martes, 9 de agosto de 2011

Motivar a la gente desmotivada

Cuando hablamos de gente desmotivada a veces podemos confundir con el término de la insubordinación, que nada tiene que ver.
Una persona insubordinada es aquella que además de estar poco participativa y no colaborar, realiza o impulsa acciones en contra de las instrucciones o normas que recibe de sus superiores.
¿Cómo podemos definir a la persona desmotivada, diferenciándola de la insubordinada? ¿Cuáles son los síntomas que puede presentar?
Pesimismo, retraimiento, absentismo, manifiesto malestar, desinterés, bajo rendimiento, etc., pudiendo clasificarse en externos o internos de la empresa los motivos que lo ocasionan.
Cuando tratábamos del equilibrio entre la vida personal y la familiar, decíamos que si una persona tiene problemas personales o familiares, estos repercutirán en el ambiente laboral. Es evidente que, ante este tipo de problemática, el jefe debe entablar una comunicación con el colaborador, tratando de ayudarle, si es posible, a encontrar una solución, que muy probablemente tan sólo se trate de saber escuchar, ya que ante una escucha activa, en bastantes ocasiones uno mismo puede encontrar la respuesta a la solución a sus problemas.
Si las causas de la desmotivación son internas, tendremos que encontrar las posibles razones en el desarrollo del trabajo del día a día: que su remuneración sea inadecuada, unas malas relaciones con sus compañeros, sobrecarga de trabajo en comparación con otras personas que según su propia opinión van muy tranquilas y están igual de bien remuneradas, que su jefe no le atienda como es debido, etc.
Es importante que a la desmotivación se le haga frente sin demorar el tema, ya que una persona desmotivada puede contaminar el resto del equipo, debido a que al comunicarse con los demás, cosa lógica, transmitirá todas sus tensiones, quejas y percepciones.
Pero si a pesar de nuestros esfuerzos no logramos motivar al colaborador, ¿cuál será el siguiente paso?
Está claro que el círculo de desmotivación cada vez se refuerza más.
Si después de haber intentado reconducir la actitud negativa del colaborador, el resultado es del todo infructuoso, se habrá de pensar en una solución que contemplará el abandono de la empresa. Nada desmotiva más a la gente integrada en un equipo humano que funciona, que ver como alguien que no ha sido capaz de integrarse y mantiene una actitud negativa , sigue prestando unos servicios incompletos y cobra su salario íntegro.
Hasta aquí se ha hablado del colaborador desmotivado, sin embargo antes de pasar adelante recordemos como podemos motivar a los colaboradores con lo que se hace y con lo que se dice.
Con lo que se hace, es decir con la actitud.
Contratando personal mejor que uno mismo, pidiendo disculpas sinceras cuando sea necesario, evitando diferencias, eliminando tiempos perdidos en burocracias, apoyando a los colaboradores ante atropellos que puedan sufrir por parte de otros jefes, montando planes de carreras profesionales, respetando la dignidad de los colaboradores, autoexigiéndose más de lo que se exige a los demás, promocionando y ascendiendo a quien se lo merezca, y tratando con sincera cortesía a los miembros del equipo.
Y con lo que se dice, es decir con la expresión.
Explicando el porqué de todas las cosas, reconociendo las equivocaciones, insistiendo en los aspectos positivos de los demás, hablando siempre bien de ellos, sembrando aprecio mútuo entre las personas del equipo, aclarando instrucciones y órdenes que se den, preguntando a los colaboradores por sus opiniones respecto a los métodos de trabajo, alabando en público a los que lo merezcan por sus propuestas e iniciativas, cumpliendo todas las promesas, y fomentando expectativas.

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