sábado, 2 de junio de 2012

LO QUE DAMOS A QUIENES NOS RODEAN REGRESA A NOSOTROS...!!!


Había una vez un hombre...  Su nombre era Fleming, un agricultor pobre de Inglaterra. Un día, mientras trataba de  ganarse la vida para su familia, escucho a alguien pidiendo ayuda desde un pantano cercano.

Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano.
 Ahí, enterrado hasta la cintura en el lodo negro, yacía un niño aterrorizado, gritando y luchando, tratando de liberarse del lodo.

El agricultor Fleming salvo al niño de lo que pudo ser una muerte lenta y terrible.

El próximo día, un carruaje muy pomposo llego hasta los predios del agricultor. Un noble ingles, elegantemente vestido, se bajo del vehículo y se presento a si mismo como el padre del niño que Fleming había salvado.


"Yo quiero recompensarlo," dijo el noble ingles, "Usted salvo la vida de mi hijo." "No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice.", respondió el agricultor ingles, rechazando la oferta.

En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia.
Es ese su hijo?" pregunto el noble ingles. "Si," respondió el agricultor lleno de orgullo.
"Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle una buena educación. Si el es parecido a su padre crecerá hasta convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso. El agricultor acepto.


Con el paso del tiempo, el hijo de  Fleming el agricultor se graduó de la Escuela de Medicina de St. Mary's Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina. Algunos años después, el hijo del noble  ingles, enfermo de pulmonía.

Que lo salvo? : La Penicilina...!!! El nombre del noble ingles? : Randolph Churchill.

El nombre de su hijo? : Sir Winston Churchill...!!! (Primer ministro de Inglaterra...)

Alguien dijo una vez: Siempre recibimos a cambio lo mismo que ofrecemos.
 
Trabaja como si no necesitaras el dinero.
Ama como si nunca te hubieran herido.
Baila como si nadie te estuviera mirando.

Envía esta historia a todo el que consideres tu amigo Y  alégrale el día. Nada ocurrirá si decides no enviarlo y lo único que ocurrirá si lo envías es que alguien podría sonreír.

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