lunes, 15 de agosto de 2011

Ser proactivo

Existen varias teorías que pretenden explicar la naturaleza de la especie llamada Humana. Como falta mucho tiempo para llegar a descubrir la verdadera naturaleza o forjar una teoría que satisfaga a todos, por el momento nos podemos quedar con el hecho de que existe, simplemente existe, y trabajamos en esa existencia.
Reconocemos que el Ser Humano tiene dones privilegiados como son: la autoconciencia, imaginación, conciencia moral y voluntad independiente o facultad de elegir. Ahora la gran pregunta: ¿realmente los usamos?
Notamos que la gran mayoría de las personas caen en la rutina diaria, haciendo y pensando todos los días cosas similares, tratan de mantenerse en un trabajo que ya saben hacer, y se van a la comodidad de lo conocido, lo que algunos psicólogos llaman la zona de confort. Y así transitan la mayor parte de su vida, solucionando problemas “urgentes” y lo más curioso, dando el mismo tipo de soluciones al mismo tipo de problemas, a esto se le llama ser reactivo, solo reaccionamos a los estímulos externos a nuestra persona, y así somos controlados por las circunstancias.
Hay que hacer notar que entre el estímulo y la respuesta existe un pequeño lapso de tiempo, en el cual nos podemos detener un poco más, para elegir nuestra respuesta de forma más adecuada a nuestros intereses, y en ese momento empezamos a ser proactivos.
El ser proactivo tiene otras ventajas además de no ser totalmente manejados por el mundo, empezamos a influenciar al mundo, y por tanto cambiar el nuestro anticipándonos a los acontecimientos, provocándolos. Al elegir la respuesta influimos en nuestras circunstancias, si sólo cambiamos una parte de la fórmula, cambiamos la sustancia.
Este cambio requiere un esfuerzo conciente, autodisciplina, hay que cambiar hábitos de respuesta, estar atentos a nuestro actuar; y el darse cuenta de lo que es el hecho y no la interpretación que damos, el premio por este esfuerzo es grande, nuestro círculo de influencia se agranda y el de preocupaciones se reduce.
Siempre habrá circunstancias en las que no podemos influir, como el estado del tiempo. Lo que sí puedo hacer es decidir ser feliz en la lluvia y en el sol brillante.
Recuerdo un antiguo rezo: Dios dame fuerzas para cambiar lo que puedo cambiar, resignación para aceptar lo que no puedo cambiar, y sabiduría para conocer la diferencia.

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