viernes, 13 de abril de 2012

La inteligencia emocional y las emociones

Aunque nos parezca increíble, en muchas ocasiones las respuestas a muchas de las preguntas que nos planteamos no se encuentran en nuestra cabeza sino en nuestro corazón. Es por ello que debemos ser capaces de diferenciar la inteligencia emocional de la intelectual. Nunca prescindiendo de ninguna de ellas, sino sabiendo canalizar adecuadamente ambas.

Diariamente comprobamos que la extraordinaria capacidad intelectual no va de la mano del éxito social. Son muchos los casos de personas con un expediente y consciente impresionante pero que no alcanzan a desarrollar una vida social satisfactoria.

¿A qué se debe este fracaso social?
¿Están acaso reñidas ambas capacidades?
¿Qué provoca que algunas personas alcancen el éxito social con gran facilidad mientras otras son incapaces de enfrentarse al público?
¿Por qué algunos consiguen emerger incluso en las situaciones más adversas y otros por el contrario se hunden ante la primera adversidad?
Con el tiempo se ha ido comprobando que quizá resulta bastante más necesario saber entender nuestros sentimientos y conseguir controlarlos, o saber comprender lo que le preocupa al compañero, que saberse la tabla de multiplicar del 444.
¿Pero qué es lo que realmente se entiende por inteligencia emocional? Se trata sin duda de una parte de la inteligencia social, que nos posibilita para llegar a entender los sentimientos tanto propios como ajenos, y a valernos de ellos para saber cómo debemos actuar.

Quizá para entender mejor este tipo de inteligencia deberíamos saber que son realmente los emociones, a qué nos referimos cuando hablamos de ellas.

Por emociones entendemos todos aquellos impulsos que nos mueven para actuar, es algo prácticamente automático que sucede ante un estímulo externo.

Esto sin duda es muy importante ya que por ejemplo nos ayuda a que cuando nos sentimos acorralados o sentimos miedo la sangre fluya con más fuerza y así los músculos nos permitan huir o golpear más fácilmente.

Estamos bastante más acostumbrados a escuchar hablar sobre la capacidad intelectual, dejando de lado otro tipo de capacidades o inteligencias, como pueden ser: la musical, interpersonal, espacial etc.

Con todo esto lo que queda claro es que no es suficiente tener un exitoso expediente académico para triunfar en esta vida, sino que son necesarios otras tantas aptitudes y capacidades que no aparecen en los libros.

Y que para muchas personas son claves totalmente ocultas a la hora de alcanzar el éxito personal.

Hay que potenciar actitudes que vayan más allá de la simple capacidad intelectual y que potencien la educación afectiva. Ya que la ausencia de educación afectiva puede llegar a acarrear un grave coste social.

Además debemos ser consientes de que los sentimientos tienen una importante utilidad en esta vida y que por lo tanto, hay que saber aprender a leer lo que nos dicen, y utilizar dicho conocimiento en nuestro favor.

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