viernes, 1 de junio de 2012

¿Líder por mérito o por asignación?


Aprende a asignar líderes y a identificar liderazgos “informales” en tu empresa. ¡Trabaja con ellos para que su influencia sea positiva!
Vieja es la discusión sobre si el líder nace o se hace. Lo cierto es que hay ciertos talentos innatos que, como todo, si no se usan se oxidan y hay otras habilidades que requieren trabajo, esfuerzo y dedicación para ser desarrolladas, construidas y conservadas. Al final es cuestión de hábitos, de constancia y perseverancia

Sin embargo, el rol del líder frente a un grupo puede ser determinante en el destino de éste. Existen diversas formas y modos de acceder y ejercer el liderazgo; tenemos desde líderes informales y de facto hasta verdaderos guías de empresas y organizaciones cuya influencia formal e informal trasciende más allá de su propio entorno.

En un escenario más cotidiano, a diario nos topamos en nuestras organizaciones con distintos tipos de liderazgo; todos con cierto nivel de influencia positiva o negativa para nuestras empresas. La habilidad de un buen líder consiste en capitalizar estas influencias y poderes que se presentan en su empresa y canalizarlas hacia resultados positivos.

El emprendedor o empresario que dirige su negocio, ejerce de por sí un liderazgo, que independientemente de ser o no carismático, suele ser reconocido por ser el creador de la empresa y por lo tanto la fuente de empleo. El verdadero reto es cuando decide delegar parte de ese liderazgo organizacional a otros miembros de la empresa para poder seguir creciendo.

Es importante detectar los liderazgos de facto, o de “pasillo”, y trabajar con ellos para que su influencia informal sea positiva o al menos neutralizarlos cuando el impacto pudiera llegar a ser negativo. También, al momento de asignar responsabilidades a colaboradores, ya sea haciéndolos directores, gerentes o coordinadores, debemos de estar claros del efecto que esto causará en la empresa.

Los líderes por encargo o asignación tienen el doble reto de generar resultados y convencer al mismo tiempo a sus equipos de trabajo sobre sus capacidades y méritos para ocupar el puesto en que se encuentran y lograr así su cooperación. En este punto hablamos no sólo de subalternos, sino también de pares e incluso superiores con los que se debe de interactuar.

El liderazgo empresarial no se basa tan sólo en carisma y habilidad de influencia, tampoco basta un nombramiento o puesto, sino que debe estar sustentado en el mérito y capacidades personales y reunir otra serie de objetivos y valores para poder realmente integrar a un equipo y coordinar los logros y alcances esperados.

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