viernes, 10 de febrero de 2012

Contacto con el Mandala

Hace un tiempo me encontraba sumergida en una crisis laboral, sentimental y emocional de la cual me resultaba difícil emerger. No encontraba la forma de solucionar los inconvenientes que padecía en ese momento.
Como soy una persona inquieta, no aceptaba que la depresión y la ansiedad se apoderaran de mi vida. Así que pintaba de manera compulsiva.
Sin saber porque, comencé a dibujar y pintar círculos. Grandes, pequeños, de distintos colores, con símbolos que muchas veces eran indescifrables para mí. Dejaba fluir todo lo que me llegaba. Esto me hacía sentir bien. Lo que me ocurría era algo incontrolable y difícil de explicar.
Una vez finalizada la pintura, observaba la estética de la obra y mientras lo hacia me invadía un estado de serenidad, bienestar y armonía, que nunca antes había experimentado. Realmente no podía comprender porque sentía estas sensaciones de reacomodamiento y alineación mientras observaba los círculos.
Por aquel entonces mi mejor amiga regresaba de un viaje por oriente. Le comente mi experiencia con los círculos, y los notables cambios que había experimentado.
Ella rápidamente quiso ver de que se trataba. Al ver las pinturas, me dijo que estaba pintando Mandalas.
¿Qué es un Mandala?
Le pregunté. Mi amiga me explicó que Mandala significa”círculo” en sánscrito. Esta palabra es también conocida como rueda y totalidad. Más allá de su definición como palabra, desde el punto de vista espiritual es un centro energético de equilibrio y purificación que ayuda a transformar el entorno y la mente.
Desde aquel día y hasta hoy mis experiencias con los Mandalas se han incrementado. Mis constantes investigaciones me han llevado a contactar con verdaderos estudiosos y conocedores de esta ancestral disciplina.
Los Mandalas son utilizados desde tiempos remotos. Tienen su origen en la India y se propagaron en las culturas orientales, en las indígenas de América y en los aborígenes de Australia.
En la cultura occidental, fue Carl G. Jung, quien los utilizó en terapias con el objetivo de alcanzar la búsqueda de individualidad en los seres humanos. Jung solía interpretar sus sueños dibujando un Mandala diariamente, en esta actividad descubrió la relación que éstos tenían con su centro y a partir de allí elaboró una teoría sobre la estructura de la psiquis humana.
Los Mandalas también son definidos como un psicodiagrama cosmológico que puede ser utilizado para la meditación. Consiste en una serie de formas geométricas concéntricas organizadas en diversos niveles visuales. Las formas básicas más utilizadas son: círculos, triángulos, cuadrados y rectángulos.
Según la Psicología, el Mandala representa al ser humano. Interactuar con ellos ayuda a curar la fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar la creatividad y a reconectarse con la esencia. Abre puertas hasta ahora desconocidas y hace que brote la sabiduría interior.
El trabajo de meditación con Mandalas puede consistir tanto en la observación como en los dibujo de éstos.
En mis talleres de Mandalas, mis alumnas (varias de ellas profesionales, médicas y empresarias con un alto grado de stress), han logrado enormes beneficios a través de esta técnica milenaria, obteniendo serenidad, confianza, seguridad, aun en medio de diferentes situaciones conflictivas.
El dibujo de Mandalas, puede realizarlo cualquier persona, sin importar su edad o religión. Es una práctica sencilla que redundará en beneficios personales y en la consecución del equilibrio interno, ya que logra penetrar en las capas mas profundas del individuo dejando aflorar lo que muchas veces no logra verbalizar.

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