domingo, 24 de junio de 2012

Lo que TENGO QUE hacer y ser…


Según avanzamos en la vida nos enfrentamos a nuevas cosas que se espera de nosotras… vernos flacas, bonitas, jóvenes, aceptar infidelidades, callarnos cuando quisiéramos gritar, casarnos y mucho más…
¿Por qué las aceptamos como tal? ¿Por qué decimos “tengo que…” cuando no son cosas que libremente escogimos?
Eres mujer, eres sobradamente capaz de libremente escoger aquello que debas hacer y ser, hazlo.
Siempre nos estamos comunicando con los demás, para ello utilizamos tanto el lenguaje oral como el lenguaje físico.
El lenguaje con el que nos comunicamos tiene un gran poder sobre nuestras acciones y resultados. Puede lograr que cambiemos el mundo a uno mejor, o igualmente hacernos caer en trampas y situaciones que sería mejor evitar.
Una de las trampas de nuestro lenguaje cotidiano es la de hacernos sentir en la obligación impuesta por el famoso “tengo que”. Las frases que empiezan así, que no son pocas, inconscientemente se nos convierten en “imposiciones” que sentimos en nuestras vidas.
“Tengo que…”
No preguntamos si estamos o no a gusto con eso, simplemente respondemos “tengo que”. Y las mujeres tenemos una lista inalcanzable de “tengo que” pues la sociedad nos la impone y nosotras creemos que NO podemos rechazarla y la tomamos, empeñando la felicidad personal.

Lista de “tengo que…”

·         Tengo que estar flaca y delgada…
·         Tengo que estar bonita y sexy…
·         Tengo que verme joven…
·         Tengo que gustarle a todos sus amigos…
·         Tengo que aceptar sus infidelidades…
·         Tengo que callarme la boca si no quiero que se enfade…
·         Tengo que superarme…
·         Tengo que eliminar la celulitis…
·         Tengo que lucir bien…
·         Tengo que casarme…
·         Tengo que conseguir una pareja…. ¿Cuántos tengo que tienes en tu vida?
Hablo de esas obligaciones morales que el mundo establece para cada edad productiva de la mujer. De los 20 a los 30 es estudiar, triunfar en la carrera, alcanzar puestos ejecutivos. De los 30 a los 40 haber formalizado una familia, tener hijos, dividirnos entre el trabajo y el hogar. Y así sucesivamente…
Situaciones que muchas cumplen al pie de la letra pero no son consecuencias de una elección responsable. Sino más bien para no pagar precios emocionales, los dedos acusadores de una sociedad que exige y pretende.
No es bueno tanto “tengo que…”
Vivir bajo este esquema de responsabilidades autoimpuestas debilita las energías y proyectos de cualquiera; y también los boicotea, pues inconscientemente cometemos descuidos para no llegar hacia nos dirigimos.
¿Qué crees que pasaría si evaluaras uno por uno esos “tengo que” y en lugar de vivirlos como que no puedes hacer otra cosa, buscaras nuevas respuestas? Tal vez algunos de ellos se pueden convertir en una verdadera elección, por ejemplo en lugar “tengo que conseguir pareja” podría transformarse en “elijo estar abierta a una relación de pareja”, y tal vez otros se podrían desechar. Pero ¿qué pasaría contigo? Vivirías una vida mucho más alivianada, libre, y satisfecha.
Libérate de los “tengo que”…
Si te liberas de las imposiciones del “tengo que”, observarías que cada cosa que haces, la generas desde tus propias elecciones, y no siguiendo la voz de los otros.
Superar estas trampas del lenguaje pueden cambiar tu forma de comunicarte y relacionarte contigo misma y con los otros.

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