viernes, 24 de febrero de 2012

ES BUENO DECIDIR QUE HACER CON EL LIBRE ALBEDRIO

Al prever los acontecimientos, viene la decisión de optar. Esto es "libre albedrío". Sin embargo, éste es relativo, puesto que existe una programación exterior que determina en cierto modo esas decisiones. Y esta programación depende de nuestro desarrollo general y del buen uso de la imaginación para modificar los programas.
Como seres humanos, pertenecientes a un sistema de vida no creado por nosotros, también estamos predeterminados y nuestra opciones son limitadas por el Plan de Vida común y por la comprensión que tengamos de los Principios Universales o Leyes de la Creación.
El número de opciones que tengamos al decidir, dependerá el conocimiento de ese Plan General de Vida, del dominio de nosotros mismos y de nuestra capacidad para ver las alternativas mediante la imaginación.
Una actitud de observación de sí mismo da la seguridad necesaria para avanzar al ritmo adecuado. Tener cierta reglas de conducta, ayuda a no perder tiempo en la duda.
Las grandes decisiones son importantes, porque le dan una dirección a nuestra vida. Lo correcto es que sean debidamente estudiadas y meditadas, ya que por lo general no tienen retroceso.
En la vida no podemos tener todo lo que deseamos en algún momento. Algunas opciones sólo son asunto de esperar un lapso, pero hay algunas que implican sacrificios definitivos de las demás opciones. Por ejemplo, algunas religiones exigen renunciamiento aciertas experiencias, el sacerdocio, el matrimonio, los hijos, etc. Son decisiones que implican sacrificios definitivos. Para estas situaciones lo más recomendable es esperar a que la necesidad interna sea tal que el llamado sacrificio sea una alternativa feliz, porque ya se conoce y disfrutan las experiencias de las cuales se prescindirá.
Hay decisiones de importancia, como la elección de una profesión, que implica un gasto económico y de tiempo. Por tanto, también deben ser meditadas y bien programadas.
Pero antes de ir a la técnicas mismas, debemos tener claro que: el conocimiento cabal de la situación, la despersonalización (es decir, yo decido como si no fuera para mí) y los principios de vida sólidos, son los que hace posible que las decisiones sean acertadas en la mayoría de los casos.

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