".

"(...) Un elogio inadecuado puede ser tan perjudicial para la autoestima como una crítica inadecuada. Un elogio excesivo y grandilocuente tiende a ser abrumador y provoca ansiedad por que el niño sabe que no concuerda con su percepción del mismo (un problema que se evita con las descripciones de conducta, unidas a expresiones de aprecio). (...) Por lo que respecta a la crítica tiene que ir dirigido solo a la conducta del niño y nunca a éste"

Es decir, nuestro elogio o crítica tiene que ir de la mano con la verdad, como todo en la vida, lo contrario no funciona. Ambos tienen que ir enfocados en la descripción de la conducta y no de la persona o su ser.

Dejando expresar a tu yo niño (de 6 a 10 respuestas por cada caso) frente a un espejo a tu yo adulto, con respecto a estos puntos contesta a los siguiente troncos de oración:

Con respecto a la crítica, si me tratara como me trataron mis padres o tutores entonces:
... Contestar ...

Con respecto al elogio, si me tratara como me trataron mis padres o tutores entonces:

No hay comentarios:

Publicar un comentario