jueves, 19 de abril de 2012

SALIENDO DE LA ZONA DE CONFORT

Estoy en Miami, contra todas las adversidades, nada apuntaba a que yo pudiera estar en conferencia para blogueras y especialistas en medios sociales y relaciones públicas. El dinero estaba asignado para otra cosa, mi vida sentimental en crisis y mi estado de ánimo fluctuando como si fuera una persona bipolar. Pero aquí estoy y muy contenta de haber tomado el riesgo. He aprendido tantas cosas que es como si alguien hubiera quitado una venda de mis ojos. Estoy lista para comerme ese mundo virtual que esta cambiando para siempre nuestras vidas. Voy con todo y por todo.

Cuando nos aventuramos afuera de nuestra zona de confort el mundo abre un mundo de posibilidades para nosotros. Siempre he dicho que los riesgos siempre tienen dividendos y ahora lo corroboro. De verdad creo que los seres humanos, especialmente nosotras las mujeres, nos ahogamos en un vaso de agua. El miedo nos paraliza y nuestro sistema de creencias avala una realidad que nos limita. El camino de crecimiento personal y espiritual solo es para las personas que están dispuestas a saltar de un precipicio sin saber si saldrán con vida.

El éxito, independientemente de lo que signifique para cada una de nosotras, se encuentra justo una milésima de milímetro afuera de la zona de confort, pero dar ese paso nos cuesta muchas veces hasta la vida. Una vida llena de miedos, de desesperanza, de desilusiones, desengaños, de falta de fe.

No creemos en nosotras mismas, existe una creencia en el colectivo subconsciente de la mujer que nos dice que no somos merecedoras. No en balde, y por poner un ejemplo muy obvio y materialista, existen una minoría de mujeres millonarias. Millones de mujeres siguen esperando al hombre millonario que les de una vida de comodidad sin siquiera abrirse a la posibilidad de que nosotras no lo podemos dar a nosotras mismas.


¿Cómo comenzar a salir de la zona de confort? No hay una varita mágica, ni un atajo. Solo lo tenemos que hacer, quizá comenzando primero con un paso pequeñito, con una cosa simple y luego tomando el riesgo grande jugándote esa “seguridad” ficticia que nos han vendido y que solo va en detrimento de nuestra grandeza como mujeres. Salta, salta si es preciso de un trampolín, hazlo de manera simbólica para mover la energía y luego da el gran salto hacia tu maravillosa luz, hacia tu esencia. No dejemos al mundo sin esa luz femenina que tanto necesita. ¡Toma riesgos hoy y dile adiós a esa incómoda “zona de confort”!

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