jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Qué es lo que realmente quieres?

Las instituciones públicas se proveen de bienes y servicios por medio de la contratación administrativa, la cual procura que se utilicen en forma adecuada y transparente los fondos públicos. El cartel o pliego de condiciones constituye parte importante del proceso de contratación, pues éste debe definir claramente el objeto o servicio que se va a adquirir, detallando las características propias del bien y las condiciones o términos en que se desea negociar.
Supongamos que el cartel sólo indicara que se desean adquirir escritorios. Indudablemente surgirán numerosas dudas por parte de los potenciales oferentes, tales como: ¿cuántos?, ¿de qué dimensiones?, ¿color?, ¿tipo de material requerido?, ¿plazo de entrega?, ¿se debe presentar muestra?, ¿se dispone de recursos presupuestarios?, ¿qué se necesita para poder participar?, entre otra gama de posibles interrogantes.
¿Qué sucedería si la institución contratante no indica claramente en el pliego de condiciones qué es lo quiere comprar? Se malograrían los recursos disponibles, perderían su valioso tiempo, llevando al traste el procedimiento empleado, con el subsecuente peligro de que se adquiera algo que no podrá ser utilizado.
Lo mismo sucede con las personas que no se fijan objetivos claros: malogran los talentos y habilidades de que fueron dotados, malgastando el tiempo otorgado y llevando al traste sus vidas.
No se trata simplemente de decir "quiero ser pintor", porque pintor puede ser un individuo que llega a realizar grandes obras de arte, como aquel otro que se encarga de aplicar pintura en las estructuras físicas de los edificios. ¿Cuál tipo de pintor pretendes ser, concretamente hablando?
No se trata de decir “quiero ser feliz”, “quiero tener más dinero” o “quiero alcanzar la fama”, esto es secundario. Lo importante es cómo puedo lograrlo. 
Debes creer en tu objetivo, tenerlo presente todos los días, luchar por él. Pero, ante todo, debes formularlo muy bien. 
Un objetivo fijado adecuadamente será tu fuente de inspiración, será la fuerza que te hará romper cualquier potencial atadura. Se constituirá en tu “musa”, como bien lo expresan los poetas. 
Cuando logres determinar un objetivo, ingresarás en un mundo inimaginable, en el que tus dones particulares adquieren fuerza hasta concretar lo soñado.
Ya Aristóteles, cientos de años antes de Cristo, nos legaba una gran enseñanza sobre la importancia de los objetivos: “Todo hombre tiene una meta: éxito o felicidad. La única forma de alcanzar el éxito verdadero es embarcarse totalmente en el servicio a la sociedad. Primero, tener un ideal definido, claro y práctico: una meta, un objetivo. Segundo, contar con los medios necesarios para llegar a nuestros fines: conocimientos, dinero, materiales y métodos. Tercero, ajustar los medios a ese fin”.
Define, pues, tus verdaderos objetivos. Entrégate con pasión a ellos. El sacrificio poco importará, si realmente son los adecuados.

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