jueves, 25 de agosto de 2011

El resentimiento

Odiar a la gente es como quemar la casa para deshacerse de una rata. Harry Emerson.

El resentimiento es un juego miserable que jugamos con nosotros mismos y con otros. Es el precio que pagamos por no mirar la vida de los demás de manera honesta, compasiva realista y dispuesta a perdonar. Es un juego que tiene amargas consecuencias.

El resentimiento es ira dirigida hacia los demás. Nos enojamos con los demás por algo que debieran haber hecho o no debieran haber hecho. Se acumula al cabo del tiempo. Nuestro castigo empeora cada vez que vuelve a suceder.

Aparece el miedo. Comenzamos a tener miedo de situaciones en las cuales la gente puede fracasar con respecto a nuestras expectativa personales. Hay gente que queda paralizada por el resentimiento, por miedo de hacer algo y volver a "explotar" otra vez.

Este ciclo de energía negativa -de nosotros a otros- puede tener efecto devastadores. Envenena relaciones inhibe el crecimiento, sofoca la expansión. Duele. .Pone una enorme tensión en la mente, las emociones y el cuerpo. Con el tiempo puede matar.

Tal vez lo más trágico del resentimiento es que es completa, total y absolutamente innecesario.
El resentimiento y la culpa son el mismo proceso. La diferencia es que, con la culpa, somos nosotros los que no cumplimos con nuestra imagen de cómo nosotros deberíamos ser, y con el resentimiento es otra gente la que no cumple con nuestra imagen de cómo ellos deberían ser.-

Las imágenes son nuestras. La ira es nuestra. Somos juez, jurado y verdugo. Con la culpa, la sentencia es en contra de los demás. (En todo lo que vamos a decir sobre resentimiento, cuando hablamos de gente también nos referimos a cosas -autos, equipos de sonido, el tiempo, la naturaleza, la comida, los comerciales de televisión. Con el fin de ser más claros nos referiremos a gente solamente. Por favor agregue "y cosas" en los momentos oportunos.)

Cuando resentimos a los demás, estamos protegiendo nuestra imagen de cómo deberían. Basados en los resultados, la imagen es falsa. Pero protegemos la imagen porque, después de todo, es más fácil proteger nuestra imagen y resentir a los que no están cumpliendo con ella, que cambiar nuestra imagen.

Tenemos mucho invertido en nuestra imagen de cómo se deben comportar los demás. Hemos heredado el plan básico de nuestros padres y maestros. Luego pasamos años enteros refinándola. Ahora que todas las variables están ubicadas, ¿por qué tenemos que cambiarla, simplemente porque hay gente desconsiderada que nos e molesta en cumplir con ella?

El problema es, por supuesto, la ira. Casi invariablemente nos hiere más a nosotros que a la gente contra quien la sentimos. Desde el punto de vista cardiovascular, la emoción más peligrosa y que más nos daña es la ira. Y también es una de las emociones más desagradables.

Extractado de "No se puede dar el lujo de tener un pensamiento negativo", John Roger & Peter McWilliams.

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